política

Pedro Sánchez afronta la investidura con la derecha inflamada

PP y Vox se movilizan en todos los frentes para impedir que el nuevo ejecutivo empiece a andar

MadridAunque caminando por el centro de Madrid estos días, en plenos preparativos de Navidad, nada hace pensar que se prepara un "golpe de estado" ni nada parecido, la derecha ha decidido activar todos los frentes para impedir lo que a horas de ahora parece inexorable: y es que Pedro Sánchez, para su desesperación, se convertirá este jueves en presidente del gobierno español y mantendrá así todos los resortes de poder que le otorga el ser inquilino de la Moncloa, entre ellos el más importante, el botón de convocar elecciones. En las últimas horas el PP ha aprobado en el Senado una reforma del reglamento para dilatar la aprobación de la amnistía, Vox ha anunciado la presentación de una querella criminal contra Sánchez, ha habido concentraciones de jueces, manifestaciones de estudiantes, etc. Si la regla de los 100 días de cortesía lleva años pasado en la historia, Sánchez está teniendo una oposición durísima desde el momento -1. Pero el líder socialista cuenta con los 179 votos que le permitirán ser investido en la primera vuelta, este jueves: los del PSOE, Sumar, ERC, Junts, EH Bildu, PNB, BNG y CC.

El PP también ha activado una campaña internacional para advertir a Europa del "deterioro de la democracia española", según explicó este martes el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, a los corresponsales extranjeros afincados en Madrid. El PP cuenta con el apoyo del PPE en el Parlamento Europeo, y en la Eurocámara pueden hacer ruido, pero es difícil que la Comisión, que son los que pueden aprobar sanciones, decida intervenir en un asunto doméstico. La editorial a favor de la amnistía del Financial Times, además, demuestra que las élites europeas avalan la apuesta de Sánchez por la distensión en Catalunya.

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La demonización de Sánchez

El terreno de batalla será, pues, el puramente estatal. El objetivo indisimulado de la derecha es crear un clima irrespirable, en la calle y en las instituciones, para hacer descarrilar al gobierno y forzar un adelanto de las elecciones. cuál es el problema Que Sánchez ya cuenta y que todo ello le afecta más bien cero. Es más, el histórico del líder socialista indica que cuanto mayor es la presión de la derecha contra su figura, más se reafirma en que su estrategia, que es la del movimiento constante hacia delante, es la correcta. No es casualidad que una de las pegatinas que más furor causó en la campaña entre los militantes socialistas fueran las que hablaban de "Perro Sanxe". A mayor demonización de Sánchez, mayor movilización del voto progresista. Una voz socialista lo resume así: "Quizá a muchos de los nuestros no guste la amnistía, pero entre la amnistía y lo que estamos viendo estos días en la calle Ferraz, la gente lo tiene claro: amnistía". Para terminar de desesperar a la derecha, en su discurso de toma de posesión, Sánchez se centrará en la idea de que el nuevo Gobierno será estable y presentará un programa con una visión de 4 años, hasta 2027.

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De modo que este miércoles y jueves el Congreso asistirá a un nuevo ejercicio de supervivencia de Sánchez, quizás el más audaz de los que ha protagonizado hasta ahora. De hecho, la derecha depositaba todas sus esperanzas en una revuelta interna del PSOE que no se ha producido. El hombre que tenía que activarlo era el presidente de Castilla y la Mancha, Emiliano García Page, pero no se ha atrevido. Según publicaba El Mundo este martes, en la última conversación entre Feijóo y Page, éste último le pidió que no buscara tránsfugas en el grupo socialista porque era "inmoral". El PSOE es ahora un castillo fortificado donde Sánchez hace y deshace.

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PP y Vox, pues, se ven impotentes para detener la investidura, pero sí cuentan con palancas para hacer la vida imposible al ejecutivo, empezando por los jueces, los altos funcionarios (que se han manifestado en contra de cualquier cesión competencial), y los sectores económicos madrileños, con la CEOE a la cabeza. La incógnita es si este ejército será suficiente para derribar a Sánchez, y si la competencia entre el PP y Vox no será también un factor distorsionador. Porque por muy duro que sea el discurso de Feijóo de este miércoles, nunca podrá superar al de Santiago Abascal.

Las vidas de Sánchez

Para entender la inflamación de la derecha de estos días, es necesario remontarse a la noche del 28 de mayo, cuando la ola azul y verde barrió a los gobiernos de izquierdas de muchos ayuntamientos y comunidades autónomas. Aquella noche, por primera vez, parecía que la estrella de Sánchez se apagaba y que ya no le quedaban obras maestras como la campaña contra el establishment socialista en las primarias de 2017, la moción de censura de 2018, el pacto con ERC. de 2019 o la activación de los fondos europeos para hacer frente a la pandemia, que han inundado de dinero la economía española. Pero la realidad ha demostrado que todavía tenía un último as en la manga en forma de pactos PP-Vox y movilización del voto femenino.

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Y cuando la aritmética le obligaba a desdicharse de lo que dijo en campaña, no lo dudó ni un segundo y dio la orden de callar sobre la amnistía y explorar el pacto con Carles Puigdemont. Durante semanas, todas las esperanzas de la derecha estaban depositadas en el expresidente en el exilio. Pero tampoco le ha funcionado. Lo que no sabemos es si al gato Sánchez aún le quedan más vidas o con ese pacto ya las ha agotado todas.