Rescate de los 350 coches de lujo del parking de la Vila Olímpica
Una sentencia autoriza al dueño de los vehículos a retirarlos todos
BarcelonaUno a uno. El primero del día ha sido un Sunbeam Alpine, un coche pequeño y deportivo fabricado en Reino Unido en los 60, y el segundo un Ford Mustang GT-500, una bestia que puede llegar a los 800 caballos de potencia. Poco a poco los coches suben la rampa y salen a la calle después de pasarse dos años encerrados bajo tierra. Detrás suyo irán saliendo el resto: aproximadamente 350 vehículos de alta gama que, por un litigio, habían quedado atrapados en la segunda planta del aparcamiento de la Vila Olímpica. Un juez acaba de autorizar al dueño de todos estos vehículos a retirarlos todos y, desde lunes, el mismo propietario, el empresario J.P., y un ayudante los sacan del aparcamiento para cargarlos en una grúa y trasladarlos a un almacén.
El procedimiento es el siguiente: en la segunda planta del sótano hay un mecánico del RACC con un vehículo de asistencia, y arriba, en la puerta del parking, en la calle Rosa Sensato de la Villa Olímpica, se espera la grúa. J.P. y su ayudante sacan cada día una quincena que después cargan en la grúa que se los lleva. Necesitarán semanas para retirar todos los Ferraris, Porsches, Lamborghinis y otros vehículos de lujo que este coleccionista acumulaba en el aparcamiento. Todos están cubiertos con plásticos transparentes y muchos tienen los neumáticos podridos por culpa de un escape de agua que hubo hace meses. También tienen la batería descargada porque no se han puesto en marcha durante todo este tiempo. En la tétrica planta hay durante las 24 horas del día un vigilante de seguridad privada contratado por el coleccionista, que ha protegido los vehículos mientras llegaba la sentencia que permitiera rescatarlos.
El conflicto empezó hace más de dos años, tal como destapó este diario. El coleccionista de vehículos de lujo pactó un precio con el empresario que gestionaba el aparcamiento, Jacinto Díaz, a cambio de aparcarlos todos en la segunda planta. Según Díaz, la situación se volvió "insostenible" porque cada vez había más vehículos e incluso, según asegura, "había problemas de seguridad". Díaz, que acumula diferentes denuncias de otros clientes, pidió al coleccionista que retirara algunos vehículos y le subió el precio del alquiler, siempre según su versión. El coleccionista, que no ha querido responder a las preguntas de este diario, no aceptó la nueva tarifa, que era desorbitada, y Díaz se quedó los vehículos. Lo hizo aplicando la ley 40/2002, una normativa que da a los parkings el derecho a no entregar los vehículos si el cliente no paga el precio del aparcamiento. El coleccionista lo denunció y ahora la justicia le ha dado la razón.
Diferentes causas pendientes
El Centre Comercial La Vila está gestionado por Olympic Moll, que es una filial de Mercasa, una empresa pública que depende de la administración del Estado. Olympic Moll adjudicó hace 30 años la explotación del aparcamiento a la empresa Merpro S.L., propiedad de Jacinto Díaz. La concesión caducó el 31 de diciembre de 2020 pero Díaz no se marchó. Desde entonces, este hombre continúa explotando el aparcamiento pero de forma irregular. Díaz empezó a aplicar tarifas más caras a los clientes que tenían plazas alquiladas, como es el caso de este coleccionista millonario, pero también el de pequeños empresarios que todavía no han podido recuperar sus coches y motos. Sobre la mesa hay denuncias contra Díaz por amenazas, coacciones y por el robo de vehículos, mientras que uno de sus trabajadores también denunció a una clienta por un intento de atropello mientras intentaba sacar un vehículo del parking. Quien también acudió a los tribunales es la empresa pública Mercasa, que denunció a Díaz porque estaba ocupando el aparcamiento. Mercasa quiere echarlo e iniciar un nuevo concurso público que desbloquee la situación. Meses antes de que se acabara la concesión, Díaz subrogó la explotación del aparcamiento a Falcar Ibérica, una empresa que gestiona un amigo suyo, Manuel Sánchez. La justicia estudia ahora si esta subrogación, que de momento solo reconocen Díaz y Sánchez, tiene algún fundamento jurídico.
El litigio ha generado mucha tensión en el centro comercial y ha perjudicado enormemente el día a día de los tenderos, porque Díaz también decidió dejar de dar dos horas de aparcamiento gratuito a los clientes que hicieran alguna compra en el centro comercial. Además, los tenderos también denuncian que, más allá de este conflicto, la propiedad del centro comercial, la empresa pública Mercasa, hace un mal mantenimiento del espacio.