Illa concentra los ataques en un debate en busca del voto fronterizo

Pere Aragonès y Laura Borràs se enfrentan por la política de pactos mientras que PP y Cs acusan a Vox de “populista”

DAVID MIRÓ
y DAVID MIRÓ

BarcelonaEn una campaña marcada por la pandemia es lógico que el candidato que hace solo unas semanas ejercía el cargo de ministro de Sanidad, el socialista Salvador Illa, concentrara la mayoría de ataques. También porque los candidatos independentistas pugnaron para ser el anti-Illa más efectivo para movilizar a sus votantes. Y, en el flanco unionista, porque casi todos los partidos tienen voto fronterizo con un PSC que aspira a aglutinar el voto antiindependentista. Esta dinámica ayudó a Illa a ser el centro del debate y a poder presentarse como un presidenciable creíble con el objetivo de “rescatar a Catalunya de los independentistas”.

Pero, al margen de esta dinámica general, el debate se convirtió en un montón de escaramuzas bilaterales entre partidos que en muchos ámbitos son socios. Así, Laura Borràs, candidata de Junts, agitaba el espantajo del tripartito diciendo que PSC, ERC y comunes son una “pareja de hecho” y presentó como golpe de efecto el “fichaje” de Josep Maria Argimon, actual director del Institut Català de Salut, como futuro conseller.

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Aragonès evitó de inicio entrar en el cuerpo a cuerpo con Borràs y prefirió polarizar el debate con Illa: “Entre el PSOE y Catalunya, usted siempre elegirá al PSOE”, le espetó. El candidato de ERC acusó el hecho de ser el único que defendía la gestión del Govern y sufrió cuando se le recordó el drama de las residencias. Solo final, sin embargo, Aragonès se revolvió contra Borràs cuando insistió en el tripartito: "Nuestra fórmula es un gobierno de vía amplia con los partidos que defienden la autodeterminación y la amnistía, y esto solo lo puede liderar el partido que teje acuerdos. En cambios ustedes [Junts] hablan de unidad pero se han quedado más solos que la una".

Albiach contra Borràs

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La candidata de los comunes, Jéssica Albiach, estuvo muy efectiva a la hora de colocar sus mensajes y concentró su artillería en Aragonès y Borràs. A la número dos de Junts le reprochó que su partido pretendía convertir a Catalunya en una “Andorra del sur” y de tener “la política fiscal de Ayuso”. Albiach fue la única que sí reivindicó el tripartito con el PSC y ERC y acusó a Junts de tener a personas en las listas que "llaman colonos a las personas que venimos de fuera".

Àngels Chacón, del PDECat, sabía que su rival era Borràs y le reprochó la gestión del ex president Torra con la pandemia porque “nos hacía elegir entre la economía y la vida, y créame que sé lo que digo”. La candidata posconvergente estuvo desinhibida después de un comienzo accidentado, cuando criticó una concesión de ambulancias que Aragonès le recordó que provenía de la época de Artur Mas. Chacón luchó por conectar con el electorado clásico de CiU con discurso económico y defensa de la escuela concertada.

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La lucha en el flanco de la triple derecha también fue muy viva. Llamó la atención cómo el PP y Cs desautorizaron el discurso demagogo de Ignacio Garriga, de Vox. Garriga dijo de inicio barbaridades, como cuando dijo que el dinero destinado a cursos de catalán equivalía a muertos por covid. Era tan extremo que el resto de partidos lo ignoraron en un primer momento, pero, claro , populares y naranjas tienen votos en disputa y sintieron la necesidad de desautorizarlo. El candidato del PP, Alejandro Fernández, estuvo especialmente brillante cuando le preguntó a Garriga si, como defendía cerrar el Parlament y las autonomías, si tenía el acta la cogería. “¿Cerrará el Parlament o no? Porque si lo cierran tampoco podrán hacer todas estas políticas que dice”. Y más adelante: "Usted habla mucho cerrar TV3 pero no para de venir a TV3". Fernández acabó con un ruego: “Populismo no”.

Carlos Carrizosa, cabeza de cartel de Cs, había sido el primero en intervenir y había defendido que hay que recortar a la mitad el presupuesto de la CCMA. Pero, claro, Garriga dobló la apuesta y defendió el cierre total, una idea que el candidato naranja también calificó de “populista”. Carrizosa acusó a Vox de ser “negacionista” y, cuando más tarde habló del “chiringuito” de Abascal, provocó la reacción irada de Garriga, que acusó a Cs de ser unos “traidores”. El candidato ultra, por cierto, no tuvo ningún problema en reivindicarse como “populista”.

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Una intervención encendida de Vox sirvió a la candidata de la CUP, Dolors Sabater, después de un inicio dubitativo, para tener protagonismo pidiendo al moderador que no permitiera que se dijeran mentiras en el debate. Sabater propuso que la sanidad privada se pusiera al servicio de la pública como medida para luchar contra la pandemia, y subrayó así el carácter anticapitalista de la candidatura. También sacó pecho de la "experiencia municipalista" de la CUP. Aquí es donde Àngels Chacón aprovechó para marcar perfil conservador defendiendo “pena de prisión para los que ocupen primeras residencias”. La candidata repetía las siglas "PDECat" siempre que podía, para fijar la marca en la mente de los espectadores.

A lo largo del debate, Vox fue ganando protagonismo. Pere Aragonès pinchó a Illa acusándolo de no haber descartado de manera clara ser investido con los votos de la extrema derecha. Illa respondía que no lo haría "ni por activa ni por pasiva ni por perifrástica”, pero no acababa de decir, con todas las letras, que no aceptaría ser investido con los votos ultras.

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El candidato de ERC, en coherencia con su discurso pragmático, cogió el compromiso de vincular un eventual acuerdo de investidura con unos nuevos presupuestos “porque Catalunya no puede perder ni un segundo”. E insistió en la idea de un gobierno amplio con el máximo de apoyos.

Salvador Illa defendió la gestión del ejecutivo central ante las acusaciones de Aragonès de no dar ayudas directas a las empresas. Aquí contó con la ayuda de Albiach, que sacó pecho de los ERTE pactados por la ministra Yolanda Díaz. “Los ERTE son del gobierno español, no de la ministra Díaz”, le recordó Illa con una sonrisa.

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Mesa de diálogo

En el bloque sobre el Procés, el PP y Cs, junto a Vox, parecieron moderados porque hablaban de reconciliación, a pesar de que Fernández rechazó “la mesa de diálogo que habla de autodeterminación y amnistía”. “Lo que han hecho ustedes con la mesa de diálogo es gravísimo porque afecta a los fundamentos del estado de derecho”, dijo. En cambio, Albiach hizo una defensa enérgica de la mesa de diálogo. Laura Borràs y Pere Aragonès, por su parte, defendieron la independencia como vía para mejorar la vida de los ciudadanos, sea fortaleciendo el sistema de salud o llevando la fibra óptica a todos los rincones del país.

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Illa insistió al final en la necesidad de “pasar página”, pero sin “exterminar ningún pensamiento” para buscar “el reencuentro”. Aragonès respondió que “el reencuentro que necesita Catalunya es la libertad de los presos políticos y exiliados”. Los minutos finales sirvieron para fijar los mensajes: aquí se vio muy bien el contraste entre la épica de Borràs ("somos los que hacemos posible lo imposible") y la reivindicación de la historia de ERC ("somos el partido de Macià y Companys, de Junqueras y Rovira") por parte de Aragonès. Esta será una de las claves del resultado del próximo domingo.