Desalojado un campamento de barracas en Montcada: "Nos han echado como animales"

Montcada i ReixacLuis Beltran Herrera estaba retirando las pocas pertenencias que podía cargar cuando, de repente, ha empezado a sentir olor a quemado. "Venía de la barraca de al lado, pero no había nadie". El humo ha empezado a emerger, dando paso a momentos de pánico. Llorando, iba sacando más y más objetos con las llamas de fondo. Ahora roba, ahora una nevera, ahora un patinete eléctrico. "Sale ya", le iban diciendo los efectivos de la Policía Local. "Déjalo", insistían. Pero se resistía a dejar que se quemara nada. Le importaba el huerto y los últimos pimientos y tomates que cosechará. También una mesa, que ha construido con sus propias manos. Pero la choza, ya tenía asumido que la perdería para siempre. Tres años de trabajo, de clavar maderas y hacer estructuras con desechos, que a las pocas horas una excavadora se ha llevado. La misma excavadora ha echado arena al incendio para que se apagara. La suya era una de las últimas barracas desalojadas.

Luis es una de las 25 personas, según el recuento de los propios residentes, que viven en esta zona de barracas de Montcada i Reixac (Vallès Occidental). Hoy han tenido que abandonarlas por una orden de desalojo. El lanzamiento judicial se inició a primera hora de este martes y, aunque tuvo que detenerse por el incendio, la excavadora acabó dejando las precarias construcciones en una montaña de desechos. Entre las maderas había cochecitos, mantas infantiles y una pequeña bicicleta rosa. "Ya se han quitado la mierda de encima, pues iremos a otro municipio hasta que saquen la mierda", dice, indignada, Ester Guix Rodríguez. Ha querido salvar dos mochilas con libros y observa cómo su casa queda en nada sentada con sus dos perros a hombros, Chicho y Negrito.

Estas barracas que el Ayuntamiento de Montcada i Reixac ha desalojado estaban en la zona del Torrente de la Vallençana, junto a la depuradora. Estas construcciones, apunta el consistorio, se habían levantado en terrenos privados y en una zona inundable. Ayer lunes, la Policía Local y los Mossos ya visitaron la zona para avisar a las personas que vivían que se derribarían. El Ayuntamiento afirma que antes de tumbar las construcciones se aseguraron de que no había nadie ya continuación las máquinas las tiraron al suelo. La acción de este martes es la culminación de un proceso que comenzó en mayo, cuando la Policía Local notificó a los usuarios que se iniciaba el proceso judicial para echarlos a petición de los propietarios de los terrenos y ante la suya negativa de marcharse.

Los residentes de las barracas junto al río Besòs denuncian que entre sus vecinos se encuentran embarazadas y niños menores de edad, que han sido los primeros en marcharse. "Si no, los servicios sociales los separarán de sus padres", recuerdan los residentes. "No hemos visto a niños, habrán marchado de noche", apuntan fuentes municipales. Los residentes también critican que no les avisaron con antelación, si bien el Ayuntamiento precisa que llevaban meses sabiendo que había un proceso de desalojo en marcha. "Nos han echado como animales y no somos animales", denuncia Luis. Él podrá ir a un local que le deja a un amigo. Fátima, de Marruecos y que apenas habla castellano, irá a casa de una amiga. Ester no sabe qué hacer. "Estoy bloqueada. No sé si volver a construir una barraca. ¿Qué haremos? La tiras, y yo monto una, y tú la tiras y yo monto una", va diciendo.

De la noche a la mañana deben sacarlo todo. No sólo la ropa, sino también toda su vida. Cuentan que sólo podrán dejar las cosas dos noches en un almacén. Y una noche podrán dormir en un albergue en Barcelona. "Sólo una, ¿y después qué?", ​​se preguntan. Casi ninguno de ellos irá al albergue. El Ayuntamiento ha explicado que espera la identificación de la Policía Local para determinar cómo actuar con ellos y qué tipo de ayuda necesitan. Este lunes por la noche y también el martes los servicios sociales acudieron a la zona.

"Ahora que lo tenía todo"

Los residentes afirman que las barracas en las que viven llevan mucho trabajo. Tienen habitaciones, aseo y cocina. Incluso la de Luis tiene el suelo con panots de Barcelona y una cámara de seguridad. "Con todo lo que echan a España, en mi país me haría un palacio", dice Luis, que es originario de Honduras, mientras cosecha los últimos pimientos, todavía algo verdes, y recuerda que le estaban saliendo unos limoneros. Lo desahuciaron hace tres años y vino a vivir aquí. "Ahora que lo tenía todo", se lamenta. A Ester Guix le ocurrió lo mismo hace un año. Ahora observa el camión que se lleva las maderas que sujetaban las barracas y dice: "Así se marchan nuestras vidas". Lo que era su barrio, ahora quedará tapado por el suelo.

Ante esta situación límite, algunos ya avanzan que construirán una nueva chabola en una zona de al lado. Según los cálculos del Ayuntamiento de Montcada i Reixac, en el municipio hay unas 500 barracas y las que han desahuciado este martes sólo son una parte que estaban en una parcela que el propietario ha pedido desalojar. Además, es una zona inundable. El Ayuntamiento ha actuado en este emplazamiento como meses atrás ya hizo en la zona de Pollancreda, donde han detectado no sólo la proliferación de barracas, sino también la parcelación de terceros, que posteriormente venden los terrenos a gente que necesita un espacio. "Hay un negocio detrás de estas situaciones que también debemos erradicar", ha afirmado durante el desalojo el concejal de Territorio y Movilidad de Moncada, Andreu Iruela. Y ha añadido que no quieren ser "el trastero de Barcelona".