Condenado a un año de prisión el policía nacional que agredió al fotoperiodista Jordi Borràs
El hombre, de la Brigada de Información, ha aceptado el delito y ha retirado la denuncia contra el fotoperiodista
BarcelonaEl policía nacional que agredió al fotoperiodista Jordi Borràs lo hizo "por motivos ideológicos". En una vista para una conciliación antes de llegar a juicio, el policía ha aceptado la condena de un año de prisión y una indemnización de 7.000 euros, ha admitido los hechos tal como los describió el fotoperiodista y ha retirado la denuncia que había interpuesto contra Borràs. "Es una victoria inesperada", ha celebrado Borràs, que ha añadido: "Me pegaron por independentista y antifascista, y hoy ha quedado claro".
Los hechos denunciados se remontan a julio de 2018, cuando el fotoperiodista fue a cubrir la presentación de la Crida Nacional per la República. El agresor lo reconoció y lo increpó al grito de "Viva España". Borràs siempre ha mantenido que, a pesar de que hizo caso omiso, el hombre volvió a gritar "Viva España" y "Viva Franco", y le empezó a dar puñetazos en la cabeza y en la cara. Cuando unos testigos intentaron inmovilizar al agresor, él, que iba armado con una navaja, se identificó como policía enseñando una placa. Después se supo que el policía es un mando de la Brigada Provincial de Información adscrito a la Jefatura Superior de Policía de Catalunya. En concreto, el inspector se ha especializado desde las oficinas ubicadas en el complejo policial del barrio barcelonés de la Verneda en el ámbito de información relacionado con el extremismo yihadista.
Ante los hechos, la Fiscalía pidió dos años de prisión para el policía nacional. El fiscal consideró que el inspector de la brigada de información es autor de un delito de lesiones con el agravante de discriminación por motivos ideológicos y también solicitó la inhabilitación especial para el derecho de sufragio pasivo durante el periodo de la condena, así como que indemnice a Borràs con 7.500 euros por las lesiones sufridas, tanto físicas como psicológicas. Varios testigos corroboraron en el juzgado la versión del fotoperiodista y el inspector aceptó la agresión a Borràs, pero argumentó que se produjo porque "repelió una agresión anterior" del propio Borràs. De hecho, el ministerio público pidió que se archivara la causa contra Borràs –que fue denunciado por el policía–, puesto que no “queda acreditada su participación en las lesiones sufridas por el acusado”.
La abogada de Borràs, Carla Vall, ha lamentado que su cliente haya tenido que estar tres años y medio "imputado de manera muy injusta", pero ha celebrado que se haya comprobado finalmente que "no fue una pelea, sino una agresión de carácter fascista por el hecho de que era un fotoperiodista comprometido con la democracia". "Hemos conseguido que la suspensión de la pena vaya condicionada al cumplimiento de un curso de prevención de conductas violentas y de atención a los derechos humanos", ha afirmado.
Borràs ha dicho que ahora quiere batallar "hasta donde haga falta" para que el agresor "no vuelva a trabajar de policía nunca más en su vida". "Un estado democrático no puede aceptar que una persona que agrede a un ciudadano por su manera de pensar pueda ejercer de policía. Es intolerable", ha asegurado.