La tormenta seca, el peligroso fenómeno que puede provocar incendios
Un rayo en estas circunstancias puede generar y descontrolar fuegos forestales en poco tiempo
BarcelonaLos incendios forestales son habituales en nuestro clima mediterráneo en los meses de verano. Pero en los últimos años han aumentado el número de fuegos y su extensión y virulencia a causa del calentamiento global y los efectos de la crisis climática. El 80% de los incendios son causados por humanos, sean fuegos provocados o fuegos que se han originado por accidentes o negligencias. Pero cuando el origen lo encontramos en causas naturales, existe un término que preocupa especialmente: la tormenta seca.
Se trata de un fenómeno meteorológico que es especialmente peligroso para los bosques cuando el riesgo de incendio forestal es elevado. Una tormenta seca se caracteriza porque apenas lleva asociadas precipitaciones. Y, si llueve un poco, la mayor parte de esta agua acaba evaporándose antes de tocar el suelo. Pero, a pesar de la ausencia de lluvia, la tormenta va acompañada de rayos y fuertes ventoleras, y eso es lo que la hace muy peligrosa.
Una tormenta que en verano no remoja el terreno pero que sí genera descargas eléctricas en un territorio seco y calentado es una auténtica amenaza para los bosques, especialmente en un clima como el mediterráneo, caracterizado por veranos cálidos y nada lluviosos. Por tanto, un rayo en estas circunstancias puede generar y descontrolar incendios forestales en pocos instantes, como ha ocurrido estos últimos días en algunos puntos de la Península Ibérica. Y también este mismo martes en Alins, en Lleida, donde ha habido un pequeño incendio provocado por un rayo en una zona boscosa.
Además de los rayos, las fuertes y cálidas rachas de viento que se producen durante una tormenta seca facilitan la propagación de un fuego a una velocidad muy rápida de las llamas que puede provocar que se descontrole un incendio en poco rato.
Un fenómeno de estas características se genera en condiciones de aire seco y cálido con poca humedad en las capas bajas y medias de la atmósfera. Unos ingredientes que son cada vez más habituales e intensos en verano, ya que las olas de calor o los episodios de calor extremo son año tras año más frecuentes y persistentes.
La crisis climática provoca que fenómenos extremos como éste sean más probables y peligrosos, pero también que los bosques sean más vulnerables. Una combinación fatal que aumenta el riesgo de incendio forestal y de sufrir un fuego violento de sexta generación. En caso de tormenta seca, es importante refugiarse en lugares cerrados y seguros para evitar el impacto de los rayos, puesto que la falta de lluvia puede provocar una falsa sensación de seguridad.
Los rayos latentes, el inicio silencioso de un incendio
Los rayos son una de las principales causas de incendio forestal de origen natural, pero no siempre provocan un fuego de forma inmediata. En ocasiones impactan contra un árbol y los efectos de la descarga quedan almacenados en el interior del tronco, donde va avanzando una combustión lenta debido a la poca cantidad de oxígeno. Es lo que se conoce como rayo latente, un fenómeno que puede llegar a generar un incendio horas o incluso tres días después de la tormenta.
Detectarlos es muy difícil, ya que no generan ninguna columna de humo previa y no son visibles a simple vista. Nadie le espera, y este factor sorpresa y silencioso le hace especialmente peligroso, porque cuando las condiciones meteorológicas empeoran y el terreno se reseca es cuando puede salir fuego del tronco e iniciarse un incendio. Un rayo latente puede producirse tanto en una tormenta seca como en una tormenta acompañada de precipitaciones.