Diccionario del edadismo, cuando las palabras no son inocentes
De hablar con diminutivos a la «estás muy bien para tu edad»
BarcelonaNo fue hasta noviembre del 2023 que el Diccionario de la Lengua Catalana del Institut d'Estudis Catalans admitió el concepto edadismo como la discriminación por razón de edad. Pese a la juventud de este término, las fórmulas y modas con las que se aplica pasan de generación a generación y llegan a ser especialmente severas con la vejez. La psicogerontóloga Montse Celdrán ha recogido medio centenar de estas expresiones en el Glosario sobre edadismo que la Fundación La Caixa publicó hace dos años. El libreto es fruto de un trabajo previo entre los usuarios de los clubs de la entidad sobre los estereotipos que rodean a la vejez, los comentarios que les hacen sentir mal y la autopercepción. "El lenguaje no es inocuo", manifiesta Celdrán, que forma parte del Grupo de Investigación de Gerontología de la Universidad de Barcelona. La experta también apunta a la voluntad de concienciar y cambiar estas expresiones discriminatorias.
Eduard Ferrer fue uno de los que colaboraron en el glosario con la discusión de los conceptos y admite que "sobre todo había autoedadismo", es decir, que las personas mayores del casal se autoimponían límites y barreras por la edad. Del encuentro, afirma que aprendieron a "ser conscientes" de tratamientos infantilizantes fuera de sitio. "Vas al médico y te dice «¿cómo va, abuelo?» o en la piscina he oído que decían de mí «mira al abuelo como nada»", explica este pensionista, que dice que dos años antes de jubilarse se "preparó" para que al día siguiente de dejar el trabajo no se encontrara sin actividad.
En este punto, Celdrán subraya que las personas mayores dejan de ser consideradas adultas con sendero y opinión propia, pasando a ser tratadas con diminutivos que, aunque pueden ser expresados en un tono afectivo, deben entenderse desde la superioridad. Se señala como ejemplos de edadismo dirigirse a una persona mayor desconocida por el nombre, con la fórmula del tuteo o incluso con el nombre acortado, que es una forma de discriminarla si no le han preguntado si le parece bien.
De cómo hacer pequeñas las personas mayores
En las entradas del glosario, están las que se sienten a menudo por definir personas mayores: por olvidadizas y desmemoriadas, seniles, vulnerables, cascarrabias o desconfiadas. La lista es larga y con estas palabras "se construye la realidad", afirma Celdrán, quien también ha incluido en el glosario manifestaciones del edadismo autoinfligido, que no es más que la aceptación de las personas mayores de los límites y clichés impuestos a una franja de edad como si fuera un colectivo homogéneo y no un grupo heterogéneo. De hecho, esta homogeneización conlleva hablar de "nuestros mayores", de los "jubilados", de la "tercera edad" o de "dependencia" para referirse a una etapa de no hacer nada, cuando en muchos casos son proactivos tanto dentro como fuera de casa.
En este apartado se pueden encontrar frases como "soy mayor, pero tengo el espíritu joven", una versión interiorizada de la popular "te conservas bien para la edad que tienes" o el "yo ya soy mayor para", que define en primera persona las limitaciones en ofertas de trabajo. Para la autora, pueden sonar como "frases inofensivas", pero para muchas personas mayores son "una especie de autoexcusa, una forma de justificar por qué no hacen algo o por qué ya no se las escucha". En definitiva, incide Celdrán, el libro es un compendio de que la sociedad "asocia envejecer con perder valor".
El glosario pretende ser un toque de atención, una herramienta para "romper con la mirada edadista": "Cuando se dice "si ya es grande, es normal que le falle la memoria", lo que hacemos es restar importancia a un síntoma y, de rebote, al derecho de esa persona de ser atendida como cualquier otra", subraya la psicogerente. En el trabajo en los centros de mayores se dieron cuenta de que las expresiones dichas o sentidas les hacían sentir mal porque "llevan una carga negativa, como si envejecer fuera una pérdida continua", explica Celdrán.
Ni endulzar la vejez ni la juventud
Sin embargo, la revisión no pasa "para endulzar la vejez", porque "no todas las personas mayores son sabias ni quieren ser maestros, ni tampoco para esconder la dependencia". Por el contrario, se trata de dar una imagen diversa de las personas mayores, que pueden ser "dependientes, pero con ganas de aprender o hacer cosas", señala la experta. Lamenta que a menudo se piensa erróneamente que es un grupo al que no le interesan las tecnologías o carece de relaciones sexuales. Aparte de la edad, "el género, la cultura y la diversidad sexual" atraviesan la diversidad y ayudan a romper la mirada homogeneizante.
Por eso, el glosario invita no sólo a "revisar cómo hablamos, sino también cómo escuchamos". Uno de los conceptos que revisa la guía es el de envejecimiento productivo, que intenta cuantificar el valor social de las personas mayores mediante las horas de voluntariado o cuidado de la familia. "El problema es que sólo valoramos lo que se puede contar, y no todo lo que aporta una persona mayor tiene un precio ni un número", afirma.
Una de las soluciones que apunta Celdrán y otros expertos en la vejez es crear espacios que promuevan el "contacto intergeneracional" para evitar los prejuicios de la edad. "Preguntar y escuchar", reflexiona, como una buena forma de tejer relaciones entre unos y otros, para conocerse y entenderse. Hay que dejar de atribuir a los jóvenes adjetivos positivos ya los mayores, negativos. "El problema no es el número, la edad, sino qué adjetivos arrastra cada número", concluye.
- Aburridos
En esta calificación surge la pregunta pertinente de si el aburrirse, el descuido, es una calidad negativa. Y también surge la duda de si las personas mayores se aburren porque las actividades que se ofrecen quedan muy lejos de sus intereses.
- Momia
Como ocurre con trasto , hablar de momia deshumaniza a las personas mayores, al indicar que han pasado a ser algo incómodo, que molesta, ignorando su presencia o rehuyéndola.
- Andadores
La necesidad de utilizar andador, audífonos o la medalla de la teleasistencia apunta directamente a la dependencia, una calidad nada valorada que hace que haya personas que, a pesar de requerir esta ayuda externa, la eviten para dar la imagen de persona autónoma, aunque ello pueda poner en riesgo su integridad.
- Viejo verde
La expresión puede esconder la incomodidad hacia la sexualidad y el deseo de los hombres mayores y, al no existir ninguna equivalencia para las mujeres ( vieja verde no existe), se invisibilizan los intereses sexuales de las que han superado la etapa reproductiva.
- Las batallitas del abuelo
Es una expresión que desautoriza el relato de las personas mayores y deja claro que su experiencia no interesa, cuando en realidad el hecho de que explique un episodio vivido puede ayudar a tejer relaciones intergeneracionales.
- Carroza
Una palabra que pertenece a la jerga de la juventud de los años 70 o 80 y que, en el fondo, apunta a que las personas mayores son anticuadas, pertenecen a otra época o tienen una ideología más conservadora que la de los jóvenes.
- Hacer lástima
La compasión es una de las emociones comunes que despierta la imagen de una persona mayor, sobre todo si está sola, pero puede esconder el miedo a la vejez y confundirse con el sentimiento de empatía.