Conferencia de Presidentes

La tensión política entre PP y PSOE se traslada a la cumbre de presidentes e imposibilita cualquier acuerdo

El boicot de Ayuso al catalán marca una cita en la que los 'barones' populares cierran filas para pedir a Sánchez que convoque elecciones

BarcelonaEl gobierno español quería que la Conferencia de Presidentes sirviera para ofrecer una imagen de normalidad institucional en plena guerra con el PP por los casos de supuesta corrupción que salpican al PSOE y sus pactos con el independentismo. Si había alguna posibilidad de que el ejecutivo se saliera con la suya, quien la dinamitó fue, en primer lugar, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, al abandonar la sala de la cumbre cuando se empezó a hablar en catalán y en vasco. Y, en segundo lugar, el resto de varones populares, que no han aceptado ningún acuerdo y le han reclamado elecciones anticipadas. Lo ocurrido este viernes en Barcelona demuestra que la tensión política se ha trasladado a la relación institucional entre ambos partidos, que ahora mismo está rota.

Ayuso, eso sí, ha cumplido su amenaza mientras el resto de varones del PP se quedaban en la silla (incluso, con un breve saludo en gallego del presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y uno en catalán de la balear Marga Prohens). No ha habido frente común del PP contra el uso de las lenguas cooficiales, pero sí en la ofensiva contra Pedro Sánchez, contra quien el domingo el partido de Alberto Núñez Feijóo ha convocado una gran manifestación. Dos días antes de esta cita, los populares le han pedido en bloque que convoque elecciones, mientras que el jefe del ejecutivo les instaba a aparcar la "crispación" y les avisaba de que prevé agotar la legislatura gobernante hasta el 2027. La Conferencia ha terminado sin acuerdo, tampoco en materia de vivienda, como quería la Moncloa.

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La plantada de Ayuso ni siquiera ha sido el primer exabrupto de la mañana: antes, ya se había encarado con la ministra de Sanidad, Mónica García, por los fallecidos en las residencias en pandemia, cuando el exlíder de la oposición madrileña le ha ido a dar dos besos. Ni fuera de las comunidades del PP con lenguas propias el gesto de Ayuso de abandonar la sala hasta que no se ha vuelto a hablar en castellano ha concitado simpatías. "No soy ayusólogo", ha dicho el presidente andaluz, Juanma Moreno Bonilla, cuando se le ha preguntado por el episodio. El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, ha puesto el dedo en la llaga destacando que la madrileña se ha quedado sola en la plantada. "Si alguien ha venido a romper el gobierno de España, lo que ha terminado haciendo es que los presidentes del PP se hayan acabado rompiendo entre ellos", ha advertido.

En todo caso, el berrinche de la presidenta madrileña ha servido en bandeja al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, la ocasión para sacar pecho por el uso del catalán en la Conferencia, la primera que se celebra en Barcelona. "Entender esto es entender España", ha dicho Illa, que ha intervenido íntegramente en catalán ante sus colegas. Antes de entrar en la reunión, el presidente había hecho un llamamiento al "seny" para poder explorar entre todas las comunidades soluciones a retos que comparten, como la vivienda, la gestión de la inmigración o la reforma de la financiación. Un llamamiento que ha caído en saco roto porque, como ya ocurrió en la última Conferencia de Presidentes, en Santander, la cita ha terminado sin ningún acuerdo entre autonomías.

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Isla apoya a Sánchez

Pese a que, fuera de micrófonos, varios presidentes niegan que la Conferencia haya sido especialmente tensa, varones del PP coincidieron en tachar la cita de inútil. Incluso el manchego Emiliano García-Page ha vuelto a mostrarse favorable a adelantar elecciones, y el lendakari, Imanol Pradales, ha cuestionado que Euskadi deba mantenerse en estos foros multilaterales. Fuentes presentes en el encuentro explicaron que Pradales se sintió particularmente ofendido cuando Ayuso se levantó, cuando él empezó a hablar en euskera. Desde Canarias, Fernando Clavijo se ha quejado del "sentimiento de soledad" que siente en el archipiélago ante las llegadas masivas de inmigrantes. En el caso de Page, Sánchez le ha interrumpido cuando ha pretendido cuestionar los pactos con Junts.

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Como es habitual, Salvador Illa Sánchez sí ha encontrado un apoyo sin fisuras. En rueda de prensa, el presidente catalán le ha apoyado para que agote la legislatura y ha agradecido su "tenacidad" en un momento en el que, ha dicho, España necesita "estabilidad". Pese a la carencia de acuerdos, Isla consideró "útil" haber podido abordar con el resto de presidentes autonómicos iniciativas, por ejemplo, en materia de vivienda, con la propuesta de Sánchez de triplicar los recursos del plan estatal siempre que las autonomías aporten un 40% de los recursos y blinden el parque público de vivienda. Sólo Catalunya, Asturias, Navarra, Canarias y Euskadi han aceptado el trato y ahora el gobierno español trabajará "de forma bilateral" para concretar la propuesta. Lo único que se ha aprobado por unanimidad ha sido el acta de la sesión, que también es una novedad de esta Conferencia. Hasta ahora, no se levantaba.

El pulso del PP esta semana

La posibilidad de un gran pacto dentro de la Conferencia de Presidentes ya se perfilaba imposible desde antes del encuentro. Desde su convocatoria, la estrategia del PP ha pasado por dinamitar la reunión para desgastar aún más a Pedro Sánchez, después del estallido del caso Leire, que se añade a otros como la trama Koldo o el caso Begoña Gómez. Ya lo hizo amenazando con plantar a Sánchez (y al rey) en Barcelona si el gobierno español no incluía en el orden del día temas como la financiación, el apagón masivo o las reformas sobre justicia que quiere impulsar la Moncloa.

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El ejecutivo salvó la convocatoria cediendo a las demandas del PP y incorporándolas a la agenda de temas a tratar en el encuentro, que tenía 16 puntos. Uno de ellos ha sido la financiación: con Ayuso a la cabeza, el PP ha cargado contra el modelo singular que el PSC y Esquerra han pactado para Catalunya, y que debería cerrarse antes del 30 de junio, para cumplir con el acuerdo del calendario de investidura. Illa ha defendido que Catalunya no quiere "ningún privilegio", pero no ha desgranado la propuesta en la que su ejecutivo sigue trabajando -desde la Generalitat se considera que este es un tema que el Govern aborda de forma bilateral con el Estado-. "Hoy no iba de eso, eso tiene su espacio. Cuando sea el momento, lo abordaremos", añadió.