Solidaridad

Se buscan voluntarios jóvenes para entidades envejecidas

Las ONG crean grupos específicos o se adaptan a las necesidades de los nuevos activistas

BarcelonaDe la asociación medioambientalista Extinction Rebellion, creada en el 2018, ha surgido End Fossil, impulsada por un grupo de jóvenes en la veintena que, tras el éxito de un encierro, decidieron emanciparse y formar el suyo propio entidad. También Cáritas, concretamente Cáritas Joven, ha montado lo que han llamado grupos motores para conseguir captar voluntariado joven. Éste es, ahora mismo, el gran reto del asociacionismo social de Catalunya: el rejuvenecimiento, teniendo en cuenta que la juventud se resiste a ingresar en estructuras que se rigen por modelos que en muchos casos consideran "rígidos".

Siguiendo el empuje de la sueca Greta Thunberg, los jóvenes se han movilizado para exigir mayor compromiso contra la crisis climática. Sara Santana empezó con el activismo medioambiental en segundo de carrera con Extinction Rebellion, pero hace un par de años un grupo de socios de la entidad –todos en la veintena– decidieron fundar por su cuenta End Fossil. Les animó –explica la joven activista de 23 años– "el éxito en la organización de las ocupaciones" convocadas en la UAB y la UB. Con aquellas acciones demostraron que las cosas se pueden hacer de otra forma y que la falta de experiencia puede suplirse con otras cualidades. "El hecho de que seamos sólo un grupo de jóvenes te empodera mucho por tomar decisiones", afirma.

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En Cataluña, el 13% de la población (unas 900.000 personas) dedican su tiempo de forma altruista a causas sociales en las más de 3.000 entidades registradas. Según datos de la Federación Catalana del Voluntariado, un tercio de estos voluntarios superan los 55 años y, si se pone el foco en los miembros de las juntas, ya se puede hablar directamente de "gerontocracia", en palabras de Ramon Nicolau, presidente de la Federació.

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A la mayor pérdida de voluntariado, que se produjo por las restricciones de la covid, se ha añadido la complicada "disponibilidad de los jóvenes", apunta Nicolau en referencia a los problemas de encajar el altruismo con los estudios, el trabajo y la vida. Lafede.cat, federación de organizaciones para la justicia global, su coordinadora, Montse Santolino, añade a esta lista otras variables que han hecho tambalear la participación de los jóvenes: por un lado, la "precariedad laboral y vital", que los tiene ocupados con preocupaciones propias, y por otro " las muchas afectaciones emocionales" que han sufrido a raíz de la covid.

La "preocupación" por la falta de jóvenes es ampliamente compartida e incluso hay quien la ve como el "gran reto" del asociacionismo. Esto no quiere decir que los jóvenes se alejen de la solidaridad, pero quizás –apunta Santolino– ha llegado la hora de tenerlos más en cuenta en todos los procesos de toma de decisión de las entidades. Sin embargo, también es cierto, según Nicolau, que a los más jóvenes una de las cosas que más les frena es la "rigidez" de las estructuras, el papeleo que requiere formar parte de una entidad registrada legalmente (estatutos, seguros, asambleas ) y el ímpetu de realizar acciones "aquí y ahora".

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Más flexibilidad y compromisos más cortos

Flexibilidad es un concepto valorado por los jóvenes. Roger Oncins acaba de cumplir 27 años y la suya es una familia con fuerte arraigo en el voluntariado en Cáritas. Él mismo había dado clases de lengua para adultos, pero le exigía "mucho compromiso" que no siempre podía cumplir y sufría cuando debía faltar. Se apartó hasta que desde la organización diocesana le ofrecieron hace dos años integrarse en el nuevo grupo motor joven, reproducir en varias diócesis.

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Allí, una decena de jóvenes menores de 30 años se autoorganizan para sacar adelante sus propios proyectos de forma más o menos autónoma. Un ejemplo de ello es el estreno el próximo mes de un documental sobre sinhogarismo o la organización de actos. Cáritas cuenta con más de 3.000 voluntarios, de los que poco más de un centenar tienen menos de 30 años. Silvia Moya, referente de voluntariado joven en Cáritas Barcelona, explica que la iniciativa surge de la necesidad de realizar un relevo generacional con voluntad de "sumar" con los veteranos. "Los jóvenes llevan nuevas formas de hacer las cosas, innovación y creatividad, mientras que los mayores tienen experiencia; no pretendemos que haya una sustitución", indica. De la experiencia, Oncins valora que, pese a dedicar menos tiempo al voluntariado, siente "más la implicación" porque ha pasado de ser "un participante en liderar un proyecto" con otras personas iguales que él. El grupo se reúne una vez al mes y, en su caso, se organizan por otro encuentro vía WhatsApp.

Una reciente encuesta de Lafede.cat señala que la juventud muestra un compromiso con una variedad de luchas: desde la medioambiental hasta la del racismo o el feminismo, pasando también por la vivienda (una carencia que sufren en propia piel ). Moya apunta que, más que por entidades, los jóvenes se movilizan por causas, y en esta misma línea Nicolau añade que se acabaron las militancias "de toda la vida" en una misma entidad. Por el contrario, sostiene que los jóvenes de ahora van cambiando buscando proyectos que estén alineados con su preocupación: "Son más tastaolletes", define, y atribuye "la mayoría de abandonos" del voluntariado a los problemas de conciliación. Esta tendencia va acompañada de compromisos más cortos, "de uno o dos años", o incluso por trimestres, para adaptarse en cada momento a su disponibilidad.

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¿Son menos solidarios los jóvenes que sus padres o abuelos? La respuesta más común es negativa, como bien demuestra la reacción de miles de jóvenes en Valencia, pero sí que los cambios de causas y la flexibilidad obliga a las entidades a replantearse el funcionamiento ya eliminar la "visión adultocéntrica" ​​que a menudo acusa a la juventud de ser una "generación de vidrio" ajena a los problemas comunitarios, señala Santolino.

En Lafede.cat, este proceso de repensar la estructura ya está en marcha. "Nosotros, pero también mucha gente a escala internacional, tenemos la obsesión de encontrar las formas de atraer a los jóvenes", señala la coordinadora, que subraya como las mayores generaciones y las jóvenes "viven en sintonías diferentes", como ha quedado demostrado por la capacidad de movilización de voluntarios y material de los influencers en Valencia. La rapidez de crear contenidos y realizar llamadas y la agilidad de los postadolescentes al reaccionar han sorprendido a los activistas veteranos, acostumbrados a planificar las acciones. El "peligro", según Santolino, es que estos grandes predicadores están en la órbita de la extrema derecha y se han esforzado en encontrar carencias y errores en la gestión pública. Sobre si existe una crisis de reputación de las ONG, Santolino tiene dudas, pero asegura que, junto con las instituciones, las entidades sociales son las que pueden mantener en el tiempo proyectos de recuperación una vez se han ido influencers y periodistas.

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Esta activista comparte la idea de que los jóvenes no pagan cuotas a entidades, pero incide en que sí secundan iniciativas puntuales de carácter solidario que se ajustan a sus gustos, como carreras o conciertos. "El modelo de socio que paga una cuota sin preguntar nada ha terminado", señala, y avisa de que la vía de contratar a jóvenes para captar socios en la calle puede ser contraproducente porque es, precisamente, "el primer contacto" que tienen con las ONG y pueden quedar marcados por la "precariedad con la que trabajan".

Arés Perceval, directora de Unipau, es copresidenta de Lafede.cat y con 34 años ha supuesto una bocanada de aire fresco a una junta formada por activistas que se iniciaron en la justicia global en los 80 y 90. Su nombramiento se integra en esta estrategia de acercarse al activismo joven para "cambiar" a las entidades. No es poner caras jóvenes para ponerlas, insiste Santolino, quien señala que el reto también radica en incluir a personas racializadas para tener una nueva mirada, nuevos proyectos y, quién sabe si nuevos financiadores.

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Perceval continúa también la tradición familiar del pacifismo y también está involucrada en combatir el racismo y la islamofobia, dos causas con mucho predicamento entre los jóvenes. Explica que ha formado un equipo de mujeres jóvenes, con las que comparte lenguaje, discurso y la forma de interactuar, pero sin despreciar el conocimiento de los miembros mayores, subraya.

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Veteranos y novatos comparten el "reto" de hacer que su mensaje y sus valores se difundan a través de los canales que utilizan los más jóvenes. "Tenemos que ponernos con el TikTok", admiten casi a una.