Salud

"Hoy vivo con esperanza después de 38 años haciendo diálisis"

Miguel Ángel Fernández es el primer paciente en Europa que recibe un riñón gracias a un nuevo fármaco experimental que reduce el riesgo de rechazo

BarcelonaUna vida nueva, "con esperanza y más libre". Así describe su presente Miguel Ángel Fernández, un paciente del Hospital Vall d'Hebron de 54 años, que hacía 38 que convivía con sesiones semanales de diálisis. La suya era una insuficiencia renal crónica terminal, y su caso concreto, uno de los que se considera inoperable por el altísimo riesgo de rechazo si se somete a un trasplante. Hace tres meses, sin embargo, el sueño de recibir un riñón que lo alejara de vivir supeditado a una máquina se hizo realidad después de dos intentos de trasplantes fallidos.

Un nuevo fármaco experimental en Europa lo ha convertido en el primer paciente con sus características que supera con éxito la operación. La clave es que el nuevo tratamiento con imlifidasa erradica del todo los anticuerpos del paciente de manera transitoria y abre "una ventana de oportunidad de entre 5 y 6 días para hacer la intervención" sin que aparezcan las señales de "rechazo hiperagudo" del órgano, un riesgo que en estos casos complejos se puede dar incluso en el primer momento en quirófano, según explica gráficamente el jefe de nefrología y trasplante renal del Vall d'Hebron, Oriol Bestard.

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Con los anticuerpos eliminados, se facilita la intervención quirúrgica y se asegura la aceptación del nuevo órgano con más garantías en los primeros compases del trasplante. Más tarde, reconoce Bestard, los anticuerpos vuelven a producirse en el organismo, pero entonces el paciente puede hacer frente con otros tratamientos inmunosupresores convencionales. A pesar de tratarse todavía de un fármaco en estudio clínico de fase 3 —está previsto que se operen a 50 pacientes europeos con esta nueva molécula—, los resultados son esperanzadores: "Es probable que la supervivencia al trasplante no sea comparable a la de los que reciben un riñón compatible, pero puede permitir vivir con el riñón funcionando durante un largo periodo de tiempo sin que haga falta diálisis y mejorando la calidad de vida", añade Bestard.

El antes y el después de la intervención lo certifica Fernández, acostumbrado a unas rutinas que no le permitían ir de vacaciones, por ejemplo, sin toda una planificación previa. "Vivía tres días a la semana con la diálisis, que quería decir perder cinco horas de tu vida, porque si no, me podía morir", explica. Para él, buscar unos días de desconexión en un lugar remoto y tranquilo era impensable: "No hacías vacaciones como una persona normal, tenías que escoger ciudades donde hubiera equipos de diálisis y plazas para poderte asegurar el tratamiento". Pero no solamente el ocio se resentía: "También el trabajo tenía que ser en una empresa dispuesta a adaptarse a tus horarios".

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Por eso, dice, estos meses trasplantado le han dado "un brizna de esperanza, un cambio de vida después de 38 años de diálisis". El tratamiento que sigue ahora es ambulatorio, de controles periódicos, y con medicación oral. "Son pacientes que llegan muy frágiles al trasplante y que después requieren unos cuidados complejos y muy específicos", subraya la enfermera supervisora de trasplantes del Vall d'Hebron, Adela Amat.

Un gran potencial de beneficiarios

El equipo médico del Vall d'Hebron y del instituto de investigación que lidera el proyecto, el VHIR, confía en el potencial de la nueva molécula, que puede beneficiar a un número importante de pacientes que hoy esperan un riñón, pero no tienen opciones de encontrar uno compatible. "Estamos hablando de un 10% o un 15% de los que hoy están en lista de espera", subraya el jefe de sección de la unidad de trasplante renal, Francesc Moreso.

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El doctor añade que en los casos de pacientes jóvenes la ganancia de poder llevar a cabo estas intervenciones y no abocarlos directamente a décadas de diálisis puede ser muy grande: "Estamos hablando de duplicar la expectativa de vida".

El estudio en que participa el Vall d'Hebron está en lo que se considera la fase previa a la aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), y en el ensayo en curso se tratarán 50 pacientes que por sus características inmunológicas, como Miguel Ángel, se considera que es muy difícil que encuentren un donante compatible. En España participan también el Hospital Clínic y el 12 de Octubre en Madrid.