Los pesticidas contaminan el agua de 25 pueblos de Lleida

La afectación del agua de boca obliga a los municipios a distribuir garrafas entre los vecinos o tirar de pozos

A.G.F
y A.G.F

L’Espluga CalbaLa crisis que están sufriendo los municipios miembros de la Mancomunitat d’Aigües de Les Garrigues se está convirtiendo en endémica. Por segunda vez en un mes, los 25 pueblos que beben de esta red, repartidos entre las comarcas del Segrià y Les Garrigues, han visto vetado el consumo de agua del grifo debido a un elevado índice de pesticidas. La sequía y la actividad agrícola están provocando repetidas incidencias que afectan el agua de beber, la última desde el pasado viernes y que afecta a estos pequeños municipios, todos por debajo del millar de habitantes.

La Mancomunitat, desde su creación en 1987, utiliza el embalse de Utxesa para el suministro de agua de beber. De hecho, es actualmente el único organismo que coge agua de este lago artificial para el consumo humano. El agua de Utxesa, en el Segrià, se utiliza básicamente para el riego agrícola y para generar electricidad, y últimamente está presentando elevados índices de contaminación. La superficie del embalse es de 242 hectáreas, con un perímetro de casi 20 kilómetros, pero su capacidad se ha reducido a menos de la mitad (4 hectómetros cúbicos en la actualidad) debido a la sedimentación de barros y el crecimiento de la vegetación, básicamente juncales.

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Todo ello explica, en gran parte, que se dispare cada vez más en el agua el índice de herbicidas que los agricultores utilizan en los campos de la zona, hecho que solo se puede paliar parando el suministro, aplicando carboactivos en la planta de tratamiento (ubicada en Sarroca de Lleida) y esperando unos días para que las analíticas den mejores resultados. De hecho, la semana pasada se comprobó que por cada litro de agua del pantano de Utxesa hay hasta 0,4 microgramos de metolacloro, un pesticida muy común entre los agricultores para eliminar las malas hierbas. Lo máximo permitido para el consumo humano es de 0,1.

Pero aparte de los herbicidas, Utxesa está históricamente expuesta a otras incidencias. La última fue el año pasado, cuando se detectó un importante derramamiento de hidrocarburos que también obligó a parar el suministro durante días.

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"Estamos cansados de que se repitan tan a menudo estos problemas que nos obligan a tomar medidas que no nos tocan", explica el alcalde de Bovera, Òscar Acero, que el pasado viernes asumió la determinación de repartir gratuitamente garrafas de agua para sus poco más de 250 vecinos. Iniciativas como esta se han tenido que tomar también en otros lugares, como L'Espluga Calba y La Granadella, donde la brigada municipal ha llevado agua embotellada a la residencia de abuelos y a las casas de la gente mayor.

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Soluciones estructurales pendientes

Hoy mismo habrá una nueva reunión entre el director de l'Agència Catalana de l’Aigua (ACA), Samuel Reyes, y el presidente de la Mancomunitat, Francesc Esquerda, para analizar la situación y discutir posibles medidas que puedan ayudar en caso de que estas crisis se repitan, entre las cuales destacan la compra de más carboactivos para controlar el índice de pesticidas y la financiación de camiones cisterna para llenar los depósitos municipales en caso de que se pare de nuevo el servicio.

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Los alcaldes de la Mancomunitat, sin embargo, ya hace años que reclaman medidas de más envergadura. El alcalde de La Floresta y expresidente del organismo supramunicipal, Jaume Setó, asegura que "la única solución a todos nuestros problemas es conectarnos al embalse de L'Albagés, que es un agua mucho más segura" y que permitiría reducir sustancialmente los costes de bombeo. Este proyecto no está valorado económicamente y su ejecución no está ni siquiera planteada por la ACA a medio plazo. En cualquier caso, el presidente de la Mancomunitat, Francesc Esquerda, ha hecho reiterados llamamientos a pedir ayudas a la Unión Europea, a través del programa Next Generation, para ejecutarlo "lo más pronto posible".

Otros alcaldes reclaman luz verde a utilizar sus propios recursos. El alcalde de L'Albagés, Víctor Masip, explica que está a la espera de que el ACA y Sanidad avalen el consumo del agua de dos surtidores que permitirían dar completa autonomía al pueblo, con menos de 400 habitantes. Otros, como Vinaixa y La Pobla de Cérvoles, recorren a sus propios pozos cuando cortan el agua de la Mancomunitat, pero prohíben el uso para llenar piscinas y regar jardines. "Nuestros recursos son limitados y piden un consumo racional", indican fuentes del Ayuntamiento de Vinaixa.

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Entre todos los 25 pueblos de la Mancomunitat no suman ni 10.000 habitantes y los ayuntamientos perciben el abandono de la administración. "Si esto pasara en un solo barrio de Barcelona, el problema habría sido solucionado en pocas horas", lamenta Òscar Acero.