Abusos a menores

Un error judicial puede salvar de la cárcel (de momento) a un pederasta confeso de Barberà

El acusado admite que abusó de dos primas, pero no que las obligó a prostituirse

Barcelona / Sabadell / Barberà del VallèsLaura se abraza con su hermano y sus padres a pocos metros de la puerta de entrada a la sala de vistas de la Audiencia de Barcelona. Pese a los nervios y la tensión, sonríen. Los padres se sienten orgullosos del valor de su hija: les acaban de comunicar que el juicio sigue adelante. No habrá pacto. Laura y la Fiscalía se han opuesto al intento del acusado de llegar a un acuerdo de conformidad para rebajar la pena. Pocos minutos después del sentido abrazo, el primo de la chica, Xavier Padial, pasa por delante suyo, a escasos dos metros de toda la familia, y se sienta en el banquillo. A preguntas de su abogada, Padial admite ser un pederasta: abusó de Laura cuando era una niña y también de otra prima. Sin embargo, este vecino de Barberà del Vallès niega que indujera a Laura a la prostitución y que convirtiera los encuentros sexuales que ella tenía con terceros en material pornográfico. El juicio que se inició este lunes en la Audiencia de Barcelona, ​​sin embargo, podría no servir de nada y este martes se sabrá si se debe reanudar con un nuevo tribunal.

Sin pacto

Nada más entrar en la sala, Padial ha reconocido que había abusado de sus primas pequeñas. Relaciones sexuales con penetración cuando las niñas tenían seis o siete años, según la acusación. De hecho, horas antes del juicio, intentó un pacto: admitía las agresiones a cambio de doce años de cárcel y unas indemnizaciones de 90.000 y 30.000 euros respectivamente. La Fiscalía se ha opuesto porque el acuerdo implicaba que alguno de los delitos que se le imputaba quedaba fuera y la pena mínima sumándolo todo era mucho mayor. Pero, sobre todo, porque Laura —nombre ficticio para respetar la identidad de la chica, que ahora tiene 23 años— no ha querido pactar. Ha terminado de tomar la decisión mientras esperaba la hora del juicio, acompañada de amigas y familiares. La chica desprendía seguridad. Fortaleza. Hace cinco años que se destapó lo que le hizo su primo, que la duplicaba en edad, y durante este tiempo ha cogido perspectiva y energía para seguir hasta el final. La imagen de la familia unida contrasta con la del acusado, solitario y atemorizado, esperando en un rincón escondido del edificio la decisión del tribunal.

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Es un tribunal que este martes por la mañana dictaminará si Laura debe declarar. En principio, habían aceptado como pruebas preconstituidas las declaraciones de ambas chicas, que de esta forma se ahorraban el trance de volver a explicar los hechos y verse sometidas a las preguntas de la defensa para intentar desacreditarlas. En la jornada de este lunes, agarrándose a un resquicio legal por un error en el procedimiento, la abogada del pederasta había pedido que Laura declarara nuevamente y por la tarde el equipo de medicina forense ha examinado a la chica para dictaminar si está en condiciones de hacerlo. Si se decidiera que debe volver a explicar lo sufrido, el juicio podría anularse. ¿Cuál es su motivo? Hasta que declara, una víctima o testigo no puede estar presente en un juicio por no contaminar su declaración con los relatos del resto de testigos. Como Laura decidió que quería estar allí, y en principio no debía declarar, esto podría anular todo el proceso. Habría que volver a celebrar el juicio, probablemente en mucho tiempo y con otro tribunal.

Material pornográfico

La defensa del acusado tenía las líneas claramente definidas para rebajar la pena: aceptar la violencia sexual y rechazar la acusación de haber prostituido a la menor. Sin embargo, los agentes de los Mossos d'Esquadra que aportaron su testimonio relataron cómo era él el encargado "de publicar anuncios ofreciendo servicios sexuales", se hacía "pasar" por la menor y se "ponía en contacto con los clientes". A través de diferentes plataformas, como Passion.com, se anunciaban los servicios sexuales, en los que alguna vez participó también él. Todo esto mientras ella era aún menor de edad: tenía trece o catorce años cuando empezó. A cambio, Padial daba una propina simbólica a su prima. Según el escrito de acusación, el agresor tenía una gran influencia sobre la joven, ya que se había iniciado el contacto cuando ella tenía cinco o seis años y, además, le chantajeaba amenazándola con publicar las imágenes grabadas . Se había "obsesionado" por Laura, ha declarado la madre de la joven: hasta el punto de que Padial se fue a vivir en un piso en el mismo edificio donde residía la familia. Así tenía la excusa para tenerla cerca.

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El caso se destapó por casualidad en el 2019. La chica, que estaba haciendo un trabajo con unas amigas, se dejó el WhatsApp abierto en el ordenador. Entonces, en el despacho del abogado penalista Ángel Aso, se descubrió que la niña escondía los encuentros sexuales con sus clientes. Y quien lo organizaba era el primo. Cuando los Mossos entraron en el domicilio de él encontraron más de 60.000 imágenes de archivo pornográfico con menores y más de 5.000 vídeos. En algunos de ellos se veían las dos primas agredidas sexualmente por Padial y también por terceros en el caso de Laura. A partir de ahí se identificó a la segunda menor, que durante estos años se ha autolesionado en varias ocasiones. Cuando fue detenido, Padial entró en prisión preventiva en Brians, pero ya lleva años fuera trabajando.