Cola en la calle para salvar la Librería Sant Jordi, símbolo de la lucha contra la gentrificación de Barcelona
La solidaridad desborda este comercio emblemático de la calle Ferran tras la muerte de su propietario hace una semana
BarcelonaHay imágenes que hacen ciudad y que la definen en ocasiones mucho más que su paisaje. Este miércoles —y seguro también el jueves y los próximos días— pudo verse una en la calle Ferran, en pleno centro de Barcelona. En una vía hace tiempo colonizada por tiendas de souvenirs y carcasas de móvil, una cola militante de personas sobresalía en medio del ir y venir de turistas. Desde las cinco de la tarde hasta casi las nueve de la noche, una fila de amigos, vecinos y lectores esperaba el turno para entrar en la Librería Sant Jordi, símbolo de la resistencia del comercio de toda la vida contra la gentrificación del Gótico.
Hacía sólo una semana que el propietario de este establecimiento emblemático, el librero Josep Morales, había fallecido a los 58 años. Y ahora, en una especie de tributo espontáneo, cientos de personas se congregaban en la puerta de la librería para ayudar a su familia y amigos a vaciarla. Respondían a un mensaje que alguien decidió enviar a través de chats de WhatsApp y que enseguida se hizo viral. Un mensaje que explicaba que deben dejar la librería pronto y que los amigos y la familia de Josep necesitaban vender el mayor número posible de los muchísimos libros que todavía tienen en stock.
Dicho y hecho. Olas de personas —clientes habituales, esporádicos, amigos y vecinos— llenaron durante toda la tarde una librería que no daba abasto. "Es el mejor homenaje que se le podía hacer a Josep", decían mientras se apresuraban a atender la muchedumbre de clientes. Algunos, como Marta y Octavio, habían recibido el mensaje a través de algún amigo y habían querido acercarse a colaborar con una librería en la que habían comprado alguna vez. Otros, más habituales, dejaban mensajes de despedida en un libro de dedicatorias habilitado para la ocasión.
A las 20.30 h una de las chicas que ayuda a la tienda salía a pedir que nadie más se añadiera a la cola, que aún salía de la tienda. "Mañana volvemos a abrir", contaba con una sonrisa. Lo harán en principio hasta febrero, cuando vence el actual contrato de alquiler. Una fecha límite que pone un interrogante sobre el último establecimiento con personalidad propia que queda en la calle Ferran.
En conversación con el ARA, Cristina Riera —viuda de Josep Morales y directora del Festival de Cine l'Alternativa— explica que necesitan vaciar la librería antes de febrero, cuando acaba el contrato de alquiler. El local lleva tiempo amenazado porque la propiedad del edificio quería subirle el precio desorbitadamente. Por eso el Ayuntamiento ya le reservó en el 2019 un local protegido en la calle Robadors. Sin embargo, hasta ahora el traslado no se ha producido.
Intento de salvar la tienda
Riera explica que la idea inicial era continuar en la calle Ferran, pero también había un plan B de ir a la calle Robadors con el mobiliario de la librería, que está catalogado. Lo había comprado su suegro, que es quien fundó la Librería Sant Jordi en 1983 junto a sus tres hijos. Pero Riera apunta que ella no puede "asumir el coste del traslado" y que "por ahora" tampoco puede continuar en el local de la calle Ferran.
Mientras avanza la cuenta atrás, Riera mantiene conversaciones con el Ayuntamiento y la Generalitat para intentar salvar la tienda. "Es la última oportunidad para salvar un patrimonio. A ver si pueden mover ficha, porque hay precedentes en los que el Ayuntamiento ha comprado espacios como los del Teatro Tantarantana, el Ingenio y el Marsella. La calle Ferran sería el lugar natural para la librería", argumenta.
A la espera de lo que pueda ocurrir, la librería necesita vaciar su fondo por si en febrero tiene que marcharse. Y la gente se va. ha vertido. De momento, las colas de clientes continuarán desbordando la librería.