El parking de los horrores

La gestión irregular del aparcamiento del centro comercial de la Vila Olímpica provoca denuncias, amenazas e incluso un atropello

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Entrada del parking del centro comercial 'La Villa'.

BarcelonaDos hombres gritaban y corrían hacia ella. Uno ya lo tenía prácticamente encima y el otro estaba más lejos porque había ido a buscar un bate de béisbol. Sònia (nombre ficticio) estaba muy nerviosa. Validó el ticket del aparcamiento que tenía preparado y la valla se empezó a abrir. Pero no fue lo bastante deprisa: el primero de los chicos llegó antes de que la valla se levantara del todo y se situó delante el vehículo para impedirle el paso. Ella, sin embargo, mantuvo el plan previsto y pisó el acelerador. Embistió al primero de los atacantes, que voló por encima del coche. Su acompañante, que circulaba detrás de ella con otro vehículo, tampoco dudó y aceleró en una peligrosa maniobra para salir del aparcamiento. Cuando por fin estuvieron fuera del parking del centro comercial aparcaron los dos coches y llamaron a los Mossos. Mientras tanto, los trabajadores se afanaban en avisar a la Guardia Urbana para denunciar el atropello. Aquella reacción le costó a Sònia que los Mossos la retuvieran en Les Corts y algunos diarios digitales reprodujeron la noticia: “Debe 4.000 euros y se fuga atropellando al vigilante en Barcelona”. El juicio por el atropello todavía no se ha celebrado, como tampoco se ha resuelto la denuncia por coacciones y amenazas que ella interpuso.

Este episodio digno de una película de acción pasó hace diez meses y parecía un hecho aislado provocado por una deuda puntual, pero en realidad escondía una situación dantesca que hasta ahora había quedado silenciada: el empresario que gestiona el parking del Centro Comercial La Vila, en la Vila Olímpica, lo hace sin permiso de la propiedad y acumula denuncias de diferentes clientes a quienes no les deja sacar sus vehículos si no pagan sumas desorbitadas. En el aparcamiento han quedado atrapados algunos coches de compraventa, motos de alquiler para turistas y, por si todavía faltara color en esta historia, 350 coches de alta gama entre los cuales se pueden contar decenas de Ferraris.

Un traspaso dudoso

El 31 de diciembre del 2020, dos meses antes del espectacular atropello, caducó la concesión a la empresa Merpro S.L., que había gestionado el aparcamiento desde que el centro comercial abrió sus puertas, hace ahora 30 años. El responsable de esta empresa, Jacinto Díaz Sánchez, debía dinero a los propietarios del centro comercial (que pertenece al Estado) y pesaba sobre él una sentencia que lo obligaba a abandonar el aparcamiento. Lejos de rendirse, Jacinto Díaz tenía un plan: meses atrás ya había notificado a la propiedad que subrogaba la explotación del aparcamiento a Falcar Ibérica, una empresa que gestiona un amigo suyo, Manuel Sánchez. Este traspaso de la gestión del aparcamiento solo lo reconocen estos dos empresarios que sostienen que se produjo “dentro del plazo y en la forma oportuna”. Hoy en día, Jacinto Díaz sigue cobrando el ticket del aparcamiento como hace 30 años, pero ahora, en lugar de hacerlo desde su empresa, lo hace como asalariado de Falcar Ibérica.      

Un coche huyendo del parking de Vila Olímpica

Diez meses después de esta situación, que está judicializada, el día a día del centro comercial se ha vuelto insostenible: pérdida de clientes, denuncias cruzadas, amenazas, coacciones y discusiones diarias. “Estamos desesperados, esta situación está hundiendo el centro comercial”, lamenta una tendera que prefiere mantenerse al anonimato. 

El Centre Comercial La Vila está gestionado por Olympic Moll, una filial de Mercasa, que es una empresa pública que depende de la administración del Estado. Jacinto Díaz asegura al ARA que Olympic Moll le debe de 92.000 euros a pesar de que todavía no lo ha denunciado a la justicia. Según argumenta, es por esta deuda de Olympic Moll que dejó de pagar la cuota que tiene que abonar cada mes para explotar el aparcamiento, que es de unos 17.000 euros. Sea como fuere, Olympic Moll denunció el impago y se ordenó el desalojo con fecha 3 de mayo del 2021, pero finalmente no se ejecutó. Y tal día hará un año. Mientras tanto, es Falcar Ibérica quién gestiona el negocio y quien paga, según las facturas a las cuales ha tenido acceso el ARA, la cuota mensual de 17.000 euros a Olympic Moll. 

