Sánchez y Feijóo lanzan los dados en un nuevo plebiscito

El líder del PP abre la puerta a pactar con la extrema derecha de Meloni

Madrid / BarcelonaPor cuarta vez en cuatro meses, la maquinaria electoral vuelve a activarse, ahora por unos comicios europeos con aroma a batalla estatal. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo han situado a ambos el 9-J como un plebiscito entre ellos, una reválida de las elecciones españolas de hace menos de un año. El líder del PP busca exprimir al máximo la inestabilidad que sobrevuela la legislatura en el Estado, con la discutida ley de amnistía y la finta de dimisión del presidente español como principales momentos críticos. Por su parte, el PSOE aspira a un resultado ajustado con el PP para discutirle su papel de alternativa.

“¡Salimos a ganar!”, exclamaba Sánchez para culminar el acto de apertura de campaña en Valencia, ante 2.200 personas, en el que no se ha escondido de pedir explícitamente el voto pese a que técnicamente sólo se podía hacer en partir de esta medianoche. La media de las encuestas de los últimos días sitúan al PP a la cabeza, con más de cinco puntos de ventaja. El sondeo de 40dB publicado en El País y la Cadena SER el lunes, sin embargo, acercaba a los socialistas a 3,5 puntos y el CIS de este jueves ya va directamente a contracorriente. Según el instituto dirigido por José Félix Tezanos, sería el PSOE quien obtendría la primera plaza, con cinco puntos más que el PP. En escaños, serían 21-24 para la lista capitaneada por Teresa Ribera y 18-20 para la que lidera Dolors Montserrat.

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Estimació del CIS per a les eleccions europees
Forquilla d’escons obtinguts segons l’enquesta

Los dos grandes partidos han llegado a la conclusión de que, a cada uno a su manera, les conviene españolizar los comicios, dado que se vota en todo el Estado. En Ferraz son conscientes de que la mejor manera de movilizar a los suyos es poniendo toda la carne a la parrilla, dibujando un sentido de trascendencia como el de las españolas del año pasado, cuando el espantajo del pacto PP-Vox funcionó para resistir ante la fuerza electoral de la derecha. "¡Que retroceda la coalición reaccionaria en España y en Europa!", ha proclamado Sánchez, que no ha desaprovechado la ocasión para responder a su nuevo archienemigo, Javier Milei. “La justicia social no es una aberración. Lo es el proyecto que responde al interés de una minoría escondiéndose tras una falsa bandera de la libertad”.

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En este marco, el PP ha empezado ya a abrir la puerta a los pactos con la extrema derecha en Europa para no depender de los grupos de izquierdas. En el debate del miércoles en La Sexta, Montserrat evitó mojarse sobre estas alianzas, pero el líder del partido, Alberto Núñez Feijóo, no descartó entenderse con la familia que integre a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. "No me parece homologable a otros partidos que se consideran de extrema derecha en Europa", ha justificado durante un coloquio organizado por el Círculo de Economía en Barcelona. Aunque matizó que su planteamiento "no es el de una alianza con la extrema derecha", añadió que en Italia hay unos posicionamientos que les "hacen ser más optimistas". Sin embargo, el PP quiere poner el foco en la arena española. Se trata de las primeras elecciones en las que se vota en todo el Estado desde que se pactó el olvido judicial del Proceso con Carles Puigdemont, y los populares creen que esto pasará factura al PSOE en algunas comunidades fuera de Catalunya. Sin embargo, este jueves ha elegido la capital catalana para el pistoletazo de salida de la campaña, tras multiplicar por cinco los escaños en las elecciones autonómicas.

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La consigna ha sido clara: "echar a Pedro Sánchez" y oponerse a "vender España" con la amnistía. Los encargados de venderla fueron Feijóo y Montserrat, que avisó de los riesgos de "bajar la guardia": "Ni Sánchez es el Estado ni Begoña [su mujer] es una institución", espetó. El dirigente gallego ha ido más allá y ha pedido el voto contra el gobierno español y la amnistía a través de los comicios europeos. Incluso ha bautizado como "amo" al presidente español, en un discurso de dinámica plenamente estatal en el que ha reprochado las palabras del ministro de Transportes, Óscar Puente, que se refería a Sánchez como "puto amo", y que Feijóo es asociado a la servidumbre, "al poder". En ese sentido, Feijóo se implicará en la campaña con una caravana propia, lo que evidencia que estos comicios son también un test para él. Una sólida victoria podría darle alas para amenazar la legislatura en el Estado, pero también es una jugada de riesgo: si el PSOE logra un empate técnico, dejaría a Feijóo sin argumentos.

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Las demás pugnas

Más allá de los dos grandes partidos, la atención de estos comicios se centra en la fuerza de Vox frente al auge de los de Feijóo y la pugna entre Sumar y Podemos. El partido lila lo fía todo a la popularidad de Irene Montero, que ha enarbolado la bandera del antibelicismo con un dardo a Josep Borrell: "No mueve un dedo para que haya paz en Ucrania", ha exclamado. Díaz, por su parte, ha apoyado a su candidata, la menos conocida Estrella Galán, y ha presentado su partido como "la internacional de la esperanza" ante la extrema derecha.

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Vox ha comenzado la campaña en Castilla y León, donde entraron por primera vez en un gobierno autonómico, en un acto con alabanzas a Marine Le Pen y Viktor Orbán, los líderes de la extrema derecha en Francia y Hungría, y se ha erigido en el "único partido que se preocupa por los intereses de los españoles en Europa".

Una batalla distinta es la de Ciudadanos y el PNV, que luchan por mantener su representación en la Eurocámara. Cs tiene una última bala y el objetivo de "volver a empezar", en palabras del candidato Jordi Cañas, y el PNV juega la revancha de las elecciones vascas del mes pasado con EH Bildu.