Emergencia social

"Tengo frío y no tengo tienda": la misión de encontrar un nuevo techo para los ocupantes del instituto B9

Cáritas hace un llamamiento de voluntarios e intenta encontrar un espacio, con varias opciones sobre la mesa

BadalonaAcercan las manos al fuego y las rozan buscando el calor. Las conversaciones sobre fútbol hacen pasar un tiempo perdido. Las tiendas se despliegan y se acumulan en hileras. Hay unas 50 en la plaza de enfrente del antiguo instituto B9 de Badalona, ​​el edificio desalojado el miércoles. Sus 400 ocupantes ya no viven, y un centenar malviven en la calle de enfrente. Samba Niang escuchaba música, sonriendo, poco después del desahucio. Ahora, como si de repente fuera consciente de todo ello, le ha cambiado la cara. Dice que la primera noche que ha dormido al raso ha pasado frío. Teme no encontrar una tienda, dice que son muy preciadas y que la gente se pelea por conseguir una. "Y yo soy incapaz de pelearme", lamenta.

Mientras se encienden fuegos y se despliegan tiendas, una veintena de personas accede a la parroquia de Montserrat de Badalona. Se sientan en círculo. Entre ellas se encuentran dos ocupantes del B9. El llamamiento lo ha hecho Cáritas Barcelona: buscan voluntarios para ayudar a los desalojados. Pero enseguida todos descubren que el problema no es la gente, sino el sitio. Mamadou explica que ha dormido con otras tres personas en una tienda pequeña. No tuvo frío. ¿Durante la mañana? "Ferralla". ¿Por la noche? "Intentar que ocurra".

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En la reunión se habla de muchas cosas, como de la necesidad de poner lavabos portátiles en la plaza donde duermen. Pero sobre todo se dedican a buscar una alternativa, mientras los ocupantes, tal y como explican, se marchan hacia una nueva nave ocupada, u otra ciudad. Una solución provisional parece estar cerca, pero todavía no es definitivo ni será definitiva. Cáritas Barcelona y Badalona, ​​junto con San Juan de Dios y en coordinación con la Mesa Sin Hogar de Badalona y diversas entidades, se apresura a encontrar un espacio donde puedan vivir durante una temporada larga. Está todo preparado: la comida, la ropa y hoy han hecho un llamamiento para encontrar a voluntarios. Están hablando con la Generalitat y el Ayuntamiento, y existen varias opciones sobre la mesa. Este jueves tenían la esperanza de que quizás se abriría un espacio, pero al final no ha sido posible. Tienen la esperanza de que este viernes sí sea posible. Quieren que sea un techo para los residentes del B9, pero también para otras personas en la misma situación.

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Carta de la Generalitat

En este sentido, la consejera de Derechos Sociales e Inclusión, Mònica Martínez Bravo, ha pedido por carta al alcalde de Badalona, ​​Xavier García Albiol, que reabre el albergue de Can Bofí Vell que cerró hace casi dos años, y le ha indicado que varias entidades sociales, entre ellas Cáritas y la Cruz Roja, se han " la atención de urgencia de las personas afectadas".

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En la misma carta, la consellera remarca que el acceso al equipamiento municipal sería una "solución satisfactoria" para todo el mundo, ya que cumpliría las medidas exigidas por el juzgado que autorizó el desalojo –que exigía al consistorio poner a disposición de los ocupantes un recurso residencial cuando la expulsión se ejecutara–, y garantizaría "una atención". Martínez Bravo también ha afirmado que, en una reunión mantenida este jueves con el Ayuntamiento de Badalona y las entidades, las partes han manifestado su disposición a hacerse cargo de la apertura inmediata y de la gestión posterior de este albergue.

También el Parlament ha instado al Gobierno a tomar "todas las medidas necesarias" para garantizar, junto al Ayuntamiento de Badalona, ​​"alternativas residenciales" a los desalojados del B9 a través de la aprobación de un punto de una moción de Comunes, que exige al ejecutivo y al gobierno de Albiol que los habitantes del Albiol. Por la noche, Albiol ha replicado que no es viable abrir el albergue de Can Bofí Vell por "graves deficiencias estructurales" y que "no se puede garantizar ni la seguridad del espacio ni de los ocupantes". Desde el Ayuntamiento se ha valorado "de forma excelente" la colaboración entre el consistorio y la Generalitat para "hacer efectivo" el desempleo del B9 y se indica que ahora ambas administraciones siguen trabajando para encontrar una solución.

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Alta vulnerabilidad

En total, los servicios sociales han identificado a unas 60 personas de alta vulnerabilidad y se han hecho gestiones para derivarlas a diferentes servicios. Ayer solo se recontaron diez personas que consiguieran un alojamiento para la primera noche y, según los trabajadores sociales que están atendiendo a los desalojados, el colectivo se irá "diseminando". "La gente sabe dónde buscarse la vida de una forma más o menos eficiente", decía uno. "Por mucho que algunos quieran, no desaparecerán, se buscarán la vida", insistía otra. De hecho, algunos de los afectados admitían que buscarían otra nave ocupada –aunque en Badalona esto es cada vez menos probable– porque carecen de otra opción.

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Desde el jueves, un cordón de los Mossos d'Esquadra cierra el paso al edificio. Nadie intenta atravesarlo. La zona estará vigilada toda la noche también por la Guardia Urbana de Badalona y seguridad privada, y el dispositivo se alargará hasta que se derribe el edificio, que será en los próximos días, según fuentes municipales. Algunas personas que vivían en el B9 todavía tienen objetos en su interior y tampoco tienen claro si podrán entrar a recogerlos. El motivo que les han dado es que habían tenido la oportunidad de salir voluntariamente del edificio y recoger sus cosas antes del desalojo. Cuentan que sobre todo echan de menos las bicis y los carros que muchos utilizaban para trabajar. De hecho, en la plaza hay varios. Quienes sí recogieron las cosas que tenían en el antiguo instituto no tienen dónde dejarlas. En el suelo de la explanada hay zapatos y ropa tendida, como si fuera la parada de un mercado. Por toda la plaza hay decenas de maletas, mochilas rellenas hasta arriba y bolsas de la compra llenas de ropa. Algunos guardan sus cosas en carros de supermercado. Quien puede, se calienta con un fuego en el suelo. Algunos de ellos explican que se quedaron en el instituto hasta el último momento. "A aguantar", dicen. Uno de ellos sólo lleva una sudadera para abrigarse. "Hace frío, ¿eh? Si lloviera como el miércoles sería un problema", admite.

Sobre la posibilidad de que estas personas acaben en otros albergues o en equipamientos del área metropolitana, el Ayuntamiento de Barcelona cree que no le "cabe" ofrecer una respuesta. "Estamos observando la situación dinámica, pero entendemos que no corresponde a Barcelona generar una respuesta hacia Badalona", ha apuntado la comisionada de Acción Social, Sònia Fuertes.