“Estoy desesperado”: SOS de los tenderos del centro comercial de la Vila Olímpica
Dos tercios de los comercios del recinto están cerrados
BarcelonaEra la inversión de su vida: una pizzería con la clientela hecha y sin mucha competencia por la zona. El local, de más de 400 metros cuadrados, estaba bajo el paraguas del Centro Comercial La Vila, en la Vila Olímpica. Hacía falta una inversión de más 110.000 euros para acabar de adecuar el espacio y todo parecía hecho. El 20 de noviembre de 2019, Omar Al Edili firmó el alquiler del local, con la idea de empezar a servir pizzas a chorros al cabo de dos meses. Aquella ilusión, sin embargo, se ha convertido en desesperación. Las restricciones forzadas por el covid-19 han hecho muy difícil mantener el negocio y la mala gestión del Centro Comercial La Vila lo han acabado de hundir. “En dos meses me cierran el local y me echan”, dice abatido. "Entre unos y otros, durante todo este tiempo solo he podido trabajar un mes, estoy desesperado", lamenta. Y es que en el último año, el covid solo ha dado un poco de oxígeno durante los meses más calurosos, y el centro comercial lleva dos veranos seguidos sin aire acondicionado. "Me han hundido el negocio y me han hundido la vida".
El Centro Comercial La Vila vive en la decepción: de los 50 locales que hay, solo 17 están abiertos. Desde hace diez meses sufre un conflicto con la gestión del aparcamiento. La empresa que lo explota desde hace casi un año lo hace sin el permiso de los propietarios del complejo y ya no da las dos horas de estacionamiento gratuito para los clientes del recinto. Esto ha aumentado mucho la tensión con los tenderos, que están perdiendo clientes. El litigio del aparcamiento ha complicado todavía más la convivencia del centro comercial, pero la mayoría de los vendedores consultados insisten que esta situación es culpa de la mala gestión del centro, que se hace desde Madrid. El Centro Comercial La Vila está gestionado por Olympic Moll, una filial de Mercasa, que es una empresa pública que depende de la administración del Estado. Mercasa tiene nueve centros comerciales repartidos por toda España, pero su gestión, según denuncian los tenderos, “es totalmente centralista”. De hecho, el Centro Comercial La Vila ni siquiera tiene un gerente que lo lleve desde Catalunya: solo cuenta con dos personas de administración que, ante cualquier petición de los tenderos, hacen de intermediarias y lo trasladan a Madrid. Hasta Jacinto Díaz, el hombre que gestiona el parking sin permiso y que tiene en contra buena parte de los tenderos, coincide con ellos en este punto: "La mala gestión no es una cosa de ahora. Nunca han atendido este centro comercial correctamente", dice.
El episodio del aire acondicionado ha sido el último capítulo que ha encendido a los comerciantes. El verano de 2020 se estropeó y los tenderos vieron, desesperados, como no podían aprovechar el primer mes de tregua que dio la pandemia. Olympic Moll decidió arreglar el sistema de aire acondicionado, pero los trabajos para hacerlo empezaron justo antes del verano de 2021 y acabaron en septiembre . "Este verano hemos llegado a los 38 grados dentro del centro comercial", se queja Pere, que tiene una óptica. Según recuerda, "cuando el centro comercial abrió parecía futurista y ahora es decadente". A pesar de ser uno de los tenderos que más tiempo lleva aquí, está decidido a abandonar el recinto si encuentra otro local por el barrio. "En seis años he visto como cerraban casi una veintena de locales", dice Susanna, otra comerciante del centro. "La zona central está muy vacía y todo es muy tétrico ", dice, y añade que echa de menos un equipo de gerencia que sea capaz de atraer nuevos comerciantes y activar el centro. “La gestión es nefasta, y con los años ha ido a peor, no tiene ninguna solución”, denuncia otro tendero que prefiere no decir su nombre. "Siempre recibimos buenas palabras, pero nunca nos acaban haciendo caso", dice este empresario, que vio nacer el centro comercial.
Este diario ha preguntado al servicio de administración del centro comercial sobre todas estas quejas. Después de trasladarlo a Madrid, comunicaron que no harían declaraciones.