Universidades

Acoso, mala praxis y abuso de poder: la UAB aparta a un profesor de letras

El docente ha sido suspendido un año y dos meses de empleo y sueldo

BarcelonaEn 2017 empezó una relación con una estudiante de doctorado de primer año. En 2020, con una estudiante de grado a la que daba clases. El profesor de filología española de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Ángel Gallego (1978) ha sido suspendido de empleo y sueldo durante un año y dos meses por una falta muy grave de prevalencia de la condición de empleado público y por dos faltas graves de abuso de autoridad. Una resolución que llega después de que una alumna de doctorado lo denunciara por acoso sexual y siete más por acoso laboral y abuso de poder. Otras estudiantes de grado con las que ha hablado el ARA no han denunciado al docente, pero la UAB tiene constancia de los hechos que se han dado en la Facultad de Filosofía y Letras a lo largo de los últimos años. También el departamento de Universidades ha podido comprobar que Gallego utilizaba su cargo de coordinador de las pruebas de acceso a la universidad (PAU) en lengua castellana y literatura para acercarse a sus potenciales víctimas. De hecho, ahora mantiene una relación con una chica que conoció en 2022, cuando esta estudiante de bachillerato preparaba las PAU que él coordinaba. El lunes se ha convocado una reunión de la comisión que lo nombró para abordar su sustitución.

Primeras quejas

Los primeros indicios llegaron en el curso 2019-20. Las encuestas a los alumnos de grado incluían una valoración "claramente negativa" del profesor, con comentarios muy críticos y denuncias de irregularidades en el sistema de evaluación. Al año siguiente se repitieron estas valoraciones y el curso 2021-22 más de ochenta estudiantes presentaron una queja colectiva al decanato. "Querían evitar que fuera su profesor en futuras asignaturas. Alegaban favoritismo, comentarios fuera de lugar y actitudes despóticas", explican fuentes conocedoras del caso. Pero no fue hasta el 10 de marzo del 2022 cuando, a raíz de la denuncia de una doctoranda, se activó el protocolo de acoso sexual y abuso de poder. Al cabo de unas semanas, siete doctorandas más presentaron otra instancia. 

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La primera denunciante tuvo una relación con Gallego durante dos años, que se inició cuando él era su director de tesis y del proyecto de investigación: el contrato predoctoral de la chica dependía de él. Según el expediente de la UAB, fue una relación "complicada e intermitente" porque el profesor estaba casado y existían "asimetrías" entre los dos, tanto de edad como de poder. Cuando ella decidió cortar la relación, él inició una "persecución reiterada" aprovechando su "posición académica" para forzar la reanudación, un hecho que generó a la doctoranda una "situación grave de angustia y ansiedad".

Ella lo bloqueó, y solo mantuvo por correo el contacto indispensable referido a cuestiones académicas, pero el docente empezó a llamarla y a enviarle correos argumentando "falsamente razones de tipo profesional" para verla. Incluso, ante la negativa a encontrarse, Gallego llegó a presentarse en el aeropuerto de Amsterdam, ciudad donde ella había asistido a un congreso. Los informes médicos acreditan que la doctoranda sufrió "sensación de miedo, indefensión, aislamiento y acoso". Su carrera de investigadora quedó resentida y sufrió "represalias": él le hacía propuestas académicas y después, ante su negativa a verlo, se las cancelaba y la excluía de los proyectos.

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Tres días más tarde del episodio de Amsterdam, el profesor le escribió para anunciar que le había organizado un viaje académico a Washington. Los billetes se los regalaba. "Obviamente, la cosa no es del todo inocente: coincidiremos algunos días. No nos tenemos que ver, a pesar de que yo, obviamente, lo deseo", le dijo él. La chica no hizo el viaje. Gallego también utilizó a profesores amigos para que la convencieran para verse. Aquella misma semana el docente cambió la propuesta de tesis de otra doctoranda. Hacía un mes y medio que habían decidido el enfoque, pero repentinamente le dijo que era mejor replantearlo. Él mismo envió un documento ya redactado con el nuevo planteamiento especificando que lo tenía que difundir rápidamente en las redes académicas. Además, ella se tenía que atribuir la autoría. El nuevo planteamiento generaba "un solapamiento con el de la tesis" de la doctoranda con la que intentaba volver a tener una relación sentimental, concluye la resolución que decretó el rector de la UAB en febrero y que decreta la suspensión de un año de funciones –Gallego no podrá hacer ninguna tarea en el campus– por una falta muy grave. 

