Las obras de la L8 reducen el impacto sobre el Parc Joan Miró, pero no le indultan

BarcelonaNo existe gran obra en Barcelona que no vaya acompañada de polémica. Tampoco la prolongación de la línea L8 de Ferrocarriles de la Generalidad de Cataluña (FGC), que debe unir las estaciones de Plaza España y Gracia en menos de 10 minutos y que después de más de 20 años en stand-by empezará su tramo decisivo a partir del 8 de enero. En este caso, el punto de controversia es uno de los daños colaterales que conlleva la obra: la ocupación de parte del Parc Joan Miró –uno de los escasos pulmones verdes de esta zona del Eixample–, para ubicar en ella la zona logística de explotación de la tuneladora, un espacio clave para las obras.

Nada más saber que este parque era el espacio escogido, los vecinos se van movilizar para impedirlo. Tras meses de protestas y negociaciones, este jueves la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona han hecho pública la propuesta definitiva que, si bien reduce notoriamente el impacto sobre el parque, no le indulta. Así, si la propuesta inicial preveía ocupar 8.800 metros cuadrados del parque y suponía la pérdida de 178 árboles, el proyecto que ambas instituciones han dado a conocer esta tarde a los vecinos pasa a afectar a 5.300 metros cuadrados y 118 árboles. Además, se aleja un poco la afectación tanto de la biblioteca Joan Miró como del Instituto Ernest Lluch.

Para minimizar el impacto sobre el Parque Joan Miró, Generalitat y Ayuntamiento optan por repartir la zona logística de explotación de la tuneladora en otros dos ámbitos: un nuevo tramo de la Gran Via en el cruce con Vilamarí –que acogerá el almacén principal de las dovelas para el túnel–, y un tercer espacio cercano que el Ayuntamiento concretará en las próximas semanas y que albergará el depósito general de otros materiales de la obra. En el parque seguirán el pozo de extracción de tierras y las oficinas, que se ubicarán sobre el depósito pluvial del parque. Todo ello, apuntan desde ambas instituciones, comporta un sobrecoste de seis millones de euros en unas obras que tienen un presupuesto de 430 millones.

Sin embargo, desde el departamento de Territori y desde el Ayuntamiento se considera esta última propuesta como la "más razonable" después de haber analizado, y descartado, el resto de alternativas presentadas por los vecinos. El traslado al otro lado del parque –lo que toca en la calle Tarragona– se descartó por el impacto que tendría sobre el depósito pluvial, que no puede resistir grandes pesos y que, además, quedaría inhabilitado. En cuanto a las propuestas de llevar la zona logística a la Gran Via o al Paral·lel, se han rechazado por el impacto que tendrían sobre la movilidad de la ciudad. Y la última propuesta planteada por los vecinos y que pasaba por ocupar un espacio de la Fira no se ha tomado en consideración por el sobrecoste que tendría –unos 16 millones de euros– y porque, según fuentes municipales, no quiere ponerse en riesgo "un motor de prosperidad para la ciudad" como es la Feria.

Inspecciones técnicas en edificios

Aunque el inicio formal de las obras será el 8 de enero, desde el Govern y el Ayuntamiento se apunta que no será hasta el verano que se empezará a ocupar el parque porque antes hay otros trabajos previos. El objetivo, apuntan, es después ir reduciendo progresivamente el espacio ocupado a medida que el progreso de las obras, que la Generalitat quisiera tener terminadas en cinco años, lo permita. Entre los trabajos que se realizarán próximamente se encuentra también la inspección a partir de la primavera de 13.500 edificios de la ciudad para comprobar que no hay desperfectos previos y que la tuneladora puede trabajar sin sufrir.

Conectar por medio de Barcelona las líneas de Ferrocarrils del Vallès con la del Anoia –que atraviesa el Baix Llobregat– supondrá un nuevo túnel de 4 kilómetros y tres nuevas estaciones en Hospital Clínic, Francesc Macià y Gràcia, además de la remodelación de las actuales de plaza Espanya y Gràcia. El túnel se realizará en una profundidad variable que irá de los 15 metros hasta un máximo de 50, y desde la Generalitat se confía en que la perforación del subsuelo no genere tantos problemas como en el caso de la L9, ya que no hay tantos cambios de material y apunta a que será un terreno "más agradecido" para la tuneladora.