Oriol Junqueras intentará hacer un Pedro Sánchez
BarcelonaEl 1 de octubre del 2016, un año exacto antes del referéndum del 1-O, la ejecutiva del PSOE invitaba a Pedro Sánchez a tomar la puerta de salida tras una reunión maratoniana. Las elecciones generales no habían salido como los socialistas esperaban y en la sede de la calle Ferraz se discutía si el partido debía abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy. Una gestora tomó las riendas del partido hasta que se convocaron las primarias para la elección del nuevo secretario general, fijadas para el 21 de mayo del 2017. El resto del relato es conocido. Sánchez se puso la mochila a sus espaldas, confió en algunos de sus más estrechos colaboradores y se fue a hacer campaña por toda España hasta conseguir volver por la puerta a grande al liderazgo del PSOE y, uno año después, en la presidencia del gobierno español.
Estas son, más o menos, las coordenadas que desde este miércoles ha introducido en su GPS el todavía presidente de ERC, Oriol Junqueras. Como Sánchez, él tampoco ha sido destituido, sino que los críticos le han enseñado la puerta en una reunión quizás no tan maratoniana. Cierto que él ha podido poner algunas condiciones para su salida: después de las elecciones europeas y con un congreso para renovar liderazgos ya fijado en el calendario. Hasta el 30 de noviembre, Junqueras recorrerá el territorio como, de hecho, hace meses. Los encuentros con los militantes asegura que serán decisivos para tomar la decisión de presentarse o no a la reelección, pero en realidad es una decisión que tiene tomada desde hace tiempo.
Hacia el precipicio electoral
Junqueras era consciente de que el partido caminaba hacia el precipicio electoral. Las elecciones generales y municipales del año pasado eran un aviso y las encuestas previas a las catalanas no dejaban mucho margen de remontada. Las relaciones entre él y el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, también se habían ido enfriando, hasta el punto de que ha sido el entorno de Aragonès el que de forma más vehemente se ha posicionado contra la continuidad de Junqueras. También Marta Rovira, que le hace de número 2 desde hace 13 años, aunque siempre han representado almas distintas del partido.
La decisión de continuar de Junqueras estaba tan cuesta abajo que el martes incluso hizo pública una carta para anunciarlo: "Me veo con corazón y fuerza de seguir trabajando por nuestro país. Y hacerlo, como siempre, desde el sitio que determine la militancia de ERC, a través de los máximos órganos soberanos del partido que correspondan".
El paralelismo con Sánchez no acaba aquí. Este miércoles, una vez anunciada su dimisión a partir del 9 de junio –al día siguiente de las europeas–, Junqueras explicó que iba a iniciar "un proceso de reflexión". Y, por cierto, como en la dimisión de Sánchez, ahora hay también una investidura sobre la mesa, la de Salvador Illa (o Carles Puigdemont), que ERC tendrá que encarar ya sin Junqueras al frente. Sánchez se ahorró el desgaste de investir a Rajoy y quizás Junqueras se ahorra el de la investidura de Isla.