Andreu Mas-Colell: “Hay diferencia entre Sánchez y el aznarismo enquistado en el Estado"

BarcelonaAndreu Mas-Colell (Barcelona, 1944) atiende al ARA minutos antes de que el Tribunal de Cuentas confirme la fianza de 5,4 millones de euros para una treintena de ex altos cargos de la Generalitat por la acción exterior entre los años 2011 y 2017. Ahora tienen 15 días para depositarla ante el tribunal.

¿Tiene el dinero o el aval listo?

— Evidentemente no tengo el aval listo. Quedan tres semanas y pueden pasar muchas cosas. No puedo decir que la decisión haya sido una sorpresa, estaba psicológicamente preparado.

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¿En estas últimas 24 horas ha tenido conocimiento de algo más que le haya llamado la atención?

— El proceso es un poco exótico. A los abogados se les da un tocho de quinientas páginas, se les dice que tienen tres horas para prepararse un discurso de 10 minutos y ya los avisan de que no servirá para nada. La falta de lo que los llaman process en este proceso es simplemente alucinante. Es un órgano totalmente extrajudicial. A todos los implicados les han puesto las penalizaciones que sean y se tendrá que depositar este dinero, y no ha pasado un juez por aquí en ninguna parte. No es que tenga una gran fe en los jueces del sistema judicial, pero como mínimo les puede importar más lo que digan los otros jueces europeos.

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¿Confía en que la Generalitat pueda avalarlos?

— No quiero ser tan concreto ni expresar confianzas o no confianzas. Creo que la concertación entre el gobierno central y el gobierno de la Generalitat, que día a día y de forma penosa pero se va construyendo, tiene que procurar neutralizar las consecuencias de la acción autónoma del aznarismo desde las estructuras del Estado. ¿Los indultos qué hacen? Pues neutralizan las consecuencias. En nuestro caso, creo que esta concertación entre gobierno central y Generalitat tendría que procurar seguir una estrategia similar, no sé exactamente con qué fórmula pero creo que es el camino porque o bien se demuestra a esta gente que sus dientes muerden poco o morderán más fuerte. 

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El otro día un asistente al más alto nivel en la cena del Mobile World Congress me explicaba que un par de ministros le decían la incomodidad que había en el gobierno español por la carta que firmaron más de treinta economistas en apoyo a su figura, profesor.

— En fin, yo en primer lugar quiero agradecer a los 33 su apoyo. Para mí cuenta mucho. El propósito de este apoyo no era poner en evidencia al gobierno español sino poner en evidencia una situación en España. Yo soy de los que piensan que hay una diferencia importante entre el aznarismo enquistado en el Estado y el actual gobierno español.

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Lo que no se entiende mucho es que ahora le hagan pagar a usted por una cosa y por ejemplo no estuviera acusado en la causa del 9-N, ¿no?

— Sí. En fin, no me pida a mí que lo explique. Lo que sí hago notar es que esto denota un concepto curioso del proceso. Lo que pasa en 2017 [el referéndum] resulta que influye sobre lo que ha pasado en 2014.

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¿Está más convencido que nunca de haber vuelto a Catalunya?

— Para mí la vuelta a Catalunya ha sido muy satisfactoria. Ahora tiene esta consecuencia pero, qué quiere que le diga, hay gente que está en peor situación. No puedo decir que me resbale, pero esta gente tampoco me comerá la moral.

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No deja de ser curioso que usted fuera detenido cuando era joven durante el franquismo y a los 77 años esté haciendo frente a esta reclamación.

— Es el segundo tribunal especial por el que paso. El primero me juzgó en uno de los primeros juicios del Tribunal de Orden Público, una jurisdicción especial, y ahora he pasado por este Tribunal de Cuentas, otra jurisdicción especial. Lo dejo aquí.

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Usted ha escrito sobre la teoría de juegos. ¿Cómo se negocia cuando uno dice quiero la autodeterminación y el otro dice no tendrás la autodeterminación?

— Una cosa que tendríamos que aprender es a ser claros en cada caso sobre qué se negocia, y negociar sobre cosas que son posibles en cada momento. Si el principio es conseguir la autodeterminación por la vía pactada esto se tiene que decir, pero no tenemos que caer en la trampa de pensar que solo se puede negociar sobre la reivindicación máxima. Parte de la historia de esta negociación es crear complicidades con el gobierno Sánchez para que el ciclo en el que el aznarismo queda fuera del gobierno español dure mucho.