La información sobre los convenios de prácticas de las universidades no está disponible en ningún portal de transparencia. Es por eso que para elaborar este reportaje presentamos una solicitud de acceso a la información pública en todas las universidades públicas de Catalunya. Los datos obtenidos son inéditos y los hacemos ahora accesibles para todo el mundo que las quiera consultar a través de nuestra base de datos descargable y reutilizable. Para elaborarlos, hemos tenido que juntar los documentos de siete universidades diferentes y normalizarlos. Los datos corresponden a los últimos cuatro cursos académicos, pero no incluyen el curso 2021-2022 entero, dado que la solicitud se presentó en mayo. La UB, la UdL y la URV advierten de que pueden faltar un reducido número de convenios que no habían sido gestionados en el mismo aplicativo que el resto de sus prácticas. En total se han tenido en cuenta 136.363 convenios de prácticas en grados universitarios.
Dos de cada tres prácticas universitarias no se pagan
El nuevo Estatuto del Becario mejora las condiciones de los practicantes, pero tampoco prevé remunerarlos
BarcelonaEn Catalunya, la mayoría de las prácticas que hacen los estudiantes de las universidades públicas no reciben ninguna compensación económica. El ARA ha analizado los convenios de prácticas referentes a los últimos cuatro cursos de las siete universidades del sistema público catalán: la UB, la UAB, la UPF, la UPC, la UdG, la UdL y la URV. En total, 136.363 convenios, a los que se ha tenido acceso gracias a solicitudes a los portales de transparencia de las universidades. El resultado es que un 68,8% de las prácticas no han sido remuneradas.
Precisamente el Estatuto del Becario, presentado recientemente por el gobierno español, aborda la situación de los estudiantes en prácticas. A pesar de que durante las negociaciones se había estudiado la posibilidad de obligar a remunerar todas las prácticas, esta opción finalmente no se ha incluido porque se consideran una formación, no un trabajo. No piensa lo mismo el Parlamento Europeo: en febrero aprobó una declaración que, a pesar de que no es vinculante, define las prácticas no remuneradas como “una forma de explotación de los trabajadores jóvenes y una violación de derechos”.
Al final, el nuevo Estatuto propone que los becarios no superen el 20% de la plantilla de una empresa, tengan derecho a vacaciones, no puedan trabajar por la noche y tengan pagados los gastos de transporte y manutención. La patronal se ha descolgado del acuerdo entre el ministerio de Trabajo y los sindicatos CCOO y UGT, pero el redactado todavía podría cambiar hasta su aprobación definitiva. El departamento de Investigación y Universidades ha declinado hacer valoraciones sobre los resultados del análisis y sobre el contenido del Estatuto del Becario alegando el reciente cambio de conseller.
Menos prácticas pagadas en el sector social
La remuneración de las prácticas no afecta a todos los sectores del mismo modo. La Agencia de Calidad Universitaria (AQU) divide todos los grados impartidos en Catalunya en 17 subámbitos de conocimiento, cosa que permite observar diferencias considerables. Uno de los sectores con un porcentaje de prácticas pagadas más bajo es el educativo. Joan acaba de graduarse en educación primaria en la UB y, durante la carrera, ha hecho prácticas en tres ocasiones, sumando un total de 564 horas en las aulas. En ninguno de estos tres convenios ha recibido una remuneración y, de hecho, explica que muchos compañeros han tenido que dejar su trabajo para poder dedicar las horas a hacer prácticas obligatorias. Desde las asociaciones de estudiantes alertan de que esta situación no es aislada y “supone una gran barrera de permanencia para los estudiantes más vulnerables”.
En la otra cara de la moneda se sitúan las ingenierías. Toni, graduado en ingeniería electrónica de telecomunicaciones en la UPC, hizo las primeras prácticas el verano de 3º a 4º para ganar experiencia laboral: "Empecé haciendo 360 horas cobrando nueve euros la hora". Siguió haciéndolo durante el curso académico con las mismas condiciones y ahora ha hecho el TFG con un nuevo convenio. Después de haber completado tres prácticas en la misma empresa, le han ofrecido un contrato laboral.
Esta es una realidad común en la UPC, porque una normativa interna obliga a que las prácticas sean remuneradas (excepto en algunos grados como ingeniería biomédica u óptica). De media, los estudiantes de la UPC reciben 8,3 euros la hora. "Pensamos que es un derecho de los estudiantes", explica Fatiha Nejjari, vicerrectora de Docencia y Estudiantado, que añade que las prácticas son "una vía para las empresas para obtener talento". "Muchas veces hay una oferta de trabajo al acabar", afirma. Los consejos de estudiantes celebran que “haya universidades que hayan establecido una remuneración mínima en las prácticas” y reclaman que este requisito se extienda siempre que sea posible.
Más allá de los grados, también hay grandes diferencias según la universidad. En la Universitat de Barcelona, que concentra casi un tercio del volumen de estudiantes de todo el sistema universitario público catalán, solo el 20,3% de los estudiantes cobran por las prácticas. Fuentes de la universidad atribuyen esta cifra tan discreta al hecho de que en ámbitos como el sanitario, el educativo, las humanidades y las ciencias sociales buena parte de las entidades que acogen a los becarios son instituciones públicas (como hospitales, centros de atención primaria, escuelas o institutos), organizaciones sin ánimo de lucro o empresas pequeñas. Según la UB, las prácticas son una "metodología de aprendizaje fundamental" para los estudiantes y la prioridad es que todos puedan tener acceso a ellas, dado que en la mayoría de grados es obligatorio cursar algunos créditos de prácticas. En todo caso, la UB cree que es positivo que se avance hacia un modelo de prácticas remuneradas.
En cambio, desde la patronal Pimec admiten que las prácticas son un "factor relevante" para adquirir competencias profesionales y que "difícilmente podrían desarrollarse en un entorno académico", pero avisan de que también generan un gasto para las instituciones que acogen a los practicantes "derivada de la formación y tutorización" de los estudiantes. Por eso, reclaman que el Estatuto del Becario tenga en cuenta "la dimensión real del tejido empresarial" catalán, donde la mayoría de empresas son pequeñas y medianas, con dificultades para asumir esta inversión de tiempo y dinero.
Rectores y estudiantes se sienten excluidos
En el sector universitario hay inquietud ante la aprobación de la nueva normativa, sobre todo porque dicen que el ministerio de Trabajo solo ha negociado con sindicatos y patronales. La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) lo considera una "incomprensible laboralización de una actividad que es puramente y esencialmente académica". Los estudiantes también se han sentido excluidos. El Consejo de Estudiantes Universitarios del Estado (CEUNE) dice que no ha participado: “Nos pidieron dos nombres para un grupo de trabajo sobre prácticas académicas, pero no nos ha llegado ninguna convocatoria”. Nicolás Hernández, presidente de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas (CREUP), también lamenta que el texto “no establezca una remuneración justa y suficiente que sirva como mecanismo de protección de las personas con peor situación socioeconómica”.
Lo que sí plantea el Estatuto es la eliminación de las prácticas extracurriculares, que no se reconocen como créditos en el expediente del estudiante, con el objetivo de evitar el fraude de hacer pasar por prácticas tareas que en realidad corresponden a un trabajo. A pesar de esto, tanto la asociación de rectores como los estudiantes coinciden en señalar que podría tener un impacto negativo para los alumnos. En Catalunya, una de cada cinco prácticas universitarias es extracurricular. Esta modalidad se paga en un 86,5% de los casos, un porcentaje muy superior al de las curriculares, que solo se remuneran un 17% de las veces.