“Ingresar” a toda la familia para tratar los trastornos alimentarios más graves en niños
El nuevo modelo de Salud y San Juan de Dios quiere evitar las recaídas
BarcelonaLa pandemia impactó plenamente en la salud mental de niños y adolescentes y fue un detonante de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), como la anorexia nerviosa y la bulimia. Si bien las cifras han disminuido ligeramente después de la escalada de diagnósticos causada por la cóvida, el número de personas atendidas por este tipo de trastornos se mantiene todavía muy por encima de las cifras previas a la crisis sanitaria de 2020. En niños y adolescentes Además, existen casos de alta complejidad que requieren una atención más especializada y un abordaje diferente. Desde octubre pasado, una parte de estos pacientes graves se atienden en el Hospital Sant Joan de Déu dentro de un modelo innovador en el Estado. La unidad se centra en la familia al completo y esto significa que el paciente ingresa junto a los padres y hermanos. Este “ingreso familiar” se realiza en un piso tutelado y forma parte del proceso de recuperación del niño.
La idea es que este entorno favorezca la recuperación de aquellos casos más resistentes al abordaje habitual de los TCA. "El objetivo es evitar el efecto de la puerta giratoria", concretó el psicólogo infantil y jefe de la unidad, Eduard Serrano. Es decir, es necesario romper el ciclo de recaídas de aquellos pacientes que, una vez salen del centro porque están progresando en la recuperación, ven truncada la mejora y reaparecen los síntomas. De hecho, Serrano ha advertido de que es necesario abordar estos casos más complejos para prevenir la cronicidad de los trastornos alimentarios en los adultos, que representan el 30% del total de casos diagnosticados.
La unidad de San Juan de Dios prevé el ingreso de la familia y del paciente en un apartamento cerca del centro con el objetivo de reducir el período de hospitalización inicial y desplazar el tratamiento a su entorno natural. "Para abordar con éxito los trastornos de la conducta alimentaria es necesario un tratamiento intensivo e implicar a la familia. Por eso, el tratamiento se centra en empoderar a la familia, fomentar la autonomía del paciente e integrarlo en la comunidad", ha añadido Serrano. Actualmente, existen diez casos en tratamiento y, desde que entró en funcionamiento, ya han dado un alta.
Así pues, la novedad de este modelo es que, después de una primera fase de hospitalización, se incorpora a la familia en el tratamiento. Padres y hermanos del paciente se trasladan a uno de los apartamentos que el hospital ha habilitado cerca del centro para continuar con su recuperación y realizan terapias individuales y grupales. "Pedimos a las familias que puedan detener la vida normal e ingresar con su hijo", ha explicado el jefe de la unidad, quien ha añadido que este ingreso es un requisito obligatorio para participar en el programa. En esta fase, los profesionales del centro dan herramientas a las familias para hacer frente a situaciones del día a día a consecuencia de convivir con una persona que tiene un trastorno de estas características.
Para contrarrestar el aumento de trastornos alimentarios, la conselleria de Salut también presentó hace casi un año un plan de choque con el objetivo de agilizar la atención de estos pacientes ampliando las plantillas y abriendo nuevas plazas en los hospitales de día y las unidades especializadas.
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