Seis de cada diez catalanes ven bien la inmigración
Las mujeres jóvenes son las más favorables a la llegada de personas extranjeras
Barcelona"La sociedad catalana es más tolerante hoy con la inmigración y los fenómenos asociados a ello de lo que lo era hace 20 o 30 años". Ésta es la principal conclusión del sondeo del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales (ICPS) para el año 2023, centrado en la percepción de los catalanes respecto a las dinámicas migratorias. En un momento en el que hay fuerzas políticas que han hecho de la inmigración un caballo de batalla –la ley de extranjería estatal sigue bloqueada por la desavenencia en el reparto obligatorio de menores migrantes no acompañados–, sólo un 22% afirman estar en desacuerdo con la llegada o la convivencia con personas de origen extranjero. En cambio, seis de cada diez catalanes opinan todo lo contrario y están de acuerdo; una cifra que se equipara a la de 2003, hasta ahora el mayor porcentaje de aceptación de la inmigración. Entre los datos que corroboran esta opinión positiva, el informe presentado este miércoles destaca que un 51% de la población está en contra de poner más trabas a la entrada de migrantes en el país, y un 73% no cree que sea grave edificar una mezquita cerca de su casa.
Los autores del estudio, Lucía Medina y Oriol Bartomeus, subrayan que esta tendencia es aún más significativa si se tiene en cuenta que el contexto sociodemográfico actual es muy diferente del de hace 30 años: a principios de siglo el número depersonas residentes en Cataluña apenas pasaba de los cien mil, mientras que ahora supera con creces al millón. "Constatamos que con más inmigración, opiniones más positivas", ha afirmado Bartomeus, que es director del ICPS. Por ejemplo, hace 30 años la mayoría de los catalanes (65%) veían con buenos ojos poner límites a la llegada de personas migrantes, y aunque actualmente todavía hay un 44% de la población que opina de la misma manera, éste porcentaje ha descendido significativamente.
"La inmigración no parece ser una preocupación de la ciudadanía, que se mostraría mayoritariamente de acuerdo", afirma el estudio. De hecho, el porcentaje de personas que expresan su desacuerdo con la convivencia con personas de origen diverso es significativamente menor que el de 2003: entonces un tercio de la población catalana mayor de edad se oponía a la inmigración y actualmente la cifra cae hasta el 22%. Sin embargo, el informe corrobora que el diferencial entre entonces y ahora es el aumento de respuestas neutras (es decir, no tienen ninguna opinión, ni positiva ni negativa), que actualmente ya se sitúa en el 15,6%.
El sondeo, que se ha elaborado a partir de 1.200 encuestas presenciales que se realizaron en otoño del año pasado, también recoge opiniones relacionadas con situaciones que pueden asociarse a la inmigración. Por ejemplo, casi nadie (4%) considera grave tener a un vecino inmigrante –una opinión que ha aumentado 10 puntos en comparación a principios de siglo– y la mayoría (73%) tampoco ve ningún inconveniente en tener una mezquita cerca de casa. En el 2007, la última edición en la que se hizo esta pregunta, la mitad de la población sí veía algún problema. De la misma forma, también ha aumentado el número de catalanes que consideran que las acciones violentas contra las personas migrantes nunca están justificadas –aunque un 12% todavía están de acuerdo–, y casi todos los encuestados (94%) valoran favorablemente la posibilidad de tener un jefe de otro origen en el trabajo.
De motivos económicos a culturales
Los motivos que dan los encuestados en contra de la inmigración también han variado respecto a hace treinta años. En 1992 la mayoría (55%) de las respuestas correspondían a que "toman el trabajo de los de aquí", un argumento que actualmente sólo esgrimen el 17% de los encuestados. Actualmente, buena parte de los catalanes (35%) se inclinan por motivos culturales, como que "no aceptan nuestras costumbres". En este sentido, también aumentan las respuestas que señalan las diferencias religiosas como principal razón, un porcentaje que crece del 3% al 10% en las últimas tres décadas. Así, el informe constata que las diferencias culturales se han convertido en las principales causas de rechazo a la inmigración y que los motivos económicos han pasado a un segundo plano.
La radiografía constata también que los catalanes que se muestran más favorables a la inmigración suelen ser mujeres menores de 50 años con estudios superiores, que se sitúan ideológicamente a la izquierda o centroizquierda. La mayoría recuerdan haber votado a la CUP o En Comú Podem en las elecciones autonómicas del año pasado. En cambio, aquellos que se muestran contrarios a la inmigración suelen ser hombres mayores de 64 años o mujeres mayores de 49 años, con estudios secundarios o inferiores, que se sitúan a la derecha o centroderecha y votan al PP, Vox o Cs.