La recogida selectiva de residuos se encalla en el área de Barcelona y no pasa del 38%
Solo ocho de los 36 municipios metropolitanos cumplen lo que fija la UE y separan bien al menos la mitad de la basura
BarcelonaUna vez superada la parálisis por la pandemia, muchas actividades (la restauración, el turismo) se recuperaron parcialmente el año pasado y, con ellas, también el volumen de residuos. La metrópoli de Barcelona generó más de 1,5 millones de toneladas de basura y solo un 38% acabaron en el contenedor correcto, abriendo la puerta a la reutilización y el reciclaje de los materiales. La cifra de recogida selectiva no solo no mejoró respecto al año anterior (38,4%), sino que retrocedió unas décimas y siguió bastante lejos de los que eran los objetivos europeos para el 2020: llegar a un 50% de residuos recogidos separadamente.
En la lista de los municipios que sí que cumplen con los objetivos hay sólo ocho nombres: Begues, Catellbisbal, Pallejà, el Papiol, Sant Cugat del Vallès, Sant Just Desvern, Torrelles de Llobregat y Tiana. En algunos casos, se trata de localidades que han optado por cambiar el sistema de recogida y avanzar hacia modelos más individualizados, como el puerta a puerta, que están "dando resultados", según ha destacado el vicepresidente de Ecología del área Metropolitana de Barcelona (AMB), Eloi Badia. A pesar de todo, ha admitido, la mejora individual de algunos todavía resulta "demasiado lenta" a nivel colectivo.
Si se mira por materiales, hay diferencias notorias en cuanto al grado de cumplimiento de la recogida selectiva. En el lado positivo está el vidrio, con una tasa de recogida del 61% y la única que satisface en estos momentos el mandato de la UE. En cambio, el papel y cartón que se recoge separadamente es solo del 44% y todavía más bajas, del 39% en los dos casos, son las tasas de recogida tanto de los envases de plástico, brics y latas (el contenedor amarillo) como de los residuos orgánicos. Poniendo la lupa sólo sobre la ciudad de Barcelona, se encuentra por encima de esta media metropolitana en todos los contenedores excepto en la ratio de envases de plástico recuperados, que no llegan ni a un tercio de todos los que se consumen en la ciudad (30%).
De los resultados del AMB depende en buena parte el salto adelante que tiene que dar Catalunya para cumplir con el mandato europeo en materia de residuos. En 2020 (último dato disponible) la recogida selectiva en todo el país fue del 46%, a cuatro puntos del mandato de la UE. La propuesta de ley del Govern, de hecho, plantea cambios sobre cómo implementan las grandes ciudades la tasa justa de residuos que premie a los que más y mejor reciclen, en 2025 a más tardar. Además, el futuro texto propone nuevos impuestos para reducir los plásticos desechables y favorecer la reutilización y fija objetivos de reciclaje incluso por encima de la directiva europea, como por ejemplo llegar al 60% en 2025.
Hacer cambios en los sistemas de recogida de residuos, ha vaticinado Badia, también será una necesidad económica para los municipios, a los cuales se les encarecerán las tasas por cada tonelada de basura que acaba en el vertedero o en la incineradora. Según el AMB, las ciudades que más material recuperen para el reciclaje pueden llegar a pagar hasta tres veces menos que las que separan peor. Hoy la tasa metropolitana de tratamiento y disposición de residuos, de hecho, oscila entre los 50 y los 107 euros por hogar y año en función de la generación de residuos y el índice de reciclaje.
El año pasado, el 27% de los residuos metropolitanos acabaron incinerados (lo que se denomina valorización energética) después de ser descartado cualquier aprovechamiento material. Este proceso, según el ente metropolitano, generó unos 214.500 MWh de electricidad. Otra cuarta parte de la basura (el 26%) acabó en el vertedero después de un tratamiento previo en las plantas de residuos (ecoparcs) donde se descartó cualquier otro aprovechamiento.