El independentismo vuelve a hacer protagonistas a la lengua y la nación
El discurso del independentismo ha cambiado y las reivindicaciones nacionales han vuelto a escena
BarcelonaLas elecciones del 23-J otorgaron al independentismo un gran poder de decisión, pese a la desorientación de los últimos años en los que el movimiento ha ido desenfocando los objetivos y ha ido perdiendo a cientos de miles de votantes por el camino. En un contexto de reorientación estratégica seis años después del 1-O, las reivindicaciones sobre la lengua y la identidad han vuelto con fuerza. Entraron de lleno con las negociaciones de la mesa del Congreso, en las que se acordó la oficialidad del catalán en la UE –aún no lograda– y el uso de la lengua en la cámara baja estatal con los votos de Junts y ERC . En la Diada también jugaron un papel clave, incluso en la manifestación de la ANC. Y el Govern también se ha centrado en el impulso de la lengua como "un pilar básico" y objetivo de legislatura. Así el presidente, Pere Aragonès, ha acordado esta semana con Pedro Sánchez una ley de pluriulingüismo.
Por un lado, el independentismo ha vuelto a hacer énfasis en el discurso más nacional, no sólo el utilitario –que con la independencia habría más bienestar y que incluso había explicado recurriendo al castellano–. Por otro lado, existe la perspectiva abierta de que algunos de estos objetivos se puedan abordar en las negociaciones con el Estado.
La frustración ha llevado a que el 90 por ciento de los catalanes no perciban como probable la independencia, según el primer barómetro del CEO de este año, pero más de un 60 por ciento creen que el autogobierno actual es insuficiente. ¿Cómo puede afectar esto al movimiento? "Ante la falta de credibilidad del objetivo del estado propio, otros temas entran en la agenda", de carácter económico, pero también identitario, explica Pablo Simón, profesor de ciencia política de la Universidad Carlos III de Madrid. Uno de ellos es el reconocimiento nacional y la lengua: "Ahora se vuelve a cuestiones nucleares para la identidad y lo principal vuelve a ser que la nación esté reconocida y protegida", mientras que en la época intensa del Procés "se focalizaba más en los asuntos económicos". Coincide Marío Ríos, profesor de ciencia política de la Universidad de Girona, que asegura que "hay un regreso a temas de la Catalunya autonómica con un nacionalismo clásico", en el que incluso ha entrado de lleno la gestión de la inmigración por parte de Junts, que reclama sus competencias, mientras a la vez crecen partidos ultras como Aliança Catalana, apunta Ríos.
Hay, pues, un cambio de paradigma: "El independentismo debe pasar del wishful thinking -pensamiento basado en el deseo- a la realidad efectiva de la que habla Maquiavelo", explica el ex director del CEO Jordi Argelaguet. Sostiene que "se está planteando la renacionalización de Catalunya y volver a la reivindicación nacional" después de ver que " la alternativa de que el independentismo puede crecer centrándose en el bienestar y la política pública tiene una limitación evidente". Ahora se esparce la lectura de que "se aparcó la nación para tener el estado, pero no se ha obtenido el estado y la nación se languidece".
Mar de matices abierto?
El escenario actual puede permitir abrir un abanico de grises en el que entre incluso la mejora del autogobierno. El cambio de gobierno es clave, según todas las voces consultadas, porque el independentismo ha transmitido que con el PSOE "hay margen para avanzar" desde la moción de censura a Mariano Rajoy que hizo presidente a Pedro Sánchez. Argelaguet comenta que "se abren caminos de reforma del Estado" y una parte importante de catalanes "se pregunta por qué deben arriesgarse a hacer la independencia si hay recorrido en la negociación con los socialistas".
En la ANC, la identidad y la lengua han tomado fuerza, pero siempre ligadas a la independencia. La presidenta de la entidad, Dolors Feliu, ya advirtió en una entrevista en el ARA que "los pasos que nos liberan un poco de la represión o dan algo de reconocimiento a nuestra lengua no son pasos hacia la independencia".
Una ley de lenguas como la planteada por Sánchez y Aragonès puede ser una opción de pacto , según Ríos, acompañada de otra eventual ley que declare a Catalunya como nación. Simón también ve posible que sean cuestiones identitarias las que acaben acercando los pactos entre partidos.
Retos
El reto principal del independentismo es "tener a gente con conciencia nacional clara para volver a avanzar" y, "en función del panorama, se puede intentar ser el máximo de eficiente", asevera Argelaguet. Asimismo, otro desafío es la "reconstrucción de unos liderazgos muy damnificados", señala Simón, mientras el movimiento puede plantearse que "desde la institucionalidad se puede hacer país e ir avanzando esperando un contexto más favorable". Ahora bien, si el independentismo avanza hacia "reformas plurinacionales" del Estado, Ríos expone que puede causarse una paradoja: "se debilitan las razones de ser del movimiento".