Los clientes que salen más malparados de esta situación son los tenderos que tienen locales en el centro comercial y que usan el aparcamiento no solo para dejar el coche con el cual vienen a trabajar sino también para guardar los vehículos que tienen para alquilar o para vender. Este es el caso de Sònia, que se dedicaba a la compraventa de coches, y también el de Natàlia Otero, que se dedica al alquiler de bicicletas y motos para turistas: “Tenemos allá dentro de 20 motos de alquiler y 40 bicicletas que no podemos sacar si no le pagamos los 27.532 euros que nos pide”, lamenta. A la denuncia que su socio, Òscar Anso, puso ante los Mossos, explica que la dirección del centro comercial les dijo que la concesión del aparcamiento ya no era de Díaz Sánchez desde el mes de enero y que, a partir de este mes, tenían que pagar la cuota del parking a las oficinas del centro. Anso también denuncia que en junio intentó sacar una de las bicicletas pero que el hombre se lo impidió: “Tú de aquí no sacas nada”, le dijo, y le exigió dinero. Según la denuncia, llegó a amenazarlo: “Te sacaré el hígado. No verás crecer tu hijo”. La sentencia, sin embargo, fue absolutoria porque las acusaciones no se podían probar. Natàlia y Òscar esperan que finalmente se eche a Jacinto Díaz para recuperar los vehículos.   

Sònia, en cambio, consiguió sacar todos los coches que tenía dentro; eso sí, necesitó a toda su familia y la ayuda de los Mossos. Sònia había pagado ya los 4.700 euros que Jacinto Díaz le reclamaba, pero el hombre, según la denuncia a la cual el diario ARA ha tenido acceso, le dijo que la deuda era superior y le pidió más dinero si quería recuperar los cinco coches que había dentro. Ella se negó y fue al aparcamiento acompañada de cuatro familiares y cada uno de ellos se puso al volante de uno de los vehículos. Como el hombre no les dejaba salir, trucaron los Mossos, que acabaron abriendo la valla para que pudieran marchar. 

Una situación similar vivió R.G., de la empresa Dollar Spain, que se dedicaba al alquiler y venta de coches de lujo. Cuando intentó retirar un coche porque tenía un comprador, Jacinto Díaz se lo impidió y también le pidió el dinero que aseguraba que le debían. “Hizo una barricada y todo para que no me lo llevara”, recuerda ahora la trabajadora. La situación fue muy tensa y ella lo acabó denunciando por coacciones y la justicia le dio la razón. También con la ayuda de los Mossos consiguió sacar la mayoría de los vehículos, aparte de uno, un Jeep Wrangler valorado en 42.000 euros que, según asegura, todavía no ha aparecido. 

Un vehículo vallando el paso para evitar que puedan salir dos coches del aparcamiento.

Ferraris, Porsches y Lamborghinis 

Todas estas tensiones se viven en la primera planta del aparcamiento, pero es la de abajo la que guarda más sorpresas. La planta está cerrada desde hace más de un año por un incendio que se produjo y por las filtraciones de agua que hay desde hace tiempo y que, según Jacinto Díaz, son culpa de la falta de mantenimiento que hace la propiedad. Allí dentro han quedado atrapados cerca de 350 vehículos de alta gama que colecciona un cliente multimillonario. Se trata de Ferraris, Porsches, Lamborghinis, Mercedes, BMWs e incluso algún Rolls Royce que, cubiertos con plásticos y sobre un dedo de agua, esperan que la justicia resuelva el caso. El hombre, que ha declinado hablar con el ARA, ha denunciado que Jacinto Díaz no le deja retirar los vehículos y este defiende que no lo permitirá hasta que no pague la deuda que dice que tiene. El empresario recuerda también que, según la ley 40/2002, los parkings tienen derecho a no entregar los vehículos si el cliente no paga el precio del aparcamiento. Y se acoge a este punto para no entregar los vehículos. Mientras no se resuelva, el cliente multimillonario ha contratado vigilantes de seguridad 24 horas al día para asegurarse de que los coches de lujo no sufran ningún daño. 

Otro de los cambios que han aplicado Jacinto Díaz y Manuel Sánchez desde que empezaron las tensiones es que ya no dan dos horas de aparcamiento gratis a los clientes del centro comercial. Solo tienen derecho los que compran en el supermercado que hay en el interior. El mismo Jacinto Díaz reconoce que esto comporta “pérdida de clientes” y “discusiones diarias”, puesto que muchos usuarios entran pensando que tendrán un rato gratis, como pasaba hasta ahora, pero a la hora de salir les hace pagar la estancia. “Cada dos por tres me piden la hoja de reclamaciones”, explica. Una tendera que prefiere no dar su nombre por miedo a represalias lamenta la importancia de estas dos horas gratuitas: “El parking gratuito era un reclamo porque venían al cine Yelmo y paseaban por el centro comercial y acababan haciendo alguna compra”. Todos los afectados evitan pasar por el aparcamiento para no encontrarse Díaz Sánchez, a quien tienen cierto temor. Consultado sobre este tema, el empresario se justifica y alega que el centro comercial no le paga el dinero de la estancia de los clientes por estas dos horas y que por eso se las cobra a los clientes. 

La empresa propietaria del centro comercial, Mercasa, evitó hacer declaraciones, puesto que “el caso está judicializado ”. Fuentes de Mercasa indicaron que desean que acabe ya esta situación para intentar “posicionar el centro comercial como se merece”. Tampoco quisieron valorar las acusaciones por la falta de mantenimiento del centro comercial que hacen todos los protagonistas de esta historia, tanto los tenderos como los gestores del aparcamiento. 

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