Los mossos que acompañaban a Puigdemont en Alemania niegan que hicieran de escoltas
La Fiscalía pide tres años de prisión y de inhabilitación por un delito de encubrimientos
MadridEl primer juicio derivado del exilio de los líderes independentistas ha empezado este martes en la Audiencia Nacional después de varios aplazamientos por enfermedad de un familiar de los acusados y está previsto que se alargue hasta al menos el martes de la semana que viene, a pesar de que podría acabar antes, puesto que el primer día de juicio ha durado solo una hora, incluida la declaración de los dos procesados. Los dos mossos d'esquadra que acompañaban al ex president Carles Puigdemont cuando volvía a Bélgica desde Finlandia el 25 de marzo de 2018 a raíz de la reactivación de la orden de detención europea e internacional se enfrentan a una petición de tres años de prisión e inhabilitación de la Fiscalía, que los acusa del delito de encubrimiento.
Xavier Goicoechea y Carlos de Pedro viajaban con Puigdemont, junto con el senador de Junts Josep Maria Matamala y el historiador Josep Lluís Alay. La policía alemana detuvo al ex president y dejó libres a los otros cuatro ocupantes del vehículo y no fue hasta que volvieron a Catalunya, tres días después, cuando la Policía Nacional actuó contra ellos. En el primer caso, cuando salía de su domicilio en Vilassar. En el segundo, justo cuando salió del avión después de aterrizar en El Prat procedente de Bruselas.
Este martes los dos han negado, en una declaración casi milimétrica, que hicieran de escoltas de Puigdemont y han asegurado que nadie les dijo que hicieran nada ilícito por el hecho de ir a buscar a Puigdemont hasta Suecia para llevarlo en coche a Bruselas para comparecer ante la Fiscalía belga una vez el juez Pablo Llarena ya había reactivado la euroorden de detención. Goicoechea sí ha admitido que sabían que en algún país del espacio Schengen podían detener al ex president de la Generalitat, pero que en ningún caso asumían que ellos cometieran un delito de encubrimiento como ahora se los está juzgando. Es más, ha recalcado que en la detención en Alemania de Puigdemont una vez atravesaron la frontera procedentes de Dinamarca, la policía alemana no los registró en ningún momento, ni a ellos ni al vehículo, y los dejó en libertad.
Los dos mossos han insistido en que estaban en Bélgica durante unos días de descanso y que su trabajo en Waterloo era el del "día a día de la casa", según ha dicho De Pedro. "Montábamos muebles, íbamos a comprar, limpiábamos", ha añadido a su vez Goicoechea, que también acompañó a Puigdemont al aeropuerto de Schiphol (Amsterdam) para marcharse justamente a Suecia. Fue el 23 de marzo por la noche, con la reactivación de la euroorden, cuando se les encargó ir a buscar al ex president de la Generalitat a Suecia, donde había llegado desde Finlandia. Ninguno de los dos ha precisado quién fue el que les dio la orden, pero sí han recalcado que su trabajo no era hacer de escolta y han recordado que desde que entraron en el cuerpo de los Mossos nunca han sido sancionados.
Para demostrar que en ningún caso pensaban que estuvieran cometiendo un delito, han señalado que cogieron el vehículo que tanto las autoridades belgas como españolas sabían que Puigdemont utilizaba para desplazarse, un Renault Space, y que justamente se estaba investigando en Bélgica la introducción de una baliza para seguir los movimientos. "Y a pesar de eso cogimos el vehículo: es que no nos teníamos que esconder de nadie ni de nada", ha señalado Goicoechea en respuesta a su abogado, Cristóbal Limón, puesto que tanto él como De Pedro se han acogido al derecho de no responder a la Fiscalía.
Petición de nulidad del juicio
A lo largo de la instrucción, su defensa se ha basado en señalar que esta detención en territorio español fue ilegal, motivo por el que ha pedido la nulidad del procedimiento. La Audiencia archivó la causa contra Matamala y Alay –que al final tampoco declararán como testigos, después de que la defensa haya renunciado–, pero la mantuvo para los dos policías dada su condición de funcionarios. El juicio ha arrancado con el trámite de cuestiones previas –a pesar de que el juez ya se las quería saltar y ha sido el abogado de los dos mossos quien lo ha tenido que reclamar– y se han expuesto las supuestas irregularidades: la principal, que fueron detenidos sin que la Fiscalía interpusiera una querella previa. Los acusados sostienen que esto es ilegal, mientras que el tribunal ha argumentado que las diligencias de investigación abiertas ya hacen la función de este acto procesal.
La pata argumentativa principal de la defensa es que para que los dos mossos puedan ser juzgados en España por unos hechos cometidos en el extranjero, estos hechos tienen que ser delito también en el lugar donde se produjeron. Aquí se abre la contradicción principal: la Audiencia Nacional juzga a los dos mossos mientras que ni en Alemania, Suecia o Dinamarca, por donde viajaron con Carles Puigdemont ya con el euroorden en vigor, se consideró que fuera un delito. "Nada hay al respeto", ha detallado el abogado Cristóbal Limón.
De hecho, Limón ha presentado como prueba de última hora respuestas de las fiscalías de los tres países sobre si consideran que se tendría que juzgar el caso en su país. En el caso de Suecia no responden, en el de Dinamarca aseguran que una vez estudiados los hechos no se investigará nada, y en el tercer caso, el de Alemania, se remiten a la instrucción que ya se hizo en su momento después de la detención de Puigdemont, en la que no se abrieron diligencias contra los mossos. "No se trata de si las legislaciones de los dos países tienen o no el delito de encubrimiento, sino de que los hechos que se les imputen estén tipificados en sus territorios, y no pasa en este caso", ha añadido en este sentido el abogado.
La Fiscalía ha mantenido la acusación de tres años de prisión y ha recordado al juez que todas las peticiones de nulidad se han descartado hasta ahora. A su parecer, basta con que exista el delito de encubrimiento en Alemania para que se los juzgue por estos hechos en España y en ningún caso hace falta una doble incriminación, como ha alegado Limón.