Abusos en la Iglesia

El arzobispado de Barcelona pide "perdón" por los abusos sexuales a menores en la parroquia de Sant Fèlix

La institución anima a las víctimas a denunciar si todavía no lo han hecho y lamenta que el vicario de la parroquia no denunciara los hechos

ARA
y ARA

BarcelonaUn vicario de la parroquia de San Félix Africano de Barcelona (en el actual barrio de la Vila Olímpica) admitió antes de morir que tenía constancia de que Josep Maria Jorba, párroco durante 30 años de la iglesia, organizaba reuniones con niños a medios de los años 70 "donde podía suceder algo irregular". Lo ha confirmado el arzobispado a raíz de la información publicada en El País, que destapó que Jorba, fallecido en el 2010, tenía un piso en el que habría cometido abusos a menores. De hecho, la investigación ha revelado la existencia de una presunta red de pederastia.

El arzobispado ha hecho público hoy uno comunicado en el que acaba pidiendo perdón por los hechos y animando a las víctimas a denunciar si todavía no lo han hecho. También relata que, a raíz de la denuncia contra el párroco que puso en abril del 2023 un antiguo monaguillo, Aurelio Álvarez, se tomó declaración como testigo al entonces vicario Pere Muñoz, que habría reconocido tener constancia de los hechos. Por eso, la Iglesia Archidiocesana de Barcelona concluyó que el hombre había "perjudicado gravemente" a las víctimas con su silencio y ha trasladado la demanda de perdón a las víctimas "que el difunto no tuvo tiempo de formalizar por escrito", ya que murió el 14 de mayo.

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Dos días después de que se supiera el caso, el arzobispado ha defendido que Álvarez denunció el 28 de marzo de 2023 haber sido víctima de abusos sexuales a mediados de los años 70 y que, desde entonces, le ha ofrecido atención psicológica, asumiendo el coste del servicio. Tras investigar los hechos, en abril del 2023, el Tribunal Eclesiástico de Barcelona remitió a un exhorto al Tribunal Eclesiástico de Cartagena (Murcia), donde residía el vicario Muñoz, para que les explicara qué sabía de las prácticas de Jorba.

El hombre, de 95 años, manifestó en su declaración que nunca vio nada, pero sí sabía que en las reuniones habituales del párroco con algunos de los niños “podía suceder algo irregular”. También habló de la existencia de otro presbítero externo, de quien no recordaba el nombre, que también intervenía. Desde el arzobispado afirman que, aunque tanto Muñoz como Álvarez hablan de otras víctimas, ellos no tienen constancia de mayores denuncias.

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Monaguillos y monjas

Según El País, Jorba habría abusado de niños que hacían de monaguillos y de niñas que iban a la parroquia para prepararse para ser monjas durante los años 70. Las agresiones se habrían cometido, entre otros lugares, en un piso que el párroco tenía en el mismo barrio. No sólo él les habría agredido sexualmente, sino que también facilitaba que otros curas y seminaristas lo hicieran. Desde que puso la denuncia, Álvarez ha contactado con cuatro monaguillos de la época, que confirman los hechos.

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El arzobispado asegura que, desde que tuvo conocimiento de la declaración de Muñoz, el cardenal Joan Josep Omella ordenó que se abrieran diligencias para determinar las responsabilidades que se podían derivar. "A pesar de que el encubrimiento no estaba previsto en el derecho canónico aplicable a la época de los hechos, se considera que con su silencio había perjudicado gravemente a las víctimas, que la infracción era grave y que era necesaria una reparación", afirman. El pasado 14 de diciembre se dictó un decreto y se impuso al vicario que pidiera perdón por su omisión a través de un escrito dirigido a la víctima. Sin embargo, el vicario “no tuvo tiempo” de formalizarlo porque murió.

La Iglesia Archidiocesana ha argumentado que la comunicación con la víctima ha sido "fluida" desde el momento de la denuncia y se ha mostrado a su disposición para que pueda "reparar la profunda herida personal y espiritual que le va provocar el abuso sexual que sufrió”. El comunicado concluye alentando a otras víctimas a denunciar los posibles casos.