JxCat enmienda la estructura de gobierno de Aragonès

La falta de adelantos empuja a una negociación hasta el último día

BarcelonaSuperado el ultimátum que ERC puso a JxCat para llegar a un pacto sin que hubiera consecuencias, los dos partidos siguen negociando sin cerrar la mayoría de carpetas más importantes. Este martes en el Parlament el equipo principal de negociación, con la presencia también del vicepresidente, Pere Aragonès –como en las dos últimas reuniones en Lledoners–, ha abordado la estructura del Govern. Junts ha respondido a la propuesta de los republicanos y ahora Esquerra lo tendrá que valorar. Mañana miércoles se volverán a reunir los equipos negociadores –los sectoriales por la mañana y los principales por la tarde–, pero de puertas adentro los dos partidos ya han asumido que la negociación está abocada al límite.

Hoy hace una semana que el aspirante a president puso sobre la mesa su estructura de gobierno, que, tal como avanzó el ARA , propuso un ejecutivo con 14 conselleries –la de nueva creación sería la de Feminismos– y unir Acción Climática con Exteriores. También preveía, como publicó La Vanguardia y confirman fuentes conocedoras a este diario, una conselleria de Presidencia con amplios poderes: el comisionado sobre los fondos europeos, administración local, políticas digitales y comunicación.

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El planteamiento no gusta a Junts per Catalunya, que considera que Esquerra pretende hacer un reparto demasiado favorable a ellos en comparación con el que ahora tenía el partido de Carles Puigdemont durante la presidencia de Quim Torra. Para empezar, aspiran a recuperar Exteriores, ahora en manos de Esquerra, y mantener la conselleria de Políticas Digitales, una de sus banderas. A la vez, plantarán batalla por la gestión de los fondos europeos, que quieren que se quede en el ámbito de la vicepresidencia económica.

La otra gran discrepancia permanente entre los dos socios de Govern es la estrategia del Procés, puesto que siguen discrepando sobre dónde situar el órgano que defina el rumbo (si dentro o fuera del Consell per la República) y también qué alternativa a la mesa del diálogo pueden construir desde el independentismo.

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La consulta que incomoda

Pero la negociación no solo está abocada al límite por las cuestiones que trata, sino también por dos variables externas a las conversaciones entre las cúpulas de Junts y ERC. Los de Carles Puigdemont han fijado que habrá que consultar a las bases sobre el acuerdo al que se llegue con los republicanos –también qué hacer si hay un desacuerdo– y también lo tendrán que encajar con el pacto ya firmado entre Esquerra y la CUP.

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Desde que el lunes la portavoz, Elsa Artadi, anunció que el pacto de legislatura se sometería a ratificación de los militantes, internamente, en Junts empiezan a circular opiniones sobre el posicionamiento que tiene que tomar el partido. El diputado Joan Canadell, que ganó la segunda vuelta de las primarias del otoño por el 14-F, ha lanzado una advertencia a través de Twitter. "Todos sabemos que el 52% nos emplaza a culminar el Procés, pero si esto no lo acepta ERC, muy probablemente no estaremos en el gobierno o habrá que repetir elecciones", ha expresado. Esta consulta genera preocupación en Esquerra porque se interpreta como un factor más para complicar el desenlace de la investidura al convertirlo todo en más imprevisible.

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En cuanto al posicionamiento de la CUP, este martes la portavoz, Laia Estrada, ha defendido el acuerdo de investidura que su partido firmó con ERC y ha confiado en que JxCat lo asuma íntegramente: "Partimos de la premisa de que el acuerdo entre la CUP y ERC es asumible y que se respetará". En los últimos días, Junts y los cuperos han retomado los contactos para intentar limar asperezas, puesto que la elección de la presidencia del Parlament –a la que también aspiraba la CUP– dejó heridas entre los dos partidos independentistas. Si un eventual acuerdo JxCat-ERC no respeta el primer acuerdo que ERC firmó con la CUP, los cuperos volverían a someterlo a votación de la militancia. Otro factor que, de nuevo, alargaría y daría más incertidumbre a la investidura de Aragonès.