Barcelona

"Cada día es una gincana": 24 horas con los conductores de los buses con más turistas de Barcelona

Trabajadores de las líneas 24 y V19 lamentan que muchas veces les toca hacer también de vigilantes y de informadores

BarcelonaLos autobuses que suben al Parc Güell son uno de los lugares que mejor retratan las dificultades de convivencia entre vecinos y turismo en Barcelona. Sin embargo, en esta pugna hay un tercer actor a menudo invisible: los conductores. El ARA ha acompañado a varios profesionales que conducen o han conducido recientemente vehículos de las líneas V19 y 24, dos de las más masificadas de la ciudad. Un viaje que, apuntan los entrevistados, es a menudo una lotería.

"A ver qué nos encontramos hoy". Marcos nos recibe con este comentario resignado cuando subimos a su autobús. Su nombre, como el de todos los conductores que aparecen en este reportaje, es ficticio porque han pedido el anonimato. Subimos a la parada más cercana al Arc de Triomf y, aunque ya hay gente de pie a la altura del conductor, Marcos explica que la situación es bastante buena. "Hoy, todavía", dice, y explica que en los últimos días TMB ha reforzado la línea para incrementar la frecuencia de paso y reducir la presión de cada vehículo.

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Pronto sube más gente y Marcos hace uso de uno de los diversos mensajes programados que tiene el aparato y que pide a los pasajeros que circulen hasta el final del vehículo. Tiene otros, como el que pide respetar los asientos reservados para personas mayores, embarazadas y personas con movilidad reducida o el que pide por favor dejar espacio suficiente para que las puertas puedan cerrarse. Los tendrá que utilizar varias veces durante el trayecto. Y a menudo no será suficiente.

"Más de una vez he tenido que detener el vehículo para pedir que me hicieran caso", confiesa Sergi, que trabaja desde hace una década en la línea 24 y lamenta que, además de la responsabilidad que ya supone conducir un autobús, muchas veces les toque también actuar como vigilantes de seguridad y . "Cuando suben a plaza Catalunya ya les aviso que si no tienen entrada anticipada no podrán acceder al Parc Güell, pero quieren subir igualmente", explica.

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"También tenemos que hacer a menudo de mediadores", anota Manel, quien admite que la convivencia entre los vecinos que quieren llegar a casa y los turistas que quieren subir al Parque Güell o los Búnkers no es sencilla. "Muchas veces salgo de la playa de la Barceloneta y ya voy lleno porque han subido un par de grupos de turistas. Luego en el Arc de Triomf bajan unos cuantos, pero enseguida vuelvo a ir lleno de gente que va al Parque Güell oa los bunkers del Carmel. Cada dos por tres hay paradas donde no puedo coger pasaje", explica.

Esto genera retrasos, nervios y tensiones entre pasajeros, ya que muchas veces los vecinos protestan cuando ven que no pueden subirse al vehículo, que un turista no cede el asiento a una persona mayor o que no valida el billete. Un malestar que, explican los conductores, les acaba repercutiendo a ellos. "Eres el burro de los golpes, porque al final eres tú quien da la cara", expone Joel, que hace unos años también había tenido que conducir el 24. "Es un sufrimiento constante".

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Las líneas que nadie quiere

Lo corrobora Eduard, que después de unos años en la V19 hace un tiempo que conduce otra línea con menos presión turística. Cuando cada dos años llegan las llamadas "elegidas" –el proceso por el que los conductores de TMB pueden pedir cambiar de línea– las del 24 y el V19 suelen ser siempre las últimas en ser elegidas. "Es que en estas líneas cada día es una gincana", explica Sergi.

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Esto hace, explican los conductores consultados, que muchas veces acaben conduciendo estos autobuses conductores novatos, la gente que lleva menos años en la empresa. Un fenómeno que, apuntan, es aún más frecuente los fines de semana, justamente los días que ambas líneas sufren más. "Lo pasan mal, porque ya empiezan la jornada sabiendo que pasarán un día de mil demonios", sostiene Eduard, que remarca que cada día un conductor está al frente del autobús entre siete y ocho horas.

"Antes esto era solo en los meses de verano, pero ahora es todo el año", dice Marcos, que con el autobús casi lleno ya sube la parte alta del paseo de Sant Joan, donde ahora utiliza el mensaje grabado que anuncia un cambio de recorrido. Este verano se han sumado a los obstáculos habituales de la línea las obras para cambiar el pavimento del paseo Pi i Margall, que obliga a los buses a dar una vuelta a la ronda del Guinardó en la que se pierde bastante tiempo.

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Que la mayor parte del pasaje que llena los buses de esta línea va al Parc Güell es fácil de comprobar. Al llegar a la parada más cercana al acceso del parque, el vehículo se vacía. Al otro lado de la calle, un autobús de la línea 24 que desciende en dirección al centro de la ciudad vive el proceso inverso: la cola para subir obliga al vehículo a permanecer un buen rato en la parada, y cuando arranca ya va lleno como un huevo.

Las medidas de TMB y el Ayuntamiento

En este punto, además, Marcos se topa con un problema añadido que conductores y vecinos llevan tiempo denunciando. El traslado de la parada de taxis desde el barrio de la Salut hasta la carretera del Carmel, junto al barrio de Can Baró, donde ya está el aparcamiento de autocares, genera atascos y conflictos, ya que a menudo autocares y taxis aparcan en la parada del bus, y obligan a los vehículos de las líneas 24 y V19 a desen su recorrido. Un problema que ahora el Ayuntamiento se ha comprometido a corregir después de que los vecinos hayan cortado el acceso al Parc Güell durante unas horas varios fines de semana consecutivos.

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Los autocares mal aparcados en la carretera del Carmel no dejan que los autobuses puedan detenerse correctamente en la parada

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No es la única medida que tanto el consistorio como TMB han tomado últimamente para intentar mejorar la situación del 24 y especialmente del V19. En este último caso, los fines de semana y festivos se han añadido otros ocho vehículos a la línea que durante unas horas hacen dos recorridos diferentes entre las paradas de metro de Alfons X y Vallcarca, y entre el paseo de Sant Joan con Còrsega y la Barceloneta.

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Los conductores de estas dos líneas, sin embargo, apuntan que es insuficiente, y piden apostar por más informadores en las paradas que ayuden a gestionar a los turistas, reduciendo así el tiempo que los vehículos deben estar parados. Apuntan, por ejemplo, a la posibilidad de que TMB destine a este tipo de funciones exconductores que ahora están en las oficinas y que, dicen, podrían ser más útiles haciendo este trabajo a pie de calle.