Salud

Encuentran metales en los tampones: ¿qué comporta para la salud de las mujeres?

Se han detectado niveles bajos de estos elementos, pero los expertos admiten que se necesitan más investigaciones

Dana G. Smith / Katie Mogg / The New York Times
y Dana G. Smith / Katie Mogg / The New York Times

Un nuevo estudio sobre tampones ha despertado preocupación entre las mujeres. La investigación, publicada en la revista Environment International, ha demostrado que hay unos 16 tipos de metales diferentes en una amplia gama de tampones vendidos en Estados Unidos y Europa. Desde que la noticia se publicó, las redes sociales han hervido con comentarios de alarma por parte de usuarias que dicen cosas como "Muy amables por decirnos que han encontrado plomo y arsénico en los tampones que utilizo desde que hace veinte años empecé a tener la regla".

Ahora bien, aunque estos descubrimientos pueden asustar a las consumidoras de estos productos de higiene menstrual, varios expertos –entre ellos una de las autoras del estudio en cuestión– afirman que no suponen ningún motivo para entrar en pánico ni para dejarlos de utilizar de forma inmediata. Los niveles de sustancias químicas tóxicas detectados, también de arsénico y plomo, son muy bajos. Además, dos estudios previos del mismo grupo de investigadores no encontraron niveles de los metales en sangre significativamente más altos en mujeres que utilizan tampones que en mujeres que no utilizan.

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"Realmente, se han encontrado pequeñas cantidades de estos metales en todas partes", afirma la doctora Bethany Samuelson Bannow, profesora asociada de medicina especializada en hematología en la Universidad de Salud y Ciencia de Oregón, que no participó en el estudio. "En realidad, me preocuparía menos tener estos metales en los tampones que tenerlos en alimentos o en el agua", añade.

Qué encontró el estudio

Los investigadores analizaron 30 tampones de 14 marcas diferentes para detectar 16 tipos de metales: arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y zinc. Doce de estos elementos estaban presentes en todos los tampones estudiados, mientras que el mercurio y el cromo se detectaron en menor número de muestras. Según el estudio, en todas las marcas de tampones incluidas en la muestra los niveles más altos eran de zinc y calcio, y los más bajos de arsénico. "Sinceramente, nos sorprendieron los resultados", admite Marianthi-Anna Kioumourtzoglou, profesora asociada de ciencias de la salud ambiental en la Universidad de Columbia y una de las autoras del estudio.

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Al comparar diferentes variedades de tampones, los investigadores no encontraron ninguna diferencia en las concentraciones de metales en función de si eran tampones con o sin aplicador. Los tampones no ecológicos tenían niveles más altos de plomo, pero los tampones ecológicos tenían niveles más altos de arsénico. Los productos de marca y marca blanca tenían cantidades diferentes de algunos metales, pero ninguna clase o marca de tampón tenía niveles constantemente más bajos de todos o de la mayoría de los metales.

Ahora bien, el documento no menciona ninguna marca específica de tampones, porque los científicos pensaron que esto podría distorsionar los hallazgos, según Kioumourtzoglou. "El hecho de que estuviera en el 100% de nuestras muestras es un problema mucho más importante que [saber cuál es] la marca en concreto", dijo.

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Los investigadores no saben exactamente cómo llegaron los metales a los tampones, pero tienen algunas teorías. Una es que el algodón utilizado para realizar los tampones podría haber sido expuesto a metales a través de pesticidas oa través del aire, el suelo o el agua. Los contaminantes también podrían haberse acumulado durante el proceso de fabricación, y algunos metales podrían haberse añadido deliberadamente a los tampones. El zinc, por ejemplo, puede actuar como antimicrobiano.

Qué puede significar para la salud

Sobre si los metales de los tampones pueden absorberse a través de la vagina, los expertos reconocen que es una pregunta abierta sobre la que hay poca investigación. "Los tampones están destinados a absorbernos a nosotros. No creo que haya ninguna evidencia, consiguientemente, de que el cuerpo absorba nada de los tampones", plantea Bannow, si bien admite que "hay que hacer" un estudio que lo confirme claramente. Algunos de los metales encontrados son realmente beneficiosos para el cuerpo, puntualiza la investigadora. De hecho, muchas personas toman suplementos de hierro, zinc o calcio, por ejemplo.

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En cuanto a los metales tóxicos, las cantidades detectadas eran muy bajas, según Jennifer Lincoln, obstetra afincada en Portland. Hizo un vídeo en TikTok que contextualizaba los hallazgos después de que varias seguidoras lo etiquetaran en vídeos de mujeres que estaban alarmadas por los resultados. Según las directrices de la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA), las mujeres "en edad fértil" deberían tener niveles sanguíneos inferiores a 8,8 microgramos de plomo por decilitro de sangre. El estudio detectó una media de 0,12 microgramos de plomo en los tampones.

Los niveles de arsénico hallados en el estudio tampoco deberían ser un motivo de preocupación, añade Lincoln. "Probablemente, la gente está expuesta a más arsénico cuando come arroz". Sin embargo, la doctora Shruthi Mahalingaiah, ginecóloga y profesora adjunta de salud ambiental, reproductiva y de la mujer en la Universidad Harvard, recuerda que muchas mujeres utilizan tampones varios días al mes durante décadas y que la exposición acumulada podría ser motivo de preocupación. "Puede decir «¡Pero si todos están por debajo del límite!», pero si una persona joven los utiliza durante toda su vida podría haber una carga corporal acumulada", dice.

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Se necesitan más investigaciones para determinar qué riesgo, si existe, representan los metales que existen en los tampones para la salud de las mujeres. Por el momento, Kioumourtzoglou dice que "estos resultados no representan ningún motivo para entrar en pánico". "Los pescaclicos en las redes sociales se hacen virales más rápidamente que las discusiones matizadas", afirma Lincoln, quien subraya: "Debemos separar los hechos de la ficción".

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