Una isla de calor insoportable: "En el Raval no hay muchos lugares de sombra y donde corra el aire"
Los vecinos del barrio sufren temperaturas que no bajan de los 25 grados ni por la noche desde hace dos semanas
Barcelona"En el Raval no hay muchos espacios en la sombra y donde corra el aire", denuncia un vecino del barrio mientras interrumpe la lectura de un cuento a su hija en la biblioteca municipal. No es lo único que debe combatir el calor buscando refugios en la calle, porque en su casa hace demasiado calor. Melissa, acompañada de su hija, es otro caso: “Vivimos en un ático que se calienta mucho y donde apenas corre el aire”. La situación se repite en otros muchos hogares y, especialmente, estos días en los que el termómetro se resiste a bajar y hace el ambiente aún más irrespirable tanto de día como de noche.
En el Raval, de hecho, se ha estado a punto de batir este año un récord difícil de tragar: la racha de noches tórridas consecutivas. El 10 de agosto la mínima fue de 25 grados exactos, y desde entonces casi todos los días ha habido mínimas de más de 25 grados, desde el lunes con suficiente trabajo se ha bajado de 28. Se da la circunstancia de que el 18 de agosto la mínima cayó a 24,8 °C, pero puede decirse que en el barrio virtualmente se habrán encadenado quince días sin bajar de 25 grados, algo inédito y una situación realmente difícil de soportar si no se tiene aire condicionado.
“Hemos visto que la emergencia climática no afecta a todos por igual. En el Raval por las noches se puede llegar a estar tres o cuatro grados por encima que en otros barrios de Barcelona”, subraya Anna Lite, que es técnica de la Fundación Tot Raval, una entidad que justamente trabaja en verano para ofrecer actividades en los equipamientos del barrio para que los niños puedan combatir las altas temperaturas. Este año, además, han editado un mapa dirigido a todos los vecinos para que puedan encontrar sus espacios refugio del calor.
El 92% de la población del distrito de Ciutat Vella vive en riesgo de vulnerabilidad climática, según recogía en un estudio del pasado septiembre el Instituto Metrópoli (el antiguo Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona). Aparte de la evidencia de que la situación socioeconómica de los hogares propicia la vulnerabilidad climática, los investigadores detallaban que en el Raval convergen factores que propician que sea una isla de calor. Las condiciones del parque de viviendas, en muchas ocasiones viejas y en mal estado; la configuración de las calles, que no favorece la circulación del aire; la ausencia de parques y espacios verdes; y la pobreza energética, son los principales rasgos que destaca el estudio.
“El 23% de viviendas no pueden mantener una temperatura adecuada en invierno y el 40% de las familias no pueden afrontar gastos imprevistos”, asegura Lite citando varios estudios. Testimonios como el de Valerie, una vecina del barrio con dos hijos de 6 y 11 años, que reconoce tener aire acondicionado y no encenderlo por lo que cuesta, evidencian esta situación.
Oasis para niños y adolescentes
El proyecto de la Fundació Tot Raval para ahorrar a menores y adolescentes los efectos de las altas temperaturas durante unas horas empezó hace tres veranos. “Después de la pandemia, en la que los niños estuvieron encerrados en casa, vimos que en verano teníamos que ofrecer actividades de ocio educativo”, explica Lite. Así empezaron a ofrecer actividades en los equipamientos del barrio como talleres y gincanas dentro del proyecto comunitario #RavalEstiuEducatiu.
Este año ofrecen una treintena de actividades, a las que los niños tienen acceso a través de los casals del barrio. El cuentacuentos que se hace en la zona infantil de la Biblioteca San Pablo - Santa Cruz o descubrir el interior del Palau Güell siguiendo pistas son algunas de las opciones.
Para todo el vecindario, adultos y jóvenes, el mapa elaborado por la fundación este año sitúa a todos los lugares estratégicos abiertos al público para huir del calor. Los refugios son espacios como el CCCB, las pistas de Sant Rafael o el patio de la guardería EBM Canigó. Desde equipamientos culturales a pistas deportivas. Algunos tienen aire acondicionado y otros sólo una buena sombra. “Cada día vamos un rato al CCCB porque pasa un poco el aire, y como hay sombra se está bien”, explica Samara, vecina del Raval que tiene un hijo de un año. Cuando salen a pasear, pasan siempre un rato en la entrada del CCCB, donde están instaladas unas carpas que ofrecen un lugar de reposo a los vecinos. El equipamiento es, además, refugio climático.
La iniciativa, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento, está “en un estadio embrionario”, dice Lite. El proyecto de Tot Raval, confía, debe crecer en los próximos años y cuenta con el impulso de un referente “muy inspirador”. Cuenta que en Chicago, en 1995, una ola de calor mató a cerca de 700 personas, la mayoría de barrios empobrecidos y de población afroamericana. Sin embargo, se vio que aquellos barrios donde estaban las llamadas “infraestructuras sociales” no sufrían las mismas muertes. Ahora Lite espera que se genere lo mismo en su barrio: “Tenemos confianza en que la comunidad pueda crear redes de apoyo”.
Refugio climático nocturno en Poblenou
El CUESB, el Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona, situado en Poblenou, estará de guardia durante las noches tórridas para alojar a las personas vulnerables que no puedan quedarse en su casa, necesiten un espacio fresco y no dispongan de una buena refrigeración. Las altas temperaturas de la ola de calor han hecho que por primera vez se active el Plan Calor en fase de emergencia, la versión estival del Plan Fred, pero que a diferencia de éste, no prevé una búsqueda activa de personas que viven en la calle para trasladarlos a ese refugio, sino que está pensado para el colectivo en seguimiento por los servicios sociales municipales. De hecho, se han enviado mensajes de SMS a 6.347 usuarios susceptibles de utilizar este recurso.
El centro dispone de 40 plazas y desde el 19 de agosto, mientras el plan estuvo en fase de alerta, se atendieron 13 personas y una más, en la noche del lunes, en el estreno de la fase de emergencia. Mientras los termómetros nocturnos no se normalicen, el Ayuntamiento prevé prestar ventiladores a estas personas vulnerables, así como llevarles a casa las comidas. El objetivo es que la gente mayor o los enfermos crónicos no tengan que salir de casa ni soportar las elevadas temperaturas.