El PP pierde pistón en la calle en una nueva protesta contra Sánchez
Feijóo y Ayuso descalifican al verificador en un acto ante 8.000 personas en Madrid
MadridFrancisco Galindo no es un nombre rápidamente reconocible para los asistentes del acto que ha hecho el PP este domingo contra Pedro Sánchez en Madrid -8.000, según la delegación del gobierno español; 15.000 según la organización–. En ningún momento le han mencionado ni Alberto Núñez Feijóo ni Isabel Díaz Ayuso ni José Luis Martínez Almeida durante sus discursos, pero sí se han referido a ellos de otras formas: “un ciudadano salvadoreño”, “un experto en diálogo entre terroristas y guerrillas latinoamericanas”, “una persona de fuera”, “un comisario político paralegal” y un “testaferro de ETA”. Efectivamente, estos dos últimos términos los ha pronunciado la presidenta de la Comunidad de Madrid.
El verificador internacional de la mesa de negociación entre el PSOE y Junts, que cuenta con el apoyo de la entidad suiza Henry Dunant, que contribuyó al desarme de ETA, ha sido coprotagonista de una nueva concentración del PP contra la amnistía y los pactos de Sánchez con el independentismo, que a su entender abocan a España a un "rotura a velocidad de vértigo", en palabras de Ayuso. Según la dirigente madrileña, es una "humillación tener que pasar por Suiza" y la mediación deja a España "a la altura de las FARC". Feijóo ha pedido que se ponga fin a ese "despropósito": "No se negocia en clandestinidad la dignidad y la democracia", ha denunciado.
Miles de personas han aclamado los ataques de los dirigentes del PP, con peticiones de cárcel para Sánchez y Carles Puigdemont, pero el nivel de afluencia ha sido bastante menor respecto a la protesta de hace tres semanas en la Puerta del Sol -unas 80.000 personas – y en la manifestación de hace dos en Cibeles, donde llegaron a reunirse 170.000 personas. Con la llegada de diciembre, el Noviembre nacional –tal y como algunos sectores de la extrema derecha han llamado a este ciclo de movilizaciones– va a la baja, si bien Feijóo ha prometido que habrá más actos así. "No nos rendiremos", ha asegurado. Además, aunque la cita estaba junto a la sede del PSOE en Ferraz, apenas se desplazaron allí un centenar de personas.
Lo que no ha mermado es la exacerbación retórica. Feijóo y Ayuso han caracterizado a Sánchez como mínimo menos que un dictador y el jefe de la oposición ha advertido que "el mundo está dejando de creer en España". Sin embargo, ha querido desvanecer las dudas sobre si el gobierno de Sánchez es legítimo aunque esté "rodeado de mentiras y corrupción": ha afirmado que sí lo es, pero también ha dejado claro que cuestiona su "desvergüenza y amoralidad".- _BK_COD_ Apoderarse de la Constitución
La fecha era propicia para situar en el debate la Constitución, que el miércoles cumple 45 años. "El gobierno español está en contra de la Constitución", ha aseverado el presidente del PP, que ha querido instalar la idea de que Sánchez vulnera el intocable pacto del 78. Ha habido palabras sobre el "muro" que Sánchez ha " levantado contra los jueces” y que quiere “controlarlos”, pero no ha hecho ninguna referencia al bloqueo del Consejo General del Poder Judicial que mantiene el PP y que este lunes cumple cinco años.
Se espera de cara al miércoles un acto de conmemoración de la carta magna, que estará marcado por esta división, muy lejos del espíritu pactista de hace más de cuatro décadas que unos y otros se afanan por reivindicar. El clima y el tono son de máxima polarización, incluso superando los límites de la corrección política, dado que el "hijo de puta" de Ayuso en Sánchez durante el debate de investidura, convertido en me gusta la fruta, ya se ha convertido en una broma habitual entre los dirigentes del PP. "No se olvide de tomar fruta de postre", se ha dirigido al público el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, para terminar su discurso. “¡Buenas tardes y buena fruta!”, se ha despedido la propia presidenta madrileña.
Puigdemont reivindica los pactos
Feijóo recordaba que incluso los nacionalistas contribuyeron a la Transición y, precisamente, Carles Puigdemont ha reivindicado este domingo que PSOE y Junts estén explorando la senda del acuerdo. “El pacto no tiene el prestigio social que lamentablemente tiene la testosterona de quienes prometen derramar la sangre para salvar a la patria; por eso asocian pactar con el adversario —o el enemigo— a un acto de debilidad, o de cobardía, o de traición”, ha twitteado en X.
Al día siguiente de la reunión en Ginebra de JxCat y el PSOE con la presencia del mediador internacional, el expresidente de la Generalitat ha recordado la relación que Juan Carlos I tenía con el país helvético para señalar las contradicciones del discurso de la derecha. “Nunca los veo ver nada preocupados por el honor de España cada vez que su anterior jefe de Estado iba a Suiza, y mira que tuvieron oportunidades de decir algo, de perseguirle a ver con quién se reunía, de lo que hablaban y de exigir transparencia. O de preguntar a los ministros de jornada si sabían algo”, ha añadido, en relación a la fortuna que el emérito ocultó en Suiza. La legislatura sólo acaba de empezar y ya muestra síntomas de que será tanto o más convulsa que la anterior.