Barcelona

El búho de la Diagonal volverá a guiñar un ojo

El Ayuntamiento negocia con la propiedad del edificio restaurar este icono de la ciudad

BarcelonaLa llegada del tranvía a la plaza Verdaguer ha centrado muchas miradas en este punto del Eixample. Un cruce entre la avenida Diagonal, el paseo de Sant Joan y la calle Mallorca presidida desde hace un siglo por el monumento al poeta, pero que desde hace 50 años tiene otro inquilino destacado: el búho de la Diagonal. Un letrero gigante que llegó a principios de los años 70 de la mano de la empresa Rótulos Roura y que con el tiempo se ha convertido en un icono de la ciudad.

Este letrero alado con los ojos iluminados no tardó mucho en ganarse la simpatía de los barceloneses gracias a su afición de guiñar un ojo, una costumbre interrumpida en varias ocasiones durante estos años, pero que ahora quiere recuperar . Según ha podido saber el ARA, el Ayuntamiento de Barcelona negocia con la propiedad del edificio donde está el búho un nuevo convenio de colaboración que, entre otras cosas, debe permitir que el animal del rótulo vuelva a hacer su característica guiño.

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Fuentes municipales explican que el anterior convenio caducó en el 2020, y que ahora la idea es ponerlo al día. Las conversaciones con la familia propietaria del inmueble están en marcha, y desde el consistorio son optimistas que se pueda cerrar un acuerdo. "Creemos que esto acabará haciéndose, es un elemento que interesa a todo el mundo", apuntan. Si se cierra el acuerdo, una de las cosas que el consistorio quiere arreglar es el sistema de luces y automatizarlo, de forma que se pueda controlar –y reparar, en su caso– a distancia. "Queremos que vuelva a guiñar un ojo a los barceloneses", aseguran desde el Ayuntamiento.

El temporal de 2010

El anterior convenio entre el Ayuntamiento y la propiedad se suscribió después de que en el 2010 un fuerte temporal de verano estropeara el búho. El viento le desmenuzó los ojos, que cayeron a pedazos por la azotea pero también por el suelo de la Diagonal. Ese susto encendió algunas alarmas en el consistorio, que firmó un acuerdo que implicaba que la propiedad aseguraría el cartel y que el Ayuntamiento lo restauraría. Se rehizo la estructura y se cambiaron las luces antiguas por leds, lo que le devolvió durante un tiempo aquella característica guiño. Hasta que volvió a estropearse y quedó completamente a oscuras.

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La tormenta del 2010 no fue la única vez que el búho estuvo en peligro. En 2004 pudo desaparecer cuando el Ayuntamiento empezó a retirar este tipo de rótulos publicitarios porque incumplían la normativa. Sin embargo, el consistorio le indultó reconociéndole la condición de emblema de Barcelona e incorporándolo al catálogo de pequeños paisajes de la ciudad. Un programa elaborado por el Instituto del Paisaje Urbano para destacar "elementos singulares que confieren carácter a Barcelona".

Con la condición de icono de la ciudad ya indiscutible –incluso ha inspirado el logo del sello La Otra Editorial–, ahora el búho espera una nueva vida con el estreno del tranvía. Cincuenta años después de haber llegado a Verdaguer, primero como anuncio de Rótulos Roura y después ya, a partir de los años 90, sin el nombre de la empresa, una de las aves más características de la ciudad puede volver a picar el guiño.