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Antes de iniciar el protocolo por acoso, la chica hizo llegar una queja a la directora del doctorado en ciencia cognitiva y del lenguaje, pero nunca se llegó a articular por las vías oficiales. También se quejaron otras doctorandas que hablaban de situaciones "graves", "mala praxis", "incumplimiento de las responsabilidades" y "negligencias". Una decena de ellas, que trabajaban bajo la batuta de Gallego, acabaron abandonando o cambiando de director de tesis. "Con lo que esto implica, hemos perdido becas y contratos", relatan algunas de estas chicas, que subrayan que les exigía hacer "labores que le correspondían a él" bajo la amenaza de retirarles los contratos si se negaban. Finalmente, la conducta de Gallego y las "represalias" que emprendió contra ellas han acabado con una suspensión de un mes de empleo y sueldo por esta falta "grave". 

Cursos privados para subir nota

A pesar de que el profesor solo ha recibido denuncias de doctorandas, sí ha habido quejas de estudiantes de grado. Los lavabos de la facultad, de hecho, tienen pintadas contra él. Gallego ofrecía la posibilidad de subir nota a los alumnos que fueran a cursos y conferencias de pago que organizaba él mismo. Durante el curso 2021-2022, dijo a los alumnos de la asignatura sintaxis del español: la oración simple que los que se matricularan y asistieran a un curso de verano de la Escola Roger Martín, codirigida por Gallego, recibirían 0,5 puntos más en la nota final. Esta propuesta, que no estaba incluida dentro de la guía docente, ha sido calificada por la UAB como una "falta grave de abuso de autoridad" y ha conllevado un mes de suspensión de empleo y sueldo. 

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Durante las clases, el profesor invitaba los estudiantes a resolver dudas fuera de la universidad y les pedía que lo siguieran en las redes sociales, argumentando que él publicaba contenido de clase y que, si no lo hacían, se lo perderían. Una vez establecido el contacto enviaba mensajes privados a las alumnas. También creaba grupos de Whatsapp con algunas estudiantes. En una investigación hecha durante las últimas semanas, el ARA ha podido acreditar –y la UAB y el departamento de Universidades también tienen constancia que ello– que Gallego hacía lo mismo con alumnos de bachillerato –sobre todo chicas– que estaban interesadas en trabajar contenido de lengua española.  

El profesor se aproximaba sobre todo a alumnas en situación vulnerable y psicológicamente inestables. Una de ellas dejó la carrera por un problema de salud mental. Él contactó con ella con el argumento de que la ayudaría a volver a la universidad. Se encontraron en varias ocasiones, siempre con el pretexto de ayudarla a retomar los estudios, hasta que él se le insinuó y ella lo rechazó dos veces. Dejaron de verse y la chica volvió a la carrera sin que él la hubiera ayudado. 

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Durante la instrucción, Gallego reconoció haber mantenido dos relaciones, primero con la doctoranda que lo denunció y posteriormente con una alumna de segundo curso de grado que también se planteaba dejar la carrera. Durante los primeros meses de la pandemia, ella entró en una depresión y el profesor apareció para ayudarla. Hablaban cada día hasta que se inició una relación. "Estaba enamoradísima, llegué a pedirle matrimonio, hubo manipulación", admite la chica, que recuerda que en la facultad no se escondían y comían juntos muchos días. Poco a poco fue viendo cómo él se distanciaba y empezaba a quedar con otras chicas. También llegó a hacer propuestas a otra estudiante de grado que ella conocía. En verano del 2022 decidió romper con él. 

"En el campus, solo sí es no"

"En el campus, el solo sí es sí en realidad es solo sí es no. El consentimiento está viciado por la posición jerárquica del profesor, no son relaciones entre iguales. Las relaciones sexoafectivas tendrían que llevarse a cabo cuando no hay una posición de preeminencia o superioridad", dice la secretaria general de la UAB, Esther Zapater. Sobre el contacto entre docentes y alumnos a través de las redes sociales, Zapater subraya que "el único medio autorizado del profesorado para contactar con alumnos es el campus virtual y el e-mail institucional, ni whatsapps ni mensajes de Instagram". En cuanto a los encuentros fuera de horario lectivo entre alumnos y profesores, "no están regulados", pero "todo lo que haga referencia a los contenidos docentes tiene que tener lugar dentro del campus, sea en las aulas o durante las horas de tutoría de cada profesor". 

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La resolución de la UAB agota la vía administrativa y el lunes se aplicará. Ahora Gallego, que ha declinado hacer declaraciones, puede interponer un recurso contencioso administrativo para oponerse. El docente estuvo de baja desde el verano hasta este semestre, cuando ha retomado su actividad en la universidad. Su retorno ha generado malestar en el claustro del departamento de filología española, pero también entre el alumnado que reclamaba medidas cautelares. 

Investigación

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