Móviles en tubos de crema y droga entre las costuras: así se cuela en prisión lo prohibido
Los trabajadores de los centros penitenciarios se encuentran con ingenios de todo tipo para hacer entrar a escondidas teléfonos y estupefacientes
BarcelonaLos pocos centímetros que mide un tubo de pomada antiinflamatoria son suficientes para esconder, protegido con una envoltura de plástico, uno de los objetos más preciados dentro de una cárcel: un móvil. Es pequeño, no tiene acceso a internet y en una tienda de la calle costaría pocos euros, pero aquí permite realizar llamadas y enviar mensajes desde un lugar donde las comunicaciones están en cuentagotas. Los trabajadores de las prisiones se encuentran con ingenios de todo tipo para conseguir hacer entrar y esconder todo lo prohibido. También las drogas, muchas veces dentro del cuerpo, pero también es frecuente que se escondan en la suela de los zapatos o entre las costuras de la ropa. "Hay auténticas obras de arte cosidas a mano ya máquina", dice uno de los funcionarios consultados.
Uno de los últimos avisos que el departamento de Justicia ha enviado a los trabajadores de las prisiones de Catalunya sobre los escondrijos que utilizan los presos o bien las visitas que reciben para esconder objetos son los zapatos manipulados. Según ha podido saber el ARA, bajo la plantilla de unas Nike, un doble fondo escondía más de 200 gramos de hachís. Los funcionarios se dieron cuenta porque notaron que tras el vis-a-vis, el preso y su visita se habían intercambiado las zapatillas.
Estos intentos de hacer entrar en prisión objetos que no están permitidos se pillan sobre todo entre los presos que vuelven de un permiso y entre los familiares que los van a visitar, coinciden los trabajadores consultados. Los paquetes que llegan a prisión pasan un escrutinio riguroso, pero algunos presos intentan esquivarlo. Hace unos días, los funcionarios se encontraron un paquete con unas sandalias que escondían droga dentro de la suela.
El remitente de este paquete es una persona que hasta entonces nunca había tenido contacto con el preso destinatario. De hecho, según ha podido saber el ARA Justicia ha advertido a los trabajadores penitenciarios de que ya es un "denominador común" en la gran mayoría de paquetes requisados: para recibir un paquete sólo hace falta que el interno autorice al remitente, y lo aprovechan para "contratar" a personas dispuestas a realizar estos envíos.
En el caso de estas sandalias, el escáner no detectó la droga escondida dentro de la suela, pero otras veces sí que puede hacerlo. Estos aparatos detectan distintos materiales aunque no sean metálicos, tantos que puede llegar a dar confusiones, dice un trabajador: "Permite ver polvo, marihuana, objetos de plástico... A veces incluso puede ser confuso si un interno ha reparado con pegamento los zapatos".
Por paquetería también pueden llegar prendas que pueden esconder droga, si bien suelen ser "cantidades más discretas" porque es más fácil que se descubra, explica un funcionario. Una doble capa de cosido, las costuras del pantalón e incluso el interior de un pantalón pueden esconder unas cuantas pastillas o pequeñas cantidades de hachís o marihuana, explican los trabajadores consultados.
Por eso, los trabajadores deben comprobar cada rincón de las prendas y palpar cada costura. "La ropa debe registrarse con mucho cuidado. He visto hasta 60 pastillas en el borde de un pantalón", dice otro trabajador con décadas de experiencia en el sistema. También recuerda cómo, cuando los presos podían recibir comida que les enviaba la familia, se había encontrado "naranjas de Valencia que cortadas eran whisky puro" y "sobredosis por embutidos que habían puesto sobre la cocaína para que la grasa la chupara".
Cuando uno de estos ingenios consigue burlar el control y hacer que entre en prisión algo que no debería estar, cualquier rincón es bueno para esconderlo. Recientemente, en las cárceles se han detectado casos como un falso cajetín de una televisión en una celda, hecho con una caja de cartón, para poder guardar drogas u otros objetos. En la cárcel de mujeres de Barcelona, Wad-Ras, recientemente los funcionarios se han encontrado un pedazo del techo enyesado con escayola: la venda y el yeso tapaban un agujero que servía a escondite.
Los funcionarios consultados también se han encontrado dobles fondos en latas de refresco, en los contenedores de la basura e incluso en libros, por lo que no están permitidos los de tapa dura. También explican que es muy común envolver el móvil o la droga en plástico y echarlo en el inodoro atado a un hilo para poder recuperarlo.
El departamento de Justicia, a preguntas del ARA sobre los métodos para detectar objetos prohibidos en las prisiones, se ha limitado a decir que cumple lo estipulado en el reglamento penitenciario sobre el control de paquetería.