Mesa de diálogo

La mesa de diálogo provoca la primera gran crisis en el nuevo Govern

BarcelonaSolo 111 días después de que se pusiera a andar, ayer estalló la primera gran crisis del nuevo Govern. Los dos protagonistas, los de siempre, ERC y JxCat, enfrentados por cuál tiene que ser la delegación catalana en la mesa de diálogo que se reunirá hoy en Barcelona. Junts propuso ayer cuatro miembros-entre los cuales dos ex-presos políticos- de su partido y solo uno de ellos consellers, lo que enervó a ERC y especialmente a Pere Aragonès, que quería que todos fueran miembros del Govern para dar “fuerza” a la mesa de negociación. ¿El resultado? El president excluyó a Junts de la mesa hasta que no proponga consellers, algo que el partido de Puigdemont asegura que no hará porque considera que su delegación era “al más alto nivel político”.

La mesa se reactivará hoy tras la lejana primera reunión del 26 de febrero de 2020, y lo hará con la posición catalana debilitada, de nuevo, por las desconfianzas internas. La mañana de ayer fue frenética en el Palau de la Generalitat. Justo antes de que empezara la reunión del consejo ejecutivo, Junts comunicó públicamente su alineación para la mesa: el vicepresident del Govern, Jordi Puigneró; el secretario general del partido, Jordi Sànchez; el vicepresidente, Jordi Turull, y la portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras. Cuatro miembros y solo un conseller. La decisión hizo enfadar a ERC, que no tardó en mostrar una indignación ascendente. La temperatura subió desde declararse “molestos” inicialmente hasta hablar directamente de “deslealtad” más tarde. El lío llegó hasta el punto que, durante la reunión del consejo ejecutivo, Aragonès transmitió que no aceptaba los nombres del partido de Carles Puigdemont y Junts pidió un receso para valorar qué se podía hacer. Finalmente, Aragonès acabó nombrando una delegación con solo tres miembros de ERC -él mismo y los consellers republicanos Laura Vilagrà y Roger Torrent- y dejó la puerta abierta para que se incorporen tres miembros de Govern más de JxCat, a propuesta del vicepresident Puigneró. El acuerdo salió adelante en el consejo ejecutivo con los votos de Esquerra y la abstención de Junts.

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Como manda el guion de toda buena crisis, la agenda del día quedó dinamitada. Se anuló la rueda de prensa de la portavoz, Patrícia Plaja, y compareció Aragonès para explicar la magnitud de la crisis: una quebradiza controlada. Para él, la reunión de hoy tiene que ser “de gobierno a gobierno” porque es la única manera de dar “legitimidad” a la negociación con el Estado, y aseguró que así lo habían acordado con Junts hacía semanas -un “acuerdo verbal”, precisó-. “Es una cuestión de confianza en los acuerdos que son claros”, dijo. Desde Junts niegan que hubiera ningún pacto sobre esto y argumentan que el único que hay es el acuerdo de legislatura, donde no se especifica cuáles serán los representantes de la Generalitat.

El secretario general de Junts, Jordi Sànchez, compareció por la tarde para reafirmarse en la idoneidad de su delegación y lamentó que Aragonès no validara los nombres. Ahora bien, situó toda la responsabilidad en la Moncloa asegurando que es el gobierno español el que ha vetado la posibilidad de que se sienten a negociar ex presos políticos. “Es un mal presagio”, dijo, en el sentido que era un indicador claro, a parecer suyo, de que el Estado no quiere abordar la autodeterminación ni la amnistía. Ayer la Moncloa cerró filas con la decisión de Aragonès: “Apoyamos la propuesta que ha lanzado el president de la Generalitat”, afirmó Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial. Fuentes de Junts justifican su propuesta a raíz de los movimientos que había hecho el gobierno español en los últimos días. Creen que si van solo consellers de la Generalitat será más fácil poner sobre la mesa cuestiones pendientes como la ampliación de El Prat o la gestión de los fondos europeos. Una manera, a parecer suyo, de confundir la mesa para abordar el conflicto político con la comisión bilateral Estado -Generalitat.

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Un miércoles incierto

Y hoy, ¿qué pasará? JxCat mantiene que no cambiará ni un nombre y ERC que solo pueden ir consellers. Fuentes republicanas del Govern se mueven con dos divisas: que “la mesa se hará tanto sí como no” y que JxCat tendrá la puerta abierta a escoger tres miembros del Govern “hasta el último momento”. Pero como el choque no parece que tenga que remitir, ayer no se descartaban otros escenarios. Que los republicanos puedan ampliar la delegación con nuevos consellers de ERC -a pesar de que hoy por hoy el acuerdo de gobierno solo abre la puerta a ampliarla con miembros de Junts- o que el gobierno español reduzca su delegación actual de siete personas -Pedro Sánchez y seis ministros-. Y es que el acuerdo original por el que ERC y el PSOE acordaron crear la mesa de diálogo establecía que la reunión tenía que ser “paritaria” con los mismos miembros a ambos lados. Esta segunda opción es la que se ha dado: ante el adelgazamiento de la delegación catalana, por la parte española caen la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y el de Universidades, Manuel Castells.

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¿Riesgo de rotura?

Pase lo que pase hoy, habrá una pregunta que seguirá flotando en el ambiente durante los próximos días y que solo afecta en términos estrictamente catalanes: ¿hay riesgo de rotura real en el Govern? El president descartó ayer este escenario asegurando que el problema entre ERC y JxCat se circunscribe a la cuestión de la mesa de diálogo. “Todo el Govern tiene mi confianza y tenemos muchísimo trabajo”, resolvió. Jordi Sànchez se expresó en los mismos términos afirmando que no está en juego la “estabilidad” de la coalición y que mantiene la “confianza” con Aragonès y los consellers nombrados para la reunión de hoy.

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Las desavenencias son evidentes, pero el margen de ERC para gobernar en solitario cuando solo tiene 33 diputados -de 135- en el Parlament es prácticamente inexistente. Además, Aragonès tampoco dispone por ahora del botón nuclear de convocar elecciones anticipadas, puesto que tiene que pasar un año como mínimo desde el 14-F. A la mala salud de hierro del Govern todavía le quedan nuevos capítulos.

Dos reuniones y dos incógnitas en la Plaça Sant Jaume

A pesar de que la incógnita sobre si habrá miembros de JxCat en la cita planeará hasta el final, la segunda reunión de la mesa de diálogo ya tiene varios detalles cerrados. Será a las tres de la tarde en el Palau de la Generalitat y empezará con un encuentro a dos entre el president catalán, Pere Aragonès, y el español, Pedro Sánchez, en la Sala dels Diputats, el aposento previo al despacho presidencial. Después, primero Sánchez y después Aragonès comparecerán ante los medios en la Galeria Gòtica. No se acabará aquí. El cónclave tendrá una segunda parte, en la Sala Torres-García, donde se verán las delegaciones de cada gobierno. Aquí también estarán Aragonès y Sánchez, a pesar de que ninguna de las dos partes concreta si estarán todo el rato. De la reunión de hoy no se esperan grandes acuerdos, más allá de pactar los “objetivos” y la “metodología” de la negociación. Por ejemplo, se establecerá a partir de ahora con qué periodicidad se reunirá y si lo hará alternativamente en Barcelona y en Madrid.