Entre las retribuciones más altas del Estado también se encuentran las de los principales cargos judiciales, que cobran anualmente una cifra que viene marcada por los presupuestos generales. Al frente de su particular ranking está el presidente del Tribunal Constitucional, desde hace pocas semanas Pedro González-Trevijano, que gana 157.576 euros anuales. Le sigue de cerca el presidente del Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, con 142.510 euros. Los vocales del CGPJ que se sientan a la misma mesa que Lesmes cobran 122.908 euros, mientras que los magistrados del TC ganan 133.623. Entre estas dos cifras se sitúan los consejeros del Tribunal de Cuentas, con 123.267 euros anuales, y la fiscal general del Estado, Dolores Delgado, con 124.647 euros.
¿Quiénes son los centenares de cargos que cobran más que Sánchez?
Los embajadores, los miembros de las mesas y los ejecutivos de las empresas públicas, los mejor pagados
BarcelonaSi la Moncloa fuera una empresa, sería la más grande de España. Sería la que tendría más empleados (514.514) y más presupuesto (458.970 millones de euros), pero muchas cosas tendrían que cambiar: la sede tendría que ser un rascacielos y Pedro Sánchez tendría que sentarse en un despacho en la última planta y tener un sueldo de siete cifras. Pero la Moncloa es un palacio del siglo XVII, el despacho del presidente está en la primera planta y su sueldo está muy lejos de ser el más alto. De hecho, centenares de cargos ganan más dinero que Sánchez, que cobra 84.845,16 euros anuales. Y no es en la administración, sino en el lado más empresarial del Estado donde se paga mejor: buena parte de los sueldos más elevados los ganan los ejecutivos de las empresas públicas, una tendencia que se repite en buena parte de los estados europeos.
Al frente del ranking se sitúa el presidente de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), que actúa de acreedor de las arcas públicas. Su presidente, Fernando Salazar, cobró 231.928,21 euros en el 2020, 8.000 más que el segundo del ranking, el presidente de Loterías, Jesús Huerta. A pesar de dirigir empresas, buena parte de los ejecutivos tienen una trayectoria ligada a un partido: antes de Loterías, Huerta pasó por los departamentos de Salud y Hacienda de Andalucía, cuando María Jesús Montero era consejera. Con Montero como ministra, Huerta lidera un ente adscrito a Hacienda. La justificación de sus elevados sueldos viene dada por su especialización: "Son empresas de un ámbito muy especializado y los ejecutivos tienen que tener unas competencias concretas. Aunque no se les tiene que pagar como en el mercado privado, sí que se hace de forma diferente a la estructura salarial rígida de la administración", explica Carles Ramió, catedrático de ciencia política de la UPF.
La segunda empresa del ranking es la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). El sueldo más elevado es el de Bartolomé Lora, vicepresidente, que en 2020 ganó 221.867,52 euros. La SEPI se pasó un año y medio sin presidente, puesto que en 2019 Vicente Fernández fue destituido cuando fue imputado en un caso que investiga la adjudicación de la explotación de unas minas en Sevilla por su rol como entonces secretario de Empleo de Andalucía. Trabajaba en el mismo ejecutivo que Montero –entonces consejera de Hacienda– y, cuando pasó a la Moncloa, Fernández la acompañó en el SEPI. Montero, de hecho, se resistió a poner un sustituto hasta que el juez desestimó los recursos de archivo. En marzo nombró a Belén Gualda, que era la máxima ejecutiva de Navantia, otra empresa pública, dedicada a la construcción naval militar, donde se cobra un sueldo destacado: 168.630 euros. Por encima se sitúa un viejo conocido de la política catalana, el exdiputado del PSC y presidente de AENA, Maurici Lucena, con 170.000. Estos sueldos, sin embargo, son inferiores a los homólogos en el sector privado. Así, por ejemplo, el presidente de Paradores, Pedro Saura, cobra 191.913 euros y el CEO de NH Hotel Group –empresa privada con una dimensión similar– llega a los 700.000 euros.
Salarios todavía más altos
Pero hay cargos públicos que cobran todavía más. Los embajadores son los que pueden llegar a ganar más dinero. El sueldo fluctúa dependiendo del destino y los complementos para equiparar la retribución al nivel de vida del país o compensar la lejanía o una guerra. El que cobró más dinero en 2020 fue el de Japón, con 302.239 euros. La segunda posición en el ranking más político lo ocupa la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, con 230.930 euros. En las cámaras legislativas muchas dietas elevan las retribuciones. El presidente del Senado, Ander Gil, es el tercero del ranking con 206.770 euros; los miembros de las meses en las Cortes pueden llegar a más de 138.000 y los diputados en el Congreso, a los 126.000. En la cámara baja, todos los parlamentarios tienen un sueldo base de 3.050,62 euros. Si eres presidente, ya ganas 10.000 euros más al mes; 3.177 si eres vicepresidente o casi 3.000 si eres portavoz. Todo sumado a 1.959 euros más si eres de fuera de Madrid. Esto también se traslada al Parlament. Laura Borràs cobra 155.570 euros y no están lejos ni sus compañeros de mesa, que pueden llegar a los 130.800 euros, ni los diputados, que pueden cobrar hasta 122.000 euros.
En cuanto a los que hace los presidentes autonómicos, Pere Aragonès, a pesar de rebajarse el sueldo un 15%, es el que tiene una retribución más alta: 130.250 euros. La media de todos los presidentes se sitúa en los 80.000 euros, pero en los meses próximos aumentará ligeramente. Después de que la Moncloa decidiera subir un 2% el salario de los funcionarios –un incremento que también se aplicará Sánchez–, 10 presidentes autonómicos tienen previsto seguir su camino: los de Aragón, Asturias, Baleares, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cantabria, Galicia, La Rioja, Navarra y el País Valenciano.
Contradicciones
Con el aumento, el sueldo de Sánchez ascenderá a los 86.542,08 euros, pero todavía será de los más bajos. Y esto se explica porque el presidente disfruta de más privilegios. Empezando por la residencia y prácticamente todos los gastos pagados en el cargo y acabando con prerrogativas de por vida. Cuando finalice mandato, tendrá derecho a una oficina y trabajadores, podrá circular gratis por las compañías de transporte del Estado y disfrutará de una dotación para gastos de oficina que en 2021 llega casi a los 300.000 euros a repartir entre los cuatro expresidentes en vida. Si quiere, además, podrá tener un cargo vitalicio en el Consejo de Estado.
Si solo nos fijamos en el sueldo base, sin embargo, antes del presidente hay una muchedumbre de secretarios que tiene una retribución más elevada. Incluso los números dos y asesores de los ministros cobran más que ellos. Al frente del ranking se encuentra el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, con 137.542,66 euros, y poco después viene la subsecretaria de Hacienda, Pilar Paneque, con 129.631,84. El ejemplo de Paneque es paradigmático: cobra 54.000 euros más que su jefa –la ministra Montero– y 5.000 más que la secretaria de Estado de Hacienda, por encima suyo en el organigrama. De hecho, que la figura del subsecretario cobre más que el secretario de Estado es una dinámica que se repite. ¿El motivo? “Los subsecretarios son los que dirigen el ministerio por dentro; dominan los recursos humanos y materiales”, explica Carles Ramió. Hay muchas más contradicciones, como que la jefa de gabinete de la vicepresidenta primera cobre más que el del presidente, que este tenga un sueldo más alto que el propio Sánchez o que la segunda autoridad de Catalunya (Laura Borràs) gane más dinero que la primera (Pere Aragonès). Si el Estado español fuera una empresa, sería la única donde los ascensos no siempre se pagan.