Salvador Illa: "La CUP y Junts ya han dicho que Aragonès no es de fiar, y con nosotros tampoco ha cumplido"
Primer secretario del PSC y jefe de la oposición en Catalunya
BarcelonaEl primer secretario del PSC y jefe de la oposición en Catalunya, Salvador Illa (la Roca del Vallès, 1966), atiende al ARA una semana después de la salida de Junts del Govern y en un momento en el que el president, Pere Aragonès, busca socios para aprobar los presupuestos de 2023 y el PSC se ofrece a pactarlos.
El enfrentamiento entre partidos independentistas favorece sus intereses políticos. ¿Se lo esperaba?
— Lo que hace este enfrentamiento crónico es perjudicar a Catalunya, no sé si de paso me favorece o no. Hemos tenido 500 días de un gobierno que ha derrochado el tiempo de los catalanes. Y ahora tenemos un gobierno más débil que ya ha hecho un primer anuncio muy negativo: el 1 de enero de 2023 no habrá unos presupuestos en vigor.
En el debate de política general dijo que el Govern era un juguete roto. ¿Es positiva la salida de Junts?
— No es positiva, porque deja un gobierno más débil con una orientación confusa. Estamos viviendo un momento muy complejo y lo que conviene son gobiernos fuertes y estables y política útil. No veo este planteamiento por parte del president Aragonès.
Entonces, ¿por qué está en contra de una convocatoria electoral?
— Porque es un momento muy delicado. ¿Cómo explicamos a los ciudadanos que, por un rifirrafe de partidos, no hay un presupuesto dentro del plazo y en la forma oportuna que ponga a disposición de los catalanes los 3.098 millones de euros de más ingresos que tenemos? A mí esto es lo que me mueve. Llevo desde finales de agosto ofreciéndome para hacer unos presupuestos de país e, incomprensiblemente, el señor Aragonès me dice que no. Que prefiere acordar los presupuestos con el socio de gobierno que ha dejado de ser socio porque dice que el señor Aragonès no ha cumplido su palabra.
¿Estaría dispuesto a favorecer los presupuestos a pesar de que no los negocie?
— No, los presupuestos se tienen que negociar. Quiero recordarle que el señor Aragonès tiene el apoyo de 33 diputados, los mismos que tiene mi grupo pero con la diferencia de que mi grupo tiene más voto popular. Estoy dispuesto a contribuir en los presupuestos, pero se tienen que negociar.
¿Cuáles serían las líneas de negociación de este presupuesto?
— Con el gobierno alternativo hemos aprobado un plan de choque social de 848 millones de euros que he remitido al señor Aragonès. Y lo hemos hecho después de conversar con agentes sociales, sindicatos y patronales. Esto es un primer tema a hablar, pero hay otros muchos, por ejemplo en materia de energías renovables, en las que vamos a la cola, o en materia de infraestructuras. Yo le aseguro que estoy dispuesto a hacerlo con un espíritu constructivo, voy de verdad. Lo que quiero saber es qué quiere el señor Aragonès, porque ya he oído voces que dicen que mejor prorrogar el presupuesto, que no pasa nada. ¿Qué quiere decir que no pasa nada? Se está convirtiendo en un presidente de la renuncia: renuncia a tener presupuestos, al diálogo entre catalanes, a tener un gobierno fuerte y estable.
Con la formación del nuevo gobierno sí le ha dado un mensaje al incorporar a ex miembros de Convergència y a un antiguo miembro del PSC.
— Los mensajes a mí me gusta que se den directamente, cogiendo el teléfono, llamando y diciendo mire, hay esto. Yo no veo ningún mensaje. Ha incorporado a una persona que estuvo hace años en nuestra formación, pues ni frío ni calor. Deseo que el señor Nadal, el señor Campuzano, la señora Ubasart y quien sea tengan todos los éxitos del mundo. El problema de este gobierno no es de composición, es de viabilidad parlamentaria. El señor Aragonès fue investido con un apoyo de 74 diputados. Los diputados de la CUP fueron los primeros que le dijeron usted no ha cumplido y no vemos que sea de fiar, y le retiraron el apoyo. Ahora ha sido Junts quien le ha dicho que tenían un acuerdo y que no es de fiar porque no ha cumplido. Y yo lo que le puedo decir es que tengo un acuerdo con ERC, el que hicimos con ocasión de la investidura de Pedro Sánchez, que estipula que habrá un diálogo entre catalanes, y tampoco se ha cumplido. Esto lo tengo que tomar en consideración, pero nos ofrecimos para los presupuestos y seguimos en esta vía.
¿Aunque el presidente de ERC, Oriol Junqueras, diga que veta al PSC para aprobarlos?
— A mí ya me vetaron desde las elecciones, pero no es tiempo de vetos ni de bloqueo. Y tampoco puedo entrar en provocaciones de nadie. Yo hago un planteamiento que creo que es el que corresponde en este momento.
¿Una de las condiciones para negociar los presupuestos sería crear esta mesa de diálogo en Catalunya?
— Yo tengo que tener en cuenta que hicimos un acuerdo y que una parte no se ha cumplido. Por lo tanto, tengo que ir alerta y tener muchas garantías de que lo que se acuerde se cumpla.
Para que ustedes aprobaran los presupuestos catalanes, ¿ERC los tendría que aprobar en el Congreso?
— La política catalana tiene que tener y tiene su dinámica. Lo que sí que he defendido siempre es coherencia política aquí y en Madrid. Y no entendería que un partido que pide que tenemos que ser todos responsables aquí no lo sea cuando estamos hablando de otra administración. En este momento todas las administraciones tienen que tener presupuestos aprobados, porque el momento es delicado.
La mesa de diálogo se tiene que reunir antes de acabar el año. ¿Se tiene que acordar la reforma de la sedición?
— Nuestra posición es conocida. Es un compromiso del presidente Sánchez en su investidura, y yo que lo conozco bien sé que tiene por costumbre cumplir sus compromisos, y si no puede, explica por qué. Y tengo confianza en que este compromiso se hará en dos direcciones: incorporando la experiencia de lo que pasó en Catalunya hace cinco años, y que afortunadamente ya estamos dejando atrás, y tomando en consideración el derecho comparado que hay a nivel europeo.
¿Un acuerdo de claridad para un referéndum sería posible?
— Nosotros estamos a favor de votar un acuerdo, no de votar una ruptura. No entiendo por qué hay gente que sigue emperrada en dividir.
¿Preguntar es dividir?
— Es generar una dinámica divisiva, sí. Hay mucha gente que se siente catalana, española, europea, andaluza o aragonesa. ¿Por qué tenemos que elegir? La experiencia reciente lo que me ha enseñado, y lo he vivido en primera persona, es que yendo juntos somos más fuertes. Lo que tenemos que hacer es abrir el diálogo entre catalanes, reconocer que Catalunya tiene maneras de pensar diferentes y buscar aquello que nos une. Hay mucho campo para correr en la mejora de nuestro autogobierno y, cuando tengamos un acuerdo, someterlo a consideración de la ciudadanía.
Más del 70% de los encuestados del CEO dicen que querrían decidir el futuro del país en un referéndum.
— Sí, pero no dicen un referéndum de autodeterminación. Aquí se hacen trampas al solitario. Yo también estoy de acuerdo con votar en un referéndum, pero para votar un acuerdo.
Usted habla de mejorar el autogobierno de Catalunya. ¿Con qué?
— Con la ley electoral, por ejemplo.
¿Y tienen tiempo de mejorar la ley electoral, después de tantos años?
— Después de 40 años somos la única comunidad autónoma que no tenemos una ley electoral, y esto es responsabilidad exclusiva nuestra. No tienen nada que ver ni Madrid ni Cádiz. Yo he dicho que estoy dispuesto a hacerlo y el señor Aragonès dijo que era un compromiso, pero no ha cambiado nada. Otro tema obvio es no permitir que las instituciones, como el Parlament de Catalunya, estén en posición de interinidad. Y también la mejora de la financiación autonómica.
¿Estaría dispuesto a presentar una moción de censura?
— No tengo esto en la cabeza, hoy. Lo que tengo en la cabeza son los presupuestos. Y quiero actuar con prudencia, no tengo prisa. Tenemos que explorar todas las vías para que los podamos tener.
Por lo tanto, ¿la mano tendida no tiene fecha de caducidad?
— En función de cómo vayan las cosas tampoco podemos estar encallados. Hay que discutir y ver qué se puede hacer, yo voy con esta voluntad. Ahora, usted me dice: ¿usted descarta…? No, no puedo descartar nada. Yo lo que le aseguro es que actuaré pensando en el interés general de los catalanes más que en mis intereses electorales.
¿Los resultados de la mesa de diálogo son suficientes?
— Está avanzando, ¿no? ¿Que me gustaría que fuera más deprisa y más rápido? Sí. Quizás iría más rápido si también hiciéramos el diálogo entre nosotros aquí.
Catalunya ha recibido en la primera mitad del año el 15,7% de la inversión territorializada que aparecía en los presupuestos del Estado. ¿Está seguro de que se están haciendo bien las cosas?
— La Generalitat de Catalunya ejecuta un 20% del capítulo de inversiones a 31 de agosto y nadie se rasga las vestiduras. ¿Por qué, cuando pasa en Madrid, es un maltrato y mala fe con Catalunya? ¿Hay recorrido de mejora? Sí. Pero muchos proyectos se tienen que volver a licitar porque hay un incremento importante de costes. También es verdad que hay un proceso de adjudicación y licitación demasiada garantista que se tiene que agilizar, o que ha habido muchos años en los que no se han hecho proyectos en Catalunya por parte de anteriores gobiernos y que tampoco aquí ha habido la atención para impulsarlos.
Usted ha defendido el traspaso de Cercanías. Como el problema es Adif, ¿esto no es un regalo envenenado?
— No tengo por costumbre hacer regalos envenenados. Adif es Adif y Renfe es Renfe.
Pero si no se controlan las vías... ¿usted lo aceptaría?
— Tengo tanta confianza en las capacidades de Catalunya que creo que no nos tiene que dar miedo, esto. Y creo que se tiene que trabajar no contra Renfe, no contra Adif, no contra Ferrocarrils de la Generalitat, sino conjuntamente con todos ellos.
El último barómetro del CEO le da al PSC una victoria con hasta 42 escaños. ¿A quién se acercaría usted para gobernar?
— No estoy pensando en cuántos escaños tendré. A mí me gustaría tener suficiente fuerza para poder hacer un gobierno con los comuns, progresista, y si no ya lo veríamos. Pero no es momento de esto. A mí ahora lo que me obsesiona es el presupuesto.
La próxima semana se verá con el president Aragonès. ¿Qué pondrá encima de la mesa?
— Lo que haré, en primer lugar, es escuchar qué planteamiento tiene, qué me quiere decir. Y yo lo que pondré encima de la mesa es que estoy construyendo una alternativa, pero que estoy dispuesto a tener la mano en lo que sea bueno para los catalanes. Y también le diré que, si eventualmente llegamos a un acuerdo, tenemos que tener garantías.