El gallego que ya no disimula con el catalán en Europa
BarcelonaLa de este martes es una fecha rodeada en el calendario por el catalán en la Unión Europea porque, pese a que lleva ya más de un año y medio sobre la mesa –por el pacto de investidura Junts-PSOE–, hace unas semanas España ha empezado a aumentar la presión de verdad para que la oficialidad sea una realidad. Así lo transmiten fuentes diplomáticas de distintos estados de la UE, que irán a la reunión aún con muchos recelos. Las resistencias son múltiples, hasta el punto de que es posible que se decida volver a guardar el catalán en un cajón hasta finales de junio o ya en septiembre, cuando se debe debatir el presupuesto de la Unión Europea y España tendrá una nueva palanca de negociación. Hay dos motivos que explican los recelos del resto de los estados: por un lado, están los países bálticos, que con minorías rusófonas temen que estas comunidades urdan un movimiento para imitar, en su caso, la oficialidad del catalán, el gallego y el euskera; y, por otra parte, están los tentáculos del PP en Europa, que utiliza para frenar que lenguas que son propias del estado español tengan mayor protección.
Lo ha admitido el PP de Catalunya: Alberto Núñez Feijóo ha estado haciendo llamadas para contrarrestar la presión del gobierno español a favor del catalán. Los populares han activado su buena relación con el Partido Popular Europeo, a través de la número 2 de Manfred Weber, la catalana Dolors Montserrat, para que los gobiernos que tienen en toda la UE se posicionen en contra. Incluso habrían pedido a Vox que replicaran la misma estrategia con aquellos gobiernos más proclives de extrema derecha como el de Hungría de Viktor Orbán o el de Italia de Giorgia Meloni.
El PP cree que maquinar contra el catalán, el gallego y el euskera no le genera ningún coste electoral en España. La gran paradoja es que esto ocurra con una catalana, Dolors Montserrat, en una posición preeminente en el Partido Popular Europeo, y un gallego, Alberto Núñez Feijóo, al frente del PP en todo el Estado. Ahora que el PP afronta su congreso y el ala más dura y la más moderada se verán las caras, parece que el péndulo vuelve a decantarse hacia Madrid. Lejos queda ese Feijóo que, poco después de llegar al frente de Génova, aterrizó en las jornadas del Círculo de Economía con la promesa de seducir Cataluña.
¿Debilitar a Pedro Sánchez?
El PP siempre ha tenido una actitud hostil hacia las reivindicaciones culturales, lingüísticas y nacionales de dentro del Estado (a diferencia del PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez). De hecho, la actitud que tiene de cara al debate de este martes es la misma que tuvo Aleix Vidal-Quadras cuando, en 2006, se debatió sobre autorizar el uso del catalán en el Parlamento Europeo. Entonces el PP hizo decantar la balanza en su contra. Los populares sólo han tenido una actitud diferente en ciertos momentos (Pacto del Majestic) y por personalidades muy concretas: Josep Piqué liderando al PP de Cataluña o Santi Fisas en el mismo Parlamento Europeo defendiendo que el catalán fuera oficial.
En todo caso, en la votación de este martes al PP no solo le pesa su ADN a favor de la España uniforme, sino que también ve la oportunidad de debilitar a Pedro Sánchez. Que el catalán fracase en la Unión Europea no va a favor de la estabilidad del gobierno español, que depende de Junts y ha situado este tema como primordial para seguir apuntalando a la Moncloa. Ahora bien, con tan descarada oposición a la oficialidad del catalán, Feijóo también le da argumentos a Pedro Sánchez para que se justifique ante sus socios: si fracasa podrá decir que ha sido por la presión indisimulada del PP y Vox, y que quien hace lo que puede, no está obligado además, que dicen.