PANDEMIA

Los expertos recomiendan retomar cribajes periódicos en las residencias

Las vacunas evitan la enfermedad grave por covid-19, pero no impiden el contagio al 100%

MARIA GARCIA
y MARIA GARCIA

GironaSolo hay que mirar las cifras de los últimos cuatro meses para comprobar el efecto de las vacunas en las residencias: si en enero murieron 630 usuarios, este abril han muerto 34. Y el abismo todavía es mayor si se compara con abril del año pasado, cuando murieron, en un mes, 4.331 personas. Pero las inyecciones no solo han reducido en picado la mortalidad sino también los ingresos hospitalarios (de 6.269 en enero a 779 en abril) y el número de positivos: de 3.306 a 122, según Dadescovid.cat.

El problema es que las dosis que se inyectan actualmente no son esterilizantes, es decir, no bloquean al 100% la transmisión del virus, a pesar de que la disminuyen notablemente. Y este hecho, a pesar de ser muy positivo, puede ser un arma de doble filo: como las vacunas reducen o eliminan los síntomas, el virus se puede esparcir rápidamente sin que nadie se dé cuenta. Por esta razón hay expertos que recomiendan volver a hacer cribajes periódicos en las residencias.

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“Considerando que han sido el epicentro de la pandemia y el lugar donde ha habido más muertes, es el grupo que tenemos que vigilar con más atención”, valora Quique Bassat, investigador Icrea en el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundació La Caixa. Y el jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Germans Trias, Roger Paredes, añade: “Si hay un brote, como la mayoría no tendrán síntomas o tendrán menos, se puede tardar más en diagnosticarlos y, por lo tanto, se puede esparcir el virus entre usuarios, trabajadores y familiares sin que lo detectes”. “Reducir los cribajes es una cosa razonable: se pueden espaciar, buscar fórmulas alternativas, pero eliminarlos del todo todavía es un poco prematuro”, concluye también el jefe de epidemiología del Hospital Clínic, Antoni Trilla.

Dos brotes en una semana

Precisamente, la semana pasada se declararon dos brotes en dos centros que hacía tiempo que habían recibido las dos dosis. En Can Comelles de Esparraguera han dado positivo 25 residentes y 5 trabajadores, y en el centro Zoilo Feliu de la Bisbal d'Empordà, 11 usuarios. Ahora bien, prácticamente todos los afectados o bien no han tenido síntomas o solo los han tenido leves, como por ejemplo fiebre.

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Ante un foco de contagio en un centro, lo primero que se suele pensar es que el virus ha entrado a través de las personas no vacunadas, pero no tiene por qué ser así. “Los primeros ensayos clínicos no evaluaban si las vacunas reducían la transmisión, pero ahora la evidencia clínica demuestra que sí: los vacunados se infectan mucho menos y contagian mucho menos. Por lo tanto, es poco probable que contagien, pero todavía es posible, y lo estamos viendo con los casos que está habiendo”, indica Paredes. “Es posible que haya transmisión, especialmente si hay contacto de los residentes con el exterior, que se tiene que establecer siempre con precauciones”, recuerda también Trilla.

Así mismo, se tiene que tener en cuenta -según señala Bassat- que la respuesta inmunológica que se genera con las vacunas “puede ser diferente en la gente mayor y que tiene otras patologías que en los más jóvenes: puede haber una disminución de la eficacia o quizás les cuesta más construir una respuesta inmunitaria adecuada”.

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Testar cada 7 o 15 días

Actualmente en las residencias se aplica el último protocolo de Salud, del 4 de marzo, que marca que se tienen que hacer cribajes a los trabajadores no vacunados cada 15 o 30 días, en función de la incidencia del virus en el territorio. Pero a los vacunados, sean empleados o usuarios, solo se les hace la prueba si presentan sintomatología o si son contacto con un positivo.

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“Estamos en medio del proceso de vacunación y durante un tiempo tendría sentido seguir haciendo cribajes semanales o cada quince días, con métodos poco invasivos como los tests de antígenos, como se hace en muchas empresas. En un entorno a residencias tiene más sentido testar cada semana que en la calle con gente esporádica”, opina el médico del Germans Trias. Además, el investigador del ISGlobal recalca que tener una vigilancia permanente permitiría detectar rápidamente si, de golpe, en un lugar se produce una tasa más alta de infección. “Porque si nos fiamos solo de la vigilancia clínica, y más con una población que tiene otras comorbididades, quizás nos estamos perdiendo una parte de lo que puede estar pasando”, recalca.

En cuanto a los hospitales, hay más disparidad de opinión sobre si se tienen que mantener las pruebas periódicas: mientras que Paredes considera que “todo el mundo trabaja muy protegido” y, por lo tanto, no sería tan necesario, Bassat cree que es bueno mantenerlas porque “si tienes que estar permanentemente en contacto con pacientes, tienes que saber en qué situación estás”. “Los cribajes en los hospitales serían una herramienta preventiva, en las residencias serían una herramienta más proactiva para entender y detectar si están fallando las vacunas”, subraya el investigador.