El Parlament deja definitivamente a Pau Juvillà sin escaño

La secretaria general ordena a los funcionarios que le retiren el acta en cumplimiento de la resolución de la JEC

BarcelonaPau Juvillà deja de ser formalmente diputado del Parlament de Catalunya. La secretaria general de la cámara, Esther Andreu, ya ha ordenado a los funcionarios que cumplan con la resolución de la Junta Electoral Central (JEC) a través de un escrito al que ha tenido acceso el ARA. "Sin perjuicio de la posición procesal defendida por el Parlament de Catalunya ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo, por imperativo legal, y para evitar que se impute a mi persona y a otros funcionarios de la cámara cualquier tipo de responsabilidad disciplinaria, contable o penal, me veo obligada a dar a la administración parlamentaria las instrucciones estrictamente necesarias para no desatender lo que exigen los acuerdos de la Junta Electoral Central mencionados". Es el último párrafo de una comunicación firmada por Andreu este mismo jueves y que ya ha sido entrada en el registro de la cámara. Juvillà ya ha sido excluido de la web del Parlament y, de hecho, según la información de la propia cámara, se le dio de baja el día 28 de enero, a pesar de que la orden ejecutiva sea de este jueves.

Es el colofón de un día tenso en el Parlament, que había empezado con la convocatoria urgente del pleno para ratificar el dictamen de la comisión del Estatuto del Diputado -que no ve motivos para que Juvillà pierda el escaño-, y que había tenido su clímax con el rechazo de la presidenta, Laura Borràs, a la delegación del voto de Juvillà. El diputado de la CUP ya era, pues, un diputado que no podía votar. Pau Juvillà había comprobado que, a pesar de lo que proclaman los partidos independentistas en el Parlament, él ya no formaba parte de él, o al menos no se le respetaban los derechos propios del cargo. La CUP había pedido precisamente la delegación de voto para forzar a Borràs a tomar definitivamente una decisión y la presidenta lo ha rechazado amparándose en el artículo 16 del reglamento de la cámara, que habla de los conflictos de intereses. Un artículo que deja en manos de los diputados y no de la presidenta del Parlament las decisiones a tomar cuando hay un conflicto de estas características.

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La CUP no se lo ha tomado bien y ha decidido que ninguno de sus diputados votaría el dictamen. "La verdad es que los derechos de Pau Juvillà están suspendidos y hoy no ha sido convocado a este pleno", ha denunciado la diputada Eulàlia Reguant. A las 13.30 h se había reunido la junta de portavoces, y los diputados han recibido un correo electrónico anunciándoles la convocatoria del pleno. Todos menos Juvillà, que no ha acudido presencialmente a la cámara como consecuencia de su estado de salud. La decisión de la CUP ha sorprendido a algunos diputados de JxCat e incluso ha habido una discusión interna sobre si ellos tendrían que votar o no.

La frágil unidad entre JxCat, ERC y la CUP de las últimas semanas ha saltado por los aires en la primera ocasión de demostrar si realmente la desobediencia a la Junta Electoral Central (JEC) era una opción. El dictamen que se votaba este jueves ya hacía intuir la respuesta –se escuda en los funcionarios para limitar la desobediencia–, y el secretismo que se ha mantenido alrededor de la delegación de voto de Juvillà ha sido el preludio de lo que acabaría pasando en el hemiciclo. La mayoría de diputados de la cámara no sabían nada de la decisión que tomaría Borràs, que se ha encerrado con su círculo de confianza y ha aguantado la incertidumbre hasta el último minuto, hasta el punto de que solo los diputados que habían estado con ella sabían qué pasaría. Ni la CUP, ni ERC ni tampoco miembros de Junts. El diputado Joan Canadell incluso había tuiteado desde el hemiciclo que estaba "listo para la primera votación desobedeciendo al Estado". Después, al ver que ha pasado lo contrario, lo ha acabado borrando.

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Instantes antes de que empezara el pleno, Borràs ha sido interpelada por los diputados de la CUP, que se interesaban sobre qué había decidido. La presidenta no les ha respondido y, en silencio, se ha dirigido al hemiciclo flanqueada por las personas de su confianza. Tras declarar iniciada la sesión, han empezado las preguntas. "No nos han llegado las delegaciones de voto de todos los grupos", se ha quejado el portavoz de Vox, Joan Garriga. Borràs lo ha justificado en el poco tiempo de margen que han tenido para enviarlas. "Queremos saber si el exdiputado Pau Juvillà ha delegado el voto o no", ha insistido Garriga. "La delegación de voto de Pau Juvillà no consta en las delegaciones de voto que hemos aceptado para este pleno", ha respondido, ahora sí, Borràs, que ha argumentado que si lo hubiera aceptado podría haber un "conflicto de intereses", hecho que iría en contra de "preservar los derechos de los diputados", porque la votación habría podido quedar "contaminada".

¿Mantener unos días el relato?

Por si no hubiera suficientes elementos para la polémica, la propia JEC se ha sumado al atardecer, cuando ha hecho público un acuerdo, dirigido de nuevo a la presidenta del Parlament, exigiéndole que "de forma inmediata" retire el escaño a Pau Juvillà. El Parlament, según el dictamen aprobado este jueves, considera que no hay ningún supuesto reglamentario para que el diputado de la CUP pierda el escaño. Y, aún así, no se le permite delegar el voto y la secretaria general ordena que se le retire. Las dudas, por si todavía queda alguna, se acabarán de resolver en las próximas horas.

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Nadie dentro de los tres partidos independentistas defendía desde hace días que se pudiera mantener el escaño de Juvillà hasta la sentencia firme, como proclamaba la propia presidenta en diciembre y como especifica el reglamento de la cámara. Pero ni siquiera se confiaba en mantener el relato de que seguía siendo diputado hasta que el Tribunal Supremo resolviera las cautelares que se han pedido contra la ejecución de la resolución de la JEC. Podría pasar que el Supremo resolviera rápido –el plazo corre–, pero Juvillà ya no ejerce de diputado y la imagen del 16 de diciembre de él acompañado en la sala de prensa del Parlament por Borràs y el resto de representantes independentistas de la mesa ha quedado hecha pedazos. Fuentes de la CUP acusan a la presidenta de no haber mantenido su palabra y responden fuentes de JxCat acusando a los cuperos de intentar provocar que Borràs desobedeciera en solitario. Desde ERC también hay quejas por el secretismo que dicen que ha rodeado en los últimos días a Borràs para acabar tomando la misma decisión que JxCat tanto le criticó a Roger Torrent cuando en enero de 2020 aceptó que se retirara el escaño al entonces president del Govern, Quim Torra.

La oposición lo ha aprovechado para hacer sangre en la división entre socios. "Juvillà ya no es diputado y Borràs no lo quiere decir", ha afirmado Carlos Carrizosa (Cs). Se han oído comentarios como "magia Borràs" o "ha habido un Torrente de realidad", en palabras de David Cid (comuns). Alícia Romero (PSC) ha considerado que el espectáculo era "vergonzoso" y ha pedido a JxCat, ERC y la CUP que fueran sinceros con la ciudadanía. "Ha querido hacer su particular semana blanca", ha ironizado Alejandro Fernández (PP) sobre la propuesta de parada de la actividad parlamentaria que había hecho Borràs y que todavía este jueves ha hecho que se aplazaran algunas comisiones.

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Esperando la resolución definitiva de un conflicto originado por la condena del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya contra Juvillà por haber mantenido lazos amarillos en su despacho de la Paeria en periodo electoral, Borràs ha denunciado la situación a través de una carta enviada a varios Parlamentos internacionales en la que ya admite que la JEC ha "desposeído" al cupero de su acta.