Crónica

España no es rival para el puente del Pilar

Un millar de personas se manifiestan en Barcelona por "el orgullo español" y contra la amnistía

Barcelona"No cumplimos con las expectativas", reflexionaba esta semana uno de los organizadores de la manifestación del 8 de octubre en un céntrico bar de Barcelona. Al otro lado de la mesa, dos amigos intentaban animarle haciéndole ver que sacar a 50.000 personas a la calle (350.000 según Societat Civil Catalana) era un hito que el unionismo no había alcanzado muchas veces. Probablemente sólo una, en 2017, en la época más caliente del Procés. Cuatro días después, y pese a apelar al "orgullo de ser español", se ha quedado lejos de llenar la plaza de Catalunya. Un millar de personas, según la Guardia Urbana (contando a los turistas curiosos), acudieron a una cita que hace seis años reunió 65.000. España no es rival para el puente del Pilar.

El resumen de la convocatoria del Día de la Hispanidad en la capital catalana es más o menos el mismo que el del pasado domingo y el de la que este mismo jueves se ha hecho en Madrid. "Puigdemont a prisión", "Amnistía pa tu tía" y "Sánchez, traidor, España es tu nación". Con un añadido: con tan poca afluencia, Vox se ha erigido en el gran controlador de los cánticos y ha aportado prácticamente la mitad de los asistentes."Abascal, presidente", se ha oído de forma recurrente. "Eso hoy no tocaba", se quejaba una mujer en voz baja. También ha habido presencia institucional del PP y de Cs, aunque este jueves los líderes estatales estaban en Madrid.

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A los organizadores, un compendio de entidades españolistas como Convivencia Cívica, Somatemps, Cataluña Suma o España y Catalans, no se les ocurrió otra cosa que utilizar el mismo recorrido que la manifestación de hace cuatro días, lo que ha contribuido aún más a exhibir las costuras de una convocatoria de pequeño formato.

Banderas de diferentes estados latinoamericanos –y una senyera– se han situado estratégicamente en la cabecera principal, rodeadas de cientos de banderas españolas, las grandes protagonistas de la marcha (tuneadas con el águila franquista en contadas ocasiones). También se han exhibido varios bailes tradicionales bolivianos y paraguayos, y por los altavoces han ido sonando Álvaro Soler, Shakira o Manolo Escobar, que han compartido decibelios con pulsiones imperialistas: "No nos engañan, los latinos son España", en una adaptación de lo exitoso en este tipo de movilizaciones"No nos engañan, Cataluña es España".

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Las personas que hacen el mal

"Un ecuatoriano o un argentino son españoles. Somos la madre patria", ha exclamado uno de los oradores en plaza Catalunya, convencido de la bondad que los españoles han hecho a lo largo de la historia y de la justa causa que han defendido siempre: "En nuestra labor por el mundo, los españoles siempre creemos en la libertad de las personas. Las que hacen el bien van al cielo, y las que hacen el mal se las condena por sus acciones". En este segundo grupo estarían sin duda Carles Puigdemont, Pere Aragonès y Pedro Sánchez. El genocidio en América, por cierto, se ha saldado con un simple "también cometimos excesos".

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Los organizadores han reconocido que existe un conflicto abierto en Catalunya –por la “paranoia” de los independentistas–, que hay varios enemigos de España -el independentismo, la Generalitat, los ayuntamientos, el gobierno español...- y que la lengua castellana está perseguida. Tanto que incluso hay quien ha pedido que todo el mundo pida el ticket del Mercadona en castellano porque, al parecer, en Catalunya han cometido la osadía de hacerlo por defecto en catalán. "Nos dicen que para integrarnos en Cataluña hay que aprender catalán. ¡Pues no!", ha asegurado otra de las oradoras.

Veinte minutos de parlamentos después ya no quedaba ni la mitad de la gente que había acudido a la convocatoria. Se han perdido el himno español –no había tiempo para escuchar también al del resto de países homenajeados– y el speech final de Josep Bou, exconcejal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, y su "España es irrevocable". Se lo han perdido ellos, y la gran mayoría de barceloneses y catalanes, que han aprovechado para hacer fiesta y, muchos, para alargarla unos días aprovechando que los niños no tienen que volver a la escuela hasta el lunes.