Dos detenidos y cinco más investigados por organizar la 'rave' de Llinars

La policía desaloja la fiesta más de 40 horas después de que empezara en una nave abandonada

Germán Aranda Millán
y Germán Aranda Millán

Llinars del VallèsEntre decenas de caravanas, algunas tiendas de campaña abandonadas, perros que pasean y la mirada atenta de los que ya han abandonado la fiesta, los Mossos d'Esquadra han empezado este mediodía el desalojo de la rave que se ha celebrado en una nave abandonada de Llinars del Vallès desde Nochevieja. Mientras se hacen las identificaciones de los asistentes, la policía ha informado de la detención de dos personas y la investigación de cinco más como presuntos organizadores de la fiesta ilegal,

En el dispositivo participan cerca de una veintena de furgonetas de la policía catalana, junto con otros vehículos de la policía local, un helicóptero y efectivos del Servicio de Emergencias Médicas (SEM). Desde el lugar de los hechos, el director general de los Mossos d'Esquadra, Pere Ferrer, ha explicado que en el interior de la nave de Llinars del Vallès había "más de 300 personas" y ha asegurado que todas "serán sancionadas" administrativamente por incumplimiento de las restricciones. "Todo el mundo saldrá con una sanción administrativa por la ley de salud, también los organizadores", ha afirmado el responsable, que ha justificado haber dejado pasar más de 40 horas desde que se inició larave

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Hacia las 12 del mediodía los agentes han cortado la electricidad que ha iluminado y ha permitido música en la nave y han puesto así fin a la fiesta. En el interior del local quedan un centenar de participantes, rodeados por la fuerte presencia de los agentes. A pesar de la tensión, no se han producido incidentes graves, más allá de una pequeña carga cuando los agentes han entrado en la nave y los participantes de la fiesta han respondido con el lanzamiento de pequeños objetos, explican los testigos. Los mossos están identificando el centenar de asistentes que quedan antes de dejarles ir con una denuncia por no haber respetado ninguna de las restricciones impuestas contra el coronavirus, ha avanzado el jefe de la comisaría superior de coordinación territorial de los Mossos, David Boneta, que ha afirmado que a los responsables de la rave se les denunciará por organización de una fiesta sin permisos a través de la normativa de juego y espectáculos.

Cuando los Mossos ya habían entrado a desalojar la rave de Llinars, muchos de los 300 jóvenes que habían sido identificados todavía vagaban por los alrededores de la enorme nave industrial bajo un cielo gris claro, casi blanco, sin rayos de sol. Algunos observaban desde los montecitos pequeños de los lados la intervención policial en el perímetro de la nave. Uno de ellos, de 26 años, todavía se mostraba optimista a pesar de la entrada de la policía. “Espero que no la cierren, porque me lo estaba pasando muy bien”, decía el joven, que llegó en Nochevieja y paseaba por los alrededores de la fiesta resguardado del frío con una capucha, pero con el abrigo desabrochado y junto a su amigo con piercings en las mejillas. Crestas fluorescentes, melenas rosas, vaqueros anchos, sudaderas antifascistas o un pijama de una pieza con capucha rosa estampado con corazones blancos y una gran mancha marrón en el culo por haberse sentado en el suelo diversificaban la estética antisistema de los asistentes.

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Distancias y mentiras

Una joven acróbata inglesa y residente en Valencia, que formaba parte de la organización, aseguraba: “Se había podido mantener la distancia”, afirmación desmentida por los vídeos grabados de la fiesta. La joven, mientras ayudaba a desmontar los altavoces y a ponerlos dentro de la furgoneta, insistía con una versión mucho más amable: “Dentro de un vagón de tren se incumplen más las distancias y esto es un espacio grande y abierto”. Explicaba que en estas fiestas cada uno trae sus bebidas y los organizadores no ven ni un euro. Un joven de Terrassa afirmaba que no había encontrado ningún control al pasar la frontera comarcal. “Todos nos conocemos y quedamos en puntos donde sabemos que no hay controles para venir en grupos grandes de coches”, explicaba.

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Otros, en cambio, se mostraban hostiles a la prensa. “Vete de aquí o te pego”, decía uno. “¡Id a grabar al rey!”, gritaba otro a los cámaras. Los jóvenes preguntados aseguraban que no pagarán las multas de 3.000 euros que se les impondrán por haber incumplido las medidas sanitarias. Entre los coches aparcados, muchos de matrícula extranjera, todavía se habían saltado más controles, incluso los fronterizos: franceses, italianos y alguno austríaco, detallaban después los Mossos.

Antonio y Tae, de 18 años, llegaban a la fiesta en tren, justo cuando la desalojaban. “Esto es como una gran familia, la mayoría nos conocemos y es muy bonito conocer cada vez gente joven”, explicaba Antonio, que reconoce que no le importa mucho la pandemia y que está “harto de estar encerrado como un perro”. “El espíritu de estas fiestas es que no haya nadie por encima tuyo diciéndote lo que tienes o no tienes que hacer”, decía, y reconocía que el consumo de MDMA y de speed es lo más frecuente. No es su caso. “Has tropezado con los más sanos”, decía Tae, que frecuenta estas fiestas desde los seis años porque su madre, de 49, es productora y DJ de estas raves, donde se pincha “techno, hard tech y todo tipo de electrónica en función del DJ”. “Mi madre ahora con el covid ya no va, pero lo está deseando”, añade. Durante unos días intentarán aislarse en casa, sobre todo él, que convive con una abuela de 84 años.

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Vecinos quejosos

La fiesta ha revolucionado la tranquilidad de Llinars. “Ayer noche [viernes] oía el pum-pum, eran como tambores, pensaba que alguien ensayaba para la Semana Santa”, narra Enrique, de 69 años, indignado que “en plena pandemia se permita celebrar esta fiesta” mientras se obliga a bares y comercios a seguir medidas restrictivas. Montse hablaba de la “irresponsabilidad” de los jóvenes y Enrique se preguntaba qué educación reciben “para que esté pasando esto”.

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En las últimas horas los departamentos de Interior y Salut se habían reprochado mutuamente la falta de respuesta para acabar con esta fiesta ilegal, que incumple todas las medidas de seguridad e higiene contra la pandemia. Muchos de los asistentes provienen de países como Francia, Holanda e Italia. Convocados a través de las redes sociales, se han acercado hasta Llinars para despedir el 2020 y preveían quedarse celebrando el nuevo año hasta domingo al atardecer.

Fuentes del departamento que dirige la republicana Alba Vergés han explicado este sábado que ayer viernes la consellera habló con el titular de Interior, Miquel Sàmper, para reclamarle que los agentes procedieran con el desalojo del local. "Es lo mismo que se ha hecho en otras fiestas que incumplen la normativa. Nunca hasta ahora nos habían pedido un protocolo para actuar", han explicado las mismas fuentes.

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La consellería de Vergés ha lamentado que se la intente responsabilizar de que casi 48 horas después del inicio de la fiesta todavía estén casi todos los asistentes en el interior de la nave, y ha insistido que "nadie use a Salut como excusa para no desalojar" la rave, a la vez que pide identificar a los asistentes para poder hacer un seguimiento sanitario, si es necesario, a pesar de que no se puede obligar a hacer cuarentenas si no hay un positivo o si no se es contacto directo.

Salut ha respondido así a las demandas que Interior le habría hecho sobre cuáles son los protocolos sanitarios que se tienen que seguir para el desalojo y que no incluirán pruebas de detección del virus porque "no se tiene constancia de ningún positivo". En declaraciones a RAC1, David Boneta ha asegurado que si hubiera sido el caso se habría podido hacer el dispositivo de desalojo viernes. Después de preguntarle si no se había actuado por la falta de recursos derivada de los numerosos dispositivos montados por Nochevieja, Boneta ha admitido que tenían muchos agentes destinados pero ha remarcado que "esto no quita que se habría podido hacer". "Los recursos para hacer el dispositivo ayer estaban, pero se estaban haciendo otras gestiones", ha dicho. Boneta ha recordado que hay "muchas" personas concentradas en el espacio de la nave y que, por lo tanto, hay que diseñar un dispositivo "con máximas garantías" y "mucho cuidado". El comisario ha asegurado que todos los participantes serán identificados y denunciados.

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Por su parte, el alcalde de Llinars, Martí Pujol, ha relatado a Catalunya Ràdio que los vecinos empezaron a detectar movimiento en la zona de la nave a media tarde del día 31 y que desde el municipio ya se envió una patrulla de la policía local y se cortaron los accesos con bloques de hormigón, que fueron retirados por los participantes de la rave para entrar en el polígono.