Vejez

Anna Freixas: "Al cuidar de nuestros nietos estamos perpetuando el sistema patriarcal"

BarcelonaEscritora feminista y profesora universitaria jubilada, Anna Freixas ha escrito Yo, vieja. Apuntes de supervivencia para seres libres (Capitan Swing) para reivindicar, desmitificar y normalizar la vejez, una etapa más de la vida. "Ser vieja es ser mayor, haber cumplido muchos años, y no quiere decir estar mal, quiere decir que no te has muerto y que te encuentras en un momento de tu ciclo vital que sabes desde que naciste que existe". Y pone el foco en el envejecimiento de las mujeres desmontando muchos de los estereotipos que la sociedad tiene de las mujeres mayores.

¿Las mujeres nos volvemos invisibles cuando envejecemos?

— En general, en la vejez, hombres y mujeres desaparecemos socialmente. Envejecer significa una pérdida de poder y visibilidad, pero también depende de si nosotros, como personas viejas, nos mantenemos visibles y participamos en la vida social, política y cultural y hacemos valer nuestro saber y nuestras necesidades. Y no nos quedamos en casa esperando que llegue la muerte, porque vivimos treinta años más de lo que podíamos esperar cuando nacimos y son 30 años que vivimos bastante bien. Y nos tenemos que organizar para conseguir cosas que favorezcan nuestro bienestar: medios de transporte adaptados, que si quieres ir al teatro o la peluquería alguien te acompañe... Las reivindicaciones no tienen que ser solo con que te traigan la comida a casa o las pensiones.

¿Se acentúan las desigualdades entre hombres y mujeres en la vejez?

— Podemos decir que se mantienen. Envejecemos como hemos vivido. Y los hombres han tenido privilegios que las mujeres no, y estas diferencias se mantienen cuando nos hacemos mayores, pero algunas aumentan, como las económicas. La vejez para las mujeres que no tienen pensión es un momento de auténtica pobreza. Las mujeres, en general, y las mayores, en particular, somos las pobres del planeta.

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Es una contradicción: todo el mundo quiere llegar a viejo, pero nadie quiere ser viejo.

— Ninguno quiere ser viejo porque la sociedad connota negativamente el hecho de ser viejo, no lo valora. En el libro sostengo que si nosotros mismos no nos escondemos de ser viejos y viejas, no nos disfrazamos de jóvenes y ponemos en valor los signos de la edad, esto cambiará socialmente. Para ser unos viejos felices también tenemos que estar a gusto con nuestro cuerpo y mostrarnos orgullosamente viejos con los signos de la edad como señal de triunfo de haber vivido tantos años.

¿Nos faltan modelos donde reflejarnos?

— Cada vez hay más mujeres de la esfera pública, y también en la vida cotidiana, que tienen una presencia afirmativa de la vejez [muestran canas, arrugas...] y creo que esto irá en aumento. Es uno de los cambios más importantes del siglo.

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También se espera que en la vejez se reprima el deseo sexual y se ha invisibilizado, incluso, ridiculizado, la menopausia.

— La menopausia se ha dramatizado cuando es un momento fantástico en la vida de las mujeres en que mejoramos en muchos aspectos. Lo que pasa es que solo se enfatizan los posibles efectos negativos, pero los positivos se esconden. Hay mujeres que pasan la menopausia sin darse cuenta y se ha vendido como el principio del fin: que ya no somos atractivas, que la vida sexual decae... ¿Decae la nuestra o la de nuestra pareja, si es un hombre, que son los que tienen problemas y nos los traspasan a nosotras? El sexo tiene un componente de curiosidad y novedad muy importante y cuando llevas 30 años con una persona es difícil de mantener. La sexualidad de muchas mujeres, cuando tienen una nueva pareja, reaviva. Tampoco quiero que se considere que la buena vejez pasa por una sexualidad activa. Puede pasar por eso o por el contrario: también hay mujeres que dicen se ha acabado y no quiero dedicar más energía a esto.

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Quiere desterrar el término 'abuelos' para referirse a los mayores.

— Me parece una agresión. Al decir abuelos se da por hecho que el destino de las mujeres es la maternidad. Y no solo tu destino sino el de tus hijos. Es una estupidez lingüística. Somos viejos.

¿Se infantiliza a la gente mayor?

— Sí, cuando la sociedad se quiere desentender de los mayores los trata como niños que tienen que ser tutelados para que no molesten. Así como a los niños se les da la tablet o el teléfono para que estén callados, a los mayores se les ignora. Y no se les da ni la tablet porque ni se considera que sea para nosotros. Y hay viejos y viejas superdigitales y hay los que no lo son porque no les da la gana.

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¿Cómo hemos tratado a nuestros mayores durante la pandemia?

— Con un amor estúpido, con este falso amor de "te quiero tanto que no te dejo salir" y te lo prohíbo yo que soy tu hija. ¿Desde cuando un hijo puede prohibir a un padre o una madre hacer lo que le dé la gana aunque sea matarse? Es este amor que considera que los mayores no son capaces de tomar decisiones por sí mismos. Si me equivoco, es cosa mía. Tenemos que disponer de libertad hasta el último momento. ¿Cuántos viejos quizás se han salvado del covid, pero han muerto de tristeza y miseria afectiva?

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¿Estamos abusando de los abuelos –ahora sí– como cuidadores de sus nietos?

— Es un abuso clarísimo por parte de los hijos e hijas. Y a veces también es cosa de madres sobreprotectoras que piensan que ellas cuidarán mejor que nadie a su nieto. Pero [al cuidar los nietos] estamos perpetuando el sistema patriarcal en el que nuestra hija no negocia con su pareja. Si yo no cuido a tus hijos, tú no tendrás más remedio que negociar con tu pareja y pactar cómo lo hacéis. Pero si te resuelvo el problema estamos perdiendo una generación y hará falta otra en la que las madres no hagan esto y permitan que sus hijas negocien con sus parejas.

Dónde vivir la vejez –casa, residencia, en comunidad...– es una de las decisiones que tenemos que tomar.

— Esto de vivir en comunidad de amigos lo encuentro muy elitista y poco generalizable. Pero sí que tenemos que pensar dónde, cómo y con quien queremos vivir, si es que queremos vivir con alguien. Puedo vivir sola y tener una red de personas y unas relaciones que me permitan que mi vida tenga sentido. Lo importante de ser mayor es tener una vida con sentido y seguir creciendo hasta el último día de tu vida.

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Pero hay mujeres que cuando llegan a la vejez se preguntan, precisamente, si ha tenido sentido la vida que han vivido, coartada, en algunos casos, por los mandatos de género. ¿Cuáles son los retos del envejecimiento femenino?

Sobre todo, haber pensado qué quieres hacer en tu vida y si las decisiones que tomas te harán una vieja pobre. Si eres pobre, no tienes libertad. Las decisiones que tomamos a lo largo de la vida son las que marcan qué vejez tendremos.