Medio ambiente

Vendimia en julio: la campaña más prematura en cien años

Las últimas olas de calor y la sequía comprometen la cosecha de este año

Albert González Farran

LleidaLa vendimia ya ha empezado. La bodega Raimat, en el Segrià, uno de los principales productores de uva de Catalunya, ya ha hecho la tradicional acción publicitaria de inicio de campaña. Pero lo ha hecho una semana antes de lo que es habitual. Es la primera vez en cien años de historia de la bodega, de hecho, que se empieza a cosechar la uva en julio.

Los productores de uva de toda Catalunya admiten que están ante una campaña inédita por culpa de la sequía y de las últimas olas de calor, sobre todo las que tuvieron lugar durante el mes de junio. "La temperatura ha sido muy alta y algunas variedades, sobre todo las más tempranas, han quedado afectadas", explica Robert Savé, experto en viticultura y cambio climático e investigador emérito del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA). Estas variedades tempranas son básicamente chardonnay, moscatel, macabeo y pinot noir. "Si no avanzáramos la vendimia, estas variedades podrían acabar dando un grado de alcohol excesivo al vino", concluye Savé.

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"La temperatura media en Raimat no ha sido excepcionalmente diferente de la media de la última década, pero sí que han afectado las olas de calor de junio", ha indicado el director de la bodega Raimat, Joan Esteve. En zonas como Terra Alta, las variedades syrah y cariñena "también sufrieron mucho estas olas", añaden fuentes del IRTA.

Pero, además de las temperaturas, también se está añadiendo el impacto de la sequía. "La uva está hídricamente demasiado estresada y no madura suficente", alerta el responsable de la viña del sindicato Unió de Pagesos, Josep Marrugat. A pesar de que los años más secos permiten minimizar la posibilidad de plagas y enfermedades en la uva y reducir el uso de fitosanitarios, "este año la sequía está siendo excesiva", concluye Marrugat.

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La estimación de los sindicatos es que en esta campaña no se llegarán a cosechar 400 millones de kilos de uva en el conjunto de Catalunya (el año pasado fueron unos 420), mientras que el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (Incavi) fija la reducción de la producción alrededor de un 15%. Algunos productores del secano (que representan el 70% de todas las tierras de viña catalanas) fijan la mengua en más del 50%. "Está siendo una campaña desastrosa", reconoce Ramon Boleda, un labrador de Verdú (Urgell) que recuerda que el sector también está gravemente afectado por los ataques de la fauna salvaje, especialmente los conejos.

Carme Domingo, ingeniera técnica del Incavi, explica que sus estimaciones, que se basan en los muestreos de sus técnicos y los de las denominaciones de origen catalanas, están fundamentadas en la probable caída de la variedad macabeo, una de las más importantes del país. "Hemos comprobado que el número y la medida del grano de esta uva este año están siendo más pequeños que en campañas anteriores", argumenta Domingo.

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En cualquier caso, los expertos recuerdan que la campaña apenas acaba de empezar y que las estimaciones pueden variar en función de las lluvias que puedan caer durante los próximos meses. Las precipitaciones que se registraron el pasado jueves en diferentes puntos de Catalunya pueden ayudar a una posible mitigación de la sequía, "pero fueron unas lluvias demasiado irregulares", precisa Marrugat.

Adaptarse al cambio climático

Los responsables de la bodega Raimat reconocen que sus viñas no sufrirán una caída en la producción (estimada como cada año en 6,5 millones de kilos), sobre todo gracias al riego. A pesar de todo, el director asegura que las altas temperaturas se prevén más frecuentes en el futuro y esto obliga a la bodega "a adaptarse y a buscar técnicas para mitigarlo". En este sentido, su bodega tiene la capacidad de utilizar el riego siempre que se prevén olas de calor. "Con ayuda del IRTA tenemos la capacidad de hacer previsiones a una semana vista", detalla Esteve.

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Para los productores del secano, las técnicas para mitigar el calor tienen que ser obviamente otras. Por un lado, se propone una poda reducida de los cepos para que tengan más sombra y, por el otro, la recuperación de variedades ancestrales. Precisamente el IRTA está trabajando en varios proyectos para rescatar tipos de uvas que históricamente se habían desestimado porque maduraban demasiado poco a poco. Con el cambio climático, lo que antes era un defecto de esta uva ahora se está convirtiendo en una ventaja.

Combinación de clones e, incluso, modificaciones genéticas son otras opciones que el IRTA propone como alternativas para afrontar las futuras altas temperaturas del campo.

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La adaptación tecnológica a la nueva situación climática, añadida al encarecimiento de los carburantes y de los productos fitosanitarios (sobre todo el azufre y el cobre), está haciendo que la producción de uva sea cada vez más cara. Por primera vez, el departamento de Acción Climática publicó hace dos semanas un estudio de los costes de producción en la viña, que se han demostrado más altos este año que en campañas anteriores. Según este informe, largamente reclamado por los sindicatos para "dotar de más transparencia y equidad a la cadena de valor", la producción de la uva se ha encarecido cinco céntimos por kilo de media. "Hasta ahora estábamos viviendo una situación de abuso y, con estos datos en la mano, podremos concienciar mejor al sector del vino y, a la larga, a los propios consumidores", argumenta el responsable de Unió de Pagesos.