¿Sacudirá la legislatura catalana, el caso Cerdán?
El PSC admite preocupación pero descarta distanciarse de Sánchez para evitar verse salpicado por la crisis
BarcelonaEl nombre de Salvador Isla aparece en los audios que evidencian una trama de cobro de comisiones irregulares, y la oposición, especialmente el PP, no ha tardado en aprovecharlo para tratar de acorralar al presidente de la Generalitat e intentarle implicar en todo ese escándalo. El jefe del ejecutivo catalán, sin embargo, se ha apresurado a desvincularse, sobre todo en el tema del cobro de comisiones por la compra de mascarillas durante la pandemia –aseguró, además, que no tenía "ni puñetera idea" de quién era Chili, la persona con la que Koldo García decía haber tenido conversaciones, según los áudios. Pese a desatar a Isla de cualquier derivada del caso, en el Gobierno admiten que la situación es complicada, tanto para el partido como para el ejecutivo español, y que ha sido un duro golpe, un autogol. Sin embargo, también aseguran que la situación no es irreversible y que, en el caso de Catalunya, la gobernabilidad está asegurada mientras se cumplan los compromisos de investidura.
Esta semana, socialistas y republicanos intentaron escenificar que el traspaso de Cercanías, uno de los acuerdos que pactaron para investir a Pedro Sánchez en el 2023, sale adelante. Con medio año de retraso, ambas partes firmaron la constitución de la nueva operadora, que debería entrar en funcionamiento a principios del próximo año, mientras continúa en marcha el proceso para traspasar la primera línea de Cercanías, la R1. Ahora bien, el pacto estrella al que ERC llegó con los socialistas, el nuevo modelo de financiación por Catalunya, está todavía estancado. Lo admiten fuentes republicanas, aunque Salvador Illa mantiene que cumplirá el calendario previsto. "Estamos trabajando con la idea de cumplir el plazo", reiteran fuentes de Economía.
30 de junio, la fecha clave
La primera fecha marcada en el calendario de la financiación singular era el 30 de junio, cuando ambas partes debían presentar los detalles para empezar a aterrizar este nuevo modelo en el que Catalunya debía recaudar todos los impuestos –empezando por el IRPF en el 2026–. Y, para ello, debían convocar a la Comisión Bilateral Generalitat-Estado antes de acabar el mes de junio, una reunión que fuentes consultadas ya descartan que se produzca dentro del plazo previsto. También está pendiente el informe de expertos sobre la financiación singular, que podría presentarse en los próximos días.
Desde Esquerra admiten que el toque de atención que hicieron hace unas semanas a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no ha funcionado, porque los socialistas no se han puesto las pilas. "Cuando alguien está más preocupado por otros temas que por la financiación de Catalunya, esto nos molesta y nos preocupa", lamentó el portavoz de los republicanos, Isaac Albert, la semana pasada en una entrevista en SER Catalunya. Desde la sede de la calle Calàbria admiten que las negociaciones están rotas desde hace unas semanas y que el caso Cerdán no ayudará a que se reanuden. El partido que dirige Oriol Junqueras no se plantea subir más el tono contra el ejecutivo español por este caso –siempre y cuando no se agrave–, pero sí repiten el aviso de que han ido lanzando a lo largo de las últimas semanas: sin avances en el modelo de financiación, no habrá presupuestos del 2026. Ni en la Generalitat ni.
La reacción al PSC
El estallido del caso Cerdán ha caído como un cubo de agua fría dentro del PSC. Varios dirigentes socialistas consultados por el ARA admiten el desconcierto y "la vergüenza" frente a un escándalo con un alcance todavía poco claro, según reconocen. El máximo temor es una eventual imputación del PSOE por financiación ilegal, si finalmente el juez encuentra alguna vinculación entre los picoteos de la trama de Transportes y las cuentas del partido de Sánchez. Pese a recalcar que por ahora no hay ninguna prueba que sustente esta acusación, voces socialistas admiten que eso sí supondría un salto de escala en una crisis que, de momento, el partido circunscribe a "personas concretas".
Pero según las fuentes consultadas, la opinión más extendida es que Sánchez hizo bien actuando deprisa al conocer el informe de la UCO y que ahora hace bien en aguantar la legislatura, porque convocar elecciones equivaldría probablemente a entregar las claves de la Moncloa al PP ya Vox ya desistir de las medidas sociales datos económicos. En Catalunya ven que la legislatura es sólida: "Creo que a Isla no le afecta. Lo preocupante son los años de desgaste que quedan hasta el 2027, con las municipales", apunta un dirigente territorial socialista. Otro recalca que la imagen de "rigor" que proyecta el presidente catalán puede contener la ola expansiva de la crisis en Catalunya.
Isla: "Mi partido es el PSC"
En cualquier caso, ya falta de saber cómo evolucionan los acontecimientos, en la calle Pallars no prevén desmarcarse de Sánchez para hacer contención de daños. De entrada, Isla acudió este viernes a la Moncloa convocado por Sánchez en plena crisis en el partido, el mismo día que los agentes de la Guardia Civil entraban en la sede de Ferraz y en Transportes para requisar material relacionado con la investigación (por ejemplo, los correos de Santos Cerdán). Ambos dirigentes mantienen ataduras personales estrechas, más allá de la relación que les une en el terreno político, que ha afianzado la simbiosis entre el PSC y el PSOE.
Sin embargo, Isla ya se encargó de dejar claro que, orgánicamente, PSC y PSOE son dos partidos diferentes. "Mi partido es el PSC", dijo en la sesión de control en el Parlament esta semana. Apuntó, minutos más tarde, que el PSOE es un partido "hermano". Pero no todos los votantes del PSC hacen una distinción tan clara entre uno y otro partido a la hora de elegir la papeleta. Ya durante la campaña de las catalanas, en Pallars admitían que la presencia de Pedro Sánchez tras sus cinco días de reflexión supuso un empuje en la recta final de la campaña, porque activó a una parte del electorado socialista en Catalunya que suele tender a la abstención a las catalanas, cuando la marca PSOE no está tan presente. Y es en esa bolsa de simpatizantes donde podrían encontrarse con un voto de castigo, o con una abstención.