La fuga de Puigdemont tensiona a los Mossos d'Esquadra
Sallent estaba preparado para detenerle y la policía pensaba que intentaría entrar en la Ciutadella
BarcelonaCarles Puigdemont termina el discurso. La llamada de la organización es dar un pasillo hasta la entrada del Parlamento, pero es una distracción. El expresidente desaparece detrás del doble panel del escenario y se hace hundido ante los ojos de todos, también de los casi 400 agentes de los Mossos desplegados en la zona. Sólo se intuye como su abogado, Gonzalo Boye, le agarra para reclamarle que se apresure. Baja del escenario y se abre paso entre una muchedumbre de gente. En este punto, unos agentes de paisano de los Mossos ya lo están siguiendo, pero no están a tiempo de decirle nada: llega una escena más digna de una novela de espías. Dos coches, uno blanco con matrícula española y uno gris con matrícula holandesa, están aparcados. Los Mossos creen que el blanco, un Honda, estaba estacionado instantes antes en el parking subterráneo del Arco de Triunfo y que le conduce (también estaba a su nombre) la mujer de un mozo de escuadra que ha sido detenido por haber col ·laborado en la fuga. La mujer sufre problemas de movilidad y en el asiento del copiloto hay una silla de ruedas.
Según el relato de un testigo, una mujer de la organización llama "Va, va". Jordi Turull se pone un gorro y se sienta en un asiento trasero del coche blanco. Puigdemont ocupa el otro asiento. Todo lo hacen rodeados de las tres personas, dos mossos y un bombero fuera de servicio, que les acompañaron toda la mañana. Han arrancado en dirección a la avenida de Vilanova, hacia la estación del Nord. El dispositivo de los Mossos estaba, sobre todo, centrado en agentes de paisano que iban a pie y que han logrado seguir el coche mientras realizaba la circunvalación del parque de la Ciutadella. Éste es uno de los reproches que hacen algunas fuentes policiales: que no hubiera más capacidad de movimiento. Como iban a pie, le han acabado perdiendo.
La policía pensaba que todo entraba dentro de las previsiones, ya que la principal hipótesis era que Puigdemont intentaría entrar en el Parlament y le detendrían entonces. Era la opción más limpia, creían, evitando un desorden público (finalmente tuvieron que cargar y echar gas pimienta porque algunos concentrados intentaron entrar en la Ciutadella) con los casi 4.000 concentrados. Varias fuentes niegan que hubiera un acuerdo para detenerlo, pero voces de alto nivel apuntan a que desde Junts se les había trasladado de forma informal que no habría giros de guión. Esto ha generado mucho malestar en Interior y en los Mossos.
Cuando el presidente del Parlament, Josep Rull, y varios miembros de Junts han pedido entrar por una puerta que toca en el paseo Pujades, los Mossos han pensado que se acercaba el momento. El comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, se ha desplazado hasta esa puerta: él sería el encargado de recibir a Puigdemont y de acompañarle hasta que fuera detenido. Ahora esto también le sitúa en la diana de las críticas internas, que van aflorando a lo largo de las horas. Algunas incluso tachan de ridículo que Puigdemont se les escapara y después movilizaran a toda Catalunya para intentar encontrarlo.
La operación Jaula
La comitiva de Junts ha entrado en la Ciutadella, pero no estaba Puigdemont. Se ha instalado el nerviosismo en los Mossos. Antes de las 10 h, activaron una operación Jaula para cerrar Barcelona. Fuentes consultadas por el ARA apuntan a que uno de los detonantes de la decisión ha sido el miedo a que, si no lo hacían ellos, un juez ordenaría lo mismo a la Guardia Civil. En todo momento, fuentes del Supremo negaron que tuvieran ningún papel en todo ello, aunque fuentes consultadas por este diario apuntan que durante toda la jornada el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y también el Tribunal Supremo han ido apretando a los Mossos porque no se quedaran de brazos cruzados.
La investigación ha paralizado a Barcelona, poco después las fronteras y al cabo de unas horas ya había una operación en toda Catalunya, que al mediodía, viendo que Puigdemont no aparecía, ha bajado de intensidad. Se ha consumado el fracaso. Las colas han sido kilométricas y se han revisado coches (se han abierto maleteros) desde la avenida Meridiana hasta la frontera francesa en Molló. Algunos de esos controles todavía se mantendrán algunos días. Sin embargo, y se ha demostrado a lo largo de la jornada, el de la huida no era el escenario previsto. Más de una fuente policial de alto nivel critica esa falta de planificación.
Sin descartar el Parlament
Fuentes de los Mossos admiten que no saben dónde está Puigdemont. Tienen las matrículas de los coches, pero por el momento nada ha dado resultados. De hecho, durante la mañana no descartaban al 100% que estuviera en el Parlament. En cualquier caso, no ha habido ninguna petición formal en la cámara para permitir el registro de algunas dependencias por parte de los Mossos. Sin embargo, se han movilizado muchos efectivos, hasta el punto de que agentes que se dedican a robos u homicidios han salido a la calle a buscar al líder de Junts sin ninguna instrucción concreta. Sólo una: buscarle. La operación Jaula ha tensionado al cuerpo en un periodo delicado (en pleno agosto) y los sindicatos critican que se hayan activado agentes que estaban de vacaciones.
La investigación también se ha centrado en las personas que han hecho posible la huida. Primero han detenido al marido de la mujer que sospechan que conducía el coche blanco, un agente que este jueves no ha acompañado a Puigdemont (sí lo había hecho en otras ocasiones). Por la tarde han detenido a un segundo mozo que aparecía en el vídeo de la huida. También han citado a declarar a Jordi Turull ya un bombero por haber colaborado con el líder de Junts. Ambos salían en el vídeo. Los Mossos creen que Turull todavía está con Puigdemont. Le llaman y el móvil comunica. Una de las hipótesis es que Puigdemont ya ha abandonado el país y que al menos la última noche, la del miércoles al jueves, la habría pasado en Barcelona.
Una parte del cuerpo no ha visto con buenos ojos lo ocurrido hoy y algunas fuentes hablan de falta de previsión. El sindicato Fepol lo ha tildado directamente "de incompetencia". El sindicato SAP-FEPOL lo calificó de "ridículo" y pidió explicaciones a los máximos dirigentes. Llegarán este viernes a las 11 h en una rueda de prensa en la que intervendrán Elena, Sallent, el director de la policía, Pere Ferrer, y la comisaria Rosa Bosch. Por el momento, fuentes del departamento descartan ceses.