Historia

"Morir por Catalunya" en una "misión imposible": el otro octubre caliente que dio la vuelta al país

Se cumplen 90 años de los Hechos de Octubre de 1934 con Companys proclamando el estado catalán

BarcelonaOctubre es un mes de revueltas catalanas, aunque el desenlace no acostumbre a ser favorable a quienes las impulsan, con finales de represión, prisión y quiebra en la consecución de los objetivos. El referendo del 2017 no trajo la independencia como habían prometido los partidos del Gobierno, sino cientos de votantes heridos y medio Gobierno en prisión y el otro medio en el exilio, con el autogobierno suspendido. Los Hechos de Octubre de 1934 acabaron peor: la insurrección del Gobierno contra el ejecutivo español –que consideraba contrario a la República– desató la represión militar: los tiroteos causaron más de setenta muertes en Cataluña; el grueso del ejecutivo de Lluís Companys acabó encarcelado y algunos miembros terminaron en el exilio, y además se suspendió la autonomía. Unos hechos que este 2024 cumplen 90 años y que también requirieron una amnistía cuando las izquierdas volvieron a gobernar España a partir de febrero de 1936.

"En octubre hay revueltas en Catalunya que parece que no se acaban", explica al ARA el presidente de la Fundación Reeixida, Oriol Falguera. Esta asociación conmemora el 90 aniversario con charlas por todo el país y una recreación de los hechos este domingo en Barcelona. El éxito del estado catalán proclamado por Companys era "misión imposible", reconoce el historiador Fermí Rubiralta, quien recuerda que los organizadores sabían que "estaba condenado al fracaso" y que el sector radical se reflejaba en la Pascua irlandesa del 1916, que "sirvió de chispa para el movimiento independentista" del país. La vitalidad soberanista de entonces también era muy distinta a la actual: en 1934 el independentismo era muy minoritario porque "el catalanismo estaba convencido de que había posibilidades de que el Estado aceptara su realidad plurinacional". Entonces una parte de los Mossos sólo obedeció a órdenes catalanas y colaboró ​​en la revuelta, como el comandante Enric Pérez Farràs.

Cargando
No hay anuncios

Los militantes independentistas Jaume Compte, Manuel González Alba y Amadeu Bardina murieron en tuberías en la sede del sindicato CADCI, en la Rambla de Barcelona, ​​donde estaban refugiados. "Mi tío murió luchando por Catalunya. Me siento muy orgullosa", relata Helena Compte, sobrina de Jaume Compte, "revolucionario independentista" que ya había participado años antes en el Complot del Garraf para intentar matar al rey.

Cargando
No hay anuncios

Hacia las ocho y diez minutos de la tarde del día seis de octubre de 1934 el presidente Lluís Companys proclamó el estado catalán dentro de la República Federal Española desde el balcón del Palau de la Generalitat. Tal y como comenta Falguera, se colgó la estelada en los ayuntamientos de sesenta poblaciones, entre ellas Badalona o Vic. La clave de los hechos, con actuaciones heterogéneas, es que "hicieron confluir tres estrategias": la progresista federalista de Companys; la independentista del consejero de Gobernación, Josep Dencàs, que recibió el encargo de la insurrección; y la del movimiento obrero y rabassaire. Además, la huelga general en otros puntos del Estado, especialmente en las minas de Asturias puso en apuros al gobierno español: allí, los enfrentamientos provocaron cerca de 2.000 muertes.

Rubiralta subraya que Companys "quería volver al espíritu progresista y republicano inicial y mantener las instituciones autónomas que se estaban desarrollando" –en convergencia con el progresismo español y la revolución de Asturias– después de la "amenaza" que significaba la llegada de las derechas al ejecutivo estatal y con el contexto de auge del fascismo en toda Europa. Por otra parte, Dencàs pretendía "volver a la declaración soberanista de Francesc Macià" antes del pacto autonomista. Asimismo, hubo adhesiones sindicales con una huelga general: "Aunque la CNT no se sumó, muchos de sus militantes, sí", sostiene Rubiralta, y añadió que también hubo varios levantamientos proclamando el comunismo libertario , en Sant Boi de Llobregat o Granollers. Y es que la ley de contratos de cultivo, la apuesta de la Generalitat por regular el campo, recibió la estocada del Tribunal de Garantías y fue una chispa para la insurrección.

Cargando
No hay anuncios

Respuesta a la represión

Mientras Companys y la mayoría del Govern se entregaron tras un par de tuberías en la plaza Sant Jaume del ejército comandado por el general Batet, Dencàs se exilió y "desde ERC le atribuyeron la culpa del fracaso": "Decían que escapó como una rata de cloaca", afirma Rubiralta. El historiador añade que Companys pensaba que pasaría como el 14 de abril de 1931 y se recuperaría el espíritu republicano. Companys "no fomentó la provisión de armas para la insurrección que pretendía Dencàs, que las tuvo que comprar de su bolsillo, pero sí utilizó las guerrillas independentistas de espantajo cara al gobierno de Madrid", destaca Rubiralta. La extradición de Dencàs desde Francia también fue fallida, pero el lío interno en el catalanismo fue importante, con una sentencia contra Companys y el Govern de 30 años de cárcel. En ese juicio histórico, Companys se achacó toda la responsabilidad de los hechos y pidió clemencia para el resto del Gobierno y para los mossos d'esquadra que también fueron condenados.

Cargando
No hay anuncios

Una división del independentismo que es aún más profunda en la actualidad, según piensa la sobrina de Cuenta. En su opinión, "hubiera faltado alguien como el tío en el 2017" . "Es una lástima que no haya gente tan valiente y que esté dispuesta a dar la vida por Catalunya como él", añade. Ahora bien, de pequeña, hasta que con dieciocho años se introdujo en la vida universitaria, no tuvo la versión real de la muerte de su tío: en pleno franquismo, sus padres no le habían contado nada de su lucha política, y lo que oía en las sobremesas familiares, en las que hablaban a menudo, era "una versión idealizada" sin la vertiente ideológica, según la cual había muerto al saltar de un balcón a otro "para defender a un amigo". Su padre era franquista, explica, sin embargo, a pesar de las discrepancias políticas, admiraba la parte humana del tío.