Los jóvenes, los más reacios a pagar impuestos en Cataluña

BarcelonaSolo uno de cada cuatro catalanes considera que el volumen y la distribución de los impuestos actuales son justos. 16 y 24 años: el 70% los considera injustos, mientras que tan sólo el 14% se muestran partidarios de ellos. En contraposición, las mujeres de más de 64 años son las que más los defienden, con un 30% de votos favorables y un 44% de críticas.

¿Pero cuál es el modelo contributivo que defienden? El CEO ha planteado una situación hipotética a todos los encuestados: "Piense en dos personas, una gana el doble de sueldo que la otra". Ante esta idea, un 49% de los catalanes defendió que ambos debían pagar el mismo porcentaje de sus ingresos en impuestos, mientras que un 39% consideraron que la persona que más gana debía pagar más en proporción. Un 10%, en cambio, creen que ambos deberían pagar lo mismo, sin importar lo que cobren. Sin embargo, al preguntarles sobre la carga fiscal de las personas con mayores ingresos, un 59% de los catalanes consideran que pagan menos de lo necesario, frente a un 14% que consideran que pagan demasiado.

La encuesta también ha pedido a los catalanes que indiquen qué carga impositiva fijarían a diferentes grupos salariales y los resultados han salido por debajo de los niveles fijados actualmente. En concreto, la población general fijaría las obligaciones fiscales de la siguiente forma: una persona que cobrara 10.000 euros pagaría un 35%; una que cobrara 4.000, un 20%; una que cobrara 2.000, un 15%, y una que cobrara 1.200, un 6%. Según los datos recogidos, las mujeres serían mucho más partidarias de pagar impuestos más altos que los hombres, pasando a la franja más alta. De hecho, ellas harían pagar un 40% a quien cobrara 10.000 euros, mientras que los hombres situarían sus impuestos en el 30%. En cuanto a la edad, los más duros son los mayores de 65 años, puesto que en la misma franja les harían pagar un 50%.

Distribuidos según simpatía de partido, las personas más cercanas a Esquerra Republicana, Comuns y la CUP situarían la escala impositiva de la misma manera: los que cobren 10.000 euros deberían pagar un 40%; si cobran 4.000, un 25%; si cobran 2.000, un 15%, y si cobran 1.200, un 5%. En contraposición, los simpatizantes de Vox son quienes defienden pagar menos. Por otro lado, Junts y el PSC, en cambio, son quienes consideran que quienes cobran 1.200 euros al mes deberían pagar más impuestos, con un 10% y un 8% respectivamente.

Sucesiones, el impuesto más criticado

Desgranando uno por uno los principales impuestos del país, los catalanes se muestran particularmente críticos con uno concreto: el de sucesiones. Un 62% de los encuestados cree que lo justo sería bajarlo, mientras que un 25% lo dejarían tal y como está. El impuesto sobre el valor añadido (IVA) es el segundo más criticado: un 44% consideran que es más elevado de lo que debería ser. El de sociedades, en cambio, es el que más gente defiende subir. En concreto, un 36% de la población vería con buenos ojos un aumento en ese impuesto.

Los catalanes también ponen en el punto de mira la eficacia de la administración pública a la hora de gestionar el dinero recaudado. Según los datos de este informe del CEO, únicamente un 17% asegura confiar en las instituciones, mientras que dos tercios (66%) consideran que no realizan una buena gestión. La desconfianza es crítica, puesto que más del 20% de los participantes evalúan con un 0 sobre 10 la gestión de los impuestos. En consonancia con estos datos, un 54% de los catalanes cree que los servicios públicos que reciben son inferiores a los impuestos que pagan, mientras que tan sólo un 10% creen que son superiores al nivel de sus contribuciones.

Una distribución injusta de la riqueza

Aparte de los impuestos, otro punto de preocupación de los catalanes es la distribución de la riqueza. En concreto, un 56% de la población cree que la situación actual es injusta mientras que sólo un 24% está conforme con el contexto actual. Además, la percepción de dos de cada tres catalanes es que las desigualdades se han ido ensanchando en la última década y un 62% esperan que sigan aumentando en los próximos diez años. Sin embargo, más de la mitad de la población (54%) cree que el reparto dinerario debe ser más heterogéneo, y según los incentivos al esfuerzo individual y no con medidas de distribución más igualitaristas (26%).

Al preguntar por los factores que más influyen en la desigualdad económica en Cataluña, el 88% de la población sitúa los problemas para acceder a la vivienda como principal detonador. El segundo motivo más identificado es la subida de precios provocada por la guerra de Ucrania (76%), seguida de cerca de los recortes en servicios públicos (76%). Por contra, los encuestados defienden que el incremento del salario mínimo ha sido el factor que más habría hecho disminuir las desigualdades (31%), si bien tan sólo un 3% de los catalanes consideran que las haya hecho disminuir "mucho".

La confianza en la meritocracia

La mitad de los catalanes también considera que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades de prosperar en la vida. De hecho, la desconfianza en la meritocracia ha ido en aumento durante las generaciones: los hombres (40%) y mujeres (37%) mayores de 65 años son los que menos creen que las personas parten de condiciones desiguales. Sin embargo, hasta un 68% de las mujeres de 25 a 34 años tienen esta percepción. "La carencia de oportunidades se encuentra más extendida entre los nacidos en democracia", señala el informe. Distribuidos según el marco ideológico, las personas que se autoubican en el centroderecha son quienes más confían en la meritocracia, con un 46%. De los que se consideran de izquierdas, tan sólo un 22% creen en la igualdad de oportunidades.

Uno de los datos más curiosos del CEO, sin embargo, es la valoración de sindicatos y patronales según la clase social. La gente que se autopercibe como "clase trabajadora baja" es la más crítica con los sindicatos y hasta un 55% creen que no ayudan a reducir las desigualdades económicas. El segundo escalón más crítico con ellos son los que se consideran de clase alta, en los que un 50% también los critican. Por lo que se refiere a las patronales, la clase alta tampoco las venera: un 63% consideran que no ayudan a la distribución económica.