Semana contra la soledad no deseada

1,6 millones de catalanes se sienten solos

Sufrir soledad no es una enfermedad pero puede ser síntoma o desencadenante de un trastorno mental o problemas físicos

Barcelona“No recuerdo la última vez que reí de felicidad”. Elena Muñoz, de 59 años, habla flojito, como si no quisiera molestar y acompañándose con un ligero movimiento de manos, aunque cada palabra que pronuncia cae como una losa a la que le escucha. La soledad le ha atrapado y la ha ido aislando física y emocionalmente de su entorno de amistades, hasta el punto de que se pasa casi todo el día sola en su habitación, aunque convive con su hermana. A veces, intenta convencerse para estar más animada, pero no hay forma. Del supermercado a casa y de casa al médico. Ahora ha empezado a pintarse un poco, pero si hace memoria, desde antes de la pandemia no se ha comprado ropa. Total, ¿por qué? “La tristeza interna no se va, no tienes ilusiones, ni quieres quedar con las amigas. Es superior a tus fuerzas y estás triste, aunque sonrías”, dice haciendo un paréntesis en la reunión del grupo contra la soledad no deseada que cada jueves organiza la Obra Social de San Juan de Dios en el centro cívico del barrio de Sant Ildefons de Cornellá de Llobregat.

Las cifras de la soledad no deseada

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Iniciativas como ésta proliferan en toda la geografía catalana, impulsadas por entidades del tercer sector o instituciones públicas para hacer frente a un problema grave que afecta al 20% de la población, es decir, a 1,6 millones de catalanes (el 32% de mujeres y el 20% de los hombres), según el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada. Sandra Escapa, socióloga de la Universidad de Barcelona, ​​especializada en la soledad no deseada (SND, a partir de ahora), la define como "la discrepancia entre la cantidad o la calidad de las relaciones que tenemos y las que quisiéramos tener". No es una enfermedad por sí misma, pero sí puede ser el síntoma o el desencadenante de un trastorno mental o de problemas físicos por la apatía y la falta de movimiento. "Hay estudios que muestran que tiene una tasa de mortalidad más alta que el tabaco", dice. Aunque puede ser crónica (el 60% la sufre hace más de tres años), es reversible.

Encaja en la definición el caso de Mercè (49 años, y no quiere identificarse), que entendió que el “vacío existencial” era en realidad “soledad” una vez se separó y se dio cuenta de que en los últimos años del matrimonio había sido "insatisfecha e infeliz". Nunca nadie le hizo ningún comentario ni notó nada extraño, porque Mercè siguió comportándose “como siempre”. Incluso –apunta– se mantenía "sociable sin ánimo de fingir". De hecho, la SND causa un intenso dolor emocional y no tiene que ver consigo una red social, matiza Escapa, que indica que hay gente que “se siente sola y no está sola”.

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Aunque no es un fenómeno nuevo, los expertos coinciden en que va al alza y, en este punto, el director de la Obra Social San Juan de Dios, Juanjo Ortega, señala la deriva hacia una sociedad “más capitalista y individualista” que provoca mayor aislamiento social sobre todo –aunque no es exclusivo– entre los colectivos más vulnerables. Hay factores que influyen, como vivir solo, la edad o la discapacidad, porque, según Ortega, "se acomoda en aquellas personas que tienen menos oportunidades para socializar, de modo que excavan un pozo del que, solas, difícilmente se 'saldrán'.

"Un problema social, no individual"

Las causas de la soledad involuntaria son diversas, así como sus efectos, y afecta a cualquier edad. Ahora bien, si se sigue la línea de la vida, la soledad no deseada marcaría una forma de U, es decir, con mayor prevalencia entre los adolescentes y jóvenes y la gente mayor, subraya Escapa. En cualquier caso, la socióloga indica que debe abordarse como “un problema social y no individual”, teniendo en cuenta que las causas y las consecuencias son estructurales.

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Es bajo esta premisa que Reino Unido y Japón han constituido ministerios de la soledad no deseada, y le han dado así una “relevancia política y social”, afirma Escapa, que apunta que el abordaje debe hacerse teniendo en cuenta todas las edades, así como la arquitectura de las plazas para poder crear "espacios de cohesión". También elAyuntamiento de Barcelona ha diseñado una estrategia municipal con un mapa de servicios y actividades. La entrada en la agenda pública ayuda a la desestigmatización de los problemas, pero Ortega avisa de que es esencial poder atender las necesidades de forma integral, desde la salud hasta la vivienda o el trabajo, así como facilitando la inclusión social de las personas que sufren el aislamiento.

En este punto, Jordi Ramón, enfermero del Parque Sanitario San Juan de Dios y dinamizador de grupos contra la SND, subraya la necesidad de dejar de "medicalizar el malestar de vivir" que puede conducir a la depresión o la ansiedad y asegura que servicios como el que ofrece "hacen ahorrar" en el erario público, ya que se "vacian las consultas médicas": a partir de sus datos, afirma que los 83 participantes del grupo consumían fármacos por valor de 147.000 euros, una cifra que se redujo a 100.000 euros en un año de terapia grupal. Y, además, se convierten en agentes contra la soledad, porque cuando se ven fuertes, "van a buscar a personas solas y las llevan al grupo".

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Escapa señala esta "corresponsabilidad" como factor para "romper" la SND. Como dice Ortega, "no se necesitan superhéroes", sino personas que estén dispuestas a ofrecer presencia y escucha a quien lo necesite, y hace valer el papel del voluntariado –como se demostró durante el confinamiento.

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"Las bibliotecas también son un punto de socialización para personas que necesitan llenar su tiempo con actividades", reivindica Verónica Maldonado, que tras el mostrador atiende a menudo a usuarios recién jubilados o que viven solos que se interesan por los clubs de lectura. A veces, la casa de los libros es también un refugio, como el de una mujer adulta que desde que murió su madre pasa muchas horas mirando películas o incluso haciendo una gata. Por su parte, Mercè, en fase de recuperar “la alegría de la vida” gracias al deporte ya los "mil cafés con las amigas", explica con sus palabras lo que confirma la ciencia: “No te n das cuenta, pero puedes estar sola rodeada de gente que te quiere y tú viendo tu vida como si fuera una película de Isabel Coixet”.